Moscú ha aceptado una tregua en el Mar Negro, aunque con una condición clave: el levantamiento de las sanciones occidentales. Sin embargo, Rusia ha dejado claro que su compromiso con esta tregua dependerá exclusivamente de que se alivien las restricciones a sus exportaciones agrícolas y al sector bancario, una exigencia que Ucrania y sus aliados rechazan firmemente.


Moscú, Rusia – En un escenario geopolítico cargado de tensiones, Rusia ha manifestado su voluntad de aceptar una tregua en el conflictivo Mar Negro, pero lo ha condicionado al levantamiento de las sanciones occidentales que afectan a sus exportaciones agrícolas y su sistema bancario. Esta postura, que aumenta la complejidad en las negociaciones internacionales, se produce en el marco de un acuerdo tentativo promovido por Estados Unidos entre Ucrania y Rusia, diseñado para garantizar la seguridad en el transporte marítimo en esta zona estratégica.

El anuncio del acuerdo llegó el 25 de marzo de 2025, tras tres días de intensas conversaciones indirectas llevadas a cabo en Riad, Arabia Saudita. Sin embargo, el alcance del entendimiento es limitado y no representa un alto el fuego total. Más bien, es un esfuerzo enfocado en reducir las tensiones y proteger la navegación comercial en uno de los puntos neurálgicos de la seguridad marítima global.

En términos concretos, este acuerdo establece lo siguiente:

  • Garantías de que los buques comerciales que transiten por el Mar Negro estarán libres de ataques.
  • Compromiso de ambas naciones de evitar acciones militares que puedan comprometer el transporte marítimo en la región.
  • Prohibición del uso de buques comerciales con fines militares.

Las similitudes con el acuerdo de granos del Mar Negro de 2022, mediado por Naciones Unidas y Turquía, son notorias. En aquel momento, aquel pacto permitió la exportación de granos desde Ucrania pese al conflicto en curso. Sin embargo, esa iniciativa se desmoronó en 2023 tras la retirada de Rusia, argumentando que Occidente no había cumplido con la eliminación de restricciones a sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes.

El Kremlin ha dejado claro que su cooperación plena depende de un cambio en la postura de Estados Unidos y Europa, específicamente en relación con las sanciones económicas impuestas. Entre las demandas rusas destacan el levantamiento de las restricciones a sus bancos y la restauración de su acceso al sistema de pagos internacional SWIFT. Estas exigencias han tropezado con la marcada oposición de Ucrania y sus aliados occidentales, quienes consideran que ceder en este aspecto fortalecería a Rusia en medio del conflicto.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, se ha mostrado prudente frente al avance en las negociaciones. Si bien destacó la importancia de lograr ciertos consensos en el Mar Negro, subrayó que persisten problemas fundamentales sin resolver. Zelenskyy también advirtió que responder a las demandas del Kremlin podría inclinar desfavorablemente el equilibrio estratégico en el conflicto armado.

En paralelo, funcionarios estadounidenses implicados en las negociaciones están evaluando la viabilidad de las solicitudes rusas. No obstante, desde Kiev, la postura es contundente. Un alto funcionario ucraniano, que prefirió mantener el anonimato, acusó a Moscú de instrumentalizar las conversaciones de paz para obtener réditos económicos, añadiendo: “Rusia no merece un alivio de sanciones mientras persista en su agresión militar y prácticas desestabilizadoras”.

Además del acuerdo marítimo, se ha planteado un alto el fuego provisional de 30 días enfocado en la protección de infraestructuras energéticas. Según el entendimiento preliminar, ambas partes evitarían ataques a instalaciones críticas, sin embargo, la implementación del pacto ya enfrenta serias dificultades. Rusia ha acusado a Ucrania de violar el acuerdo mediante ataques a determinados sitios, lo que, según Moscú, pone en riesgo la viabilidad de este esfuerzo de desescalada.

Por su parte, Kiev mantiene una postura abierta a un alto el fuego unilateral respecto a la infraestructura energética, pero ha señalado que el Kremlin aún no ha mostrado el mismo grado de compromiso. “Si Rusia pretende consolidar esta medida parcial como parte de su estrategia general de manipulación, la respuesta desde Ucrania será acorde a proteger nuestros intereses”, advirtió Zelenskyy.

En este contexto, Moscú tampoco pierde oportunidad para incluir nuevas condiciones en sus propuestas. En particular, exige que los aliados occidentales de Ucrania cesen el envío de armas y que Kiev detenga toda movilización militar. Estas demandas han sido rotundamente rechazadas por Ucrania y las potencias occidentales, que califican las pretensiones del Kremlin como inaplicables y poco razonables.

Mientras las discusiones diplomáticas continúan en escenarios internacionales, la violencia en el terreno no da tregua. Ucrania ha reportado intensos ataques con misiles y drones rusos que han afectado al menos a siete regiones. Uno de los incidentes más graves ocurrió en Sumy, donde un bombardeo dejó más de 100 heridos, incluidos 23 niños.

Por otro lado, desde el lado prorruso en Luhansk, un ataque con misiles atribuido a Ucrania habría causado la muerte de seis personas, entre ellas tres periodistas, según fuentes rusas. En paralelo, Moscú ha acusado a Kiev de dirigir drones hacia infraestructuras energéticas civiles, incluyendo un incidente que comprometió una línea de transmisión cerca de la planta nuclear de Rostov.

En este complejo tablero internacional, las negociaciones para estabilizar el Mar Negro y proteger al sector energético están plagadas de obstáculos, tanto por la falta de confianza mutua entre las partes como por los intereses estratégicos en juego. A pesar de los avances parciales, la falta de un compromiso integral subraya la fragilidad de los acuerdos alcanzados.

Mientras tanto, el mundo observa con atención el desarrollo de un conflicto que no solo tiene implicaciones regionales, sino que también representa un desafío a la estabilidad económica y política global. Todo parece apuntar a que, mientras no se encuentren soluciones definitivas, el Mar Negro seguirá siendo un escenario marcado por la incertidumbre y la amenaza constante.

Referencias: CNN, AP News