La actualización más reciente de su informe anual proporciona una visión profunda del crecimiento exponencial del Ejército Popular de Liberación (EPL), el brazo armado de la República Popular de China, y del impacto que este podría tener sobre la estabilidad internacional, particularmente en relación con Taiwán.
Washington, Estados Unidos – En un contexto de tensiones geopolíticas y transformaciones estratégicas, un reciente informe del Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha encendido las alarmas sobre el acelerado proceso de modernización militar que lidera China.
Metas estratégicas a largo plazo: una hoja de ruta hacia 2027
El informe subraya que los avances del EPL no son ocurrencias aisladas ni respuestas coyunturales, sino la ejecución de un plan estratégico meticulosamente estructurado. Pekín apunta a consolidarse como una potencia militar y tecnológica líder para el año 2027, un hito que podría permitirle estar completamente preparada frente a desafíos regionales, incluida una potencial escalada sobre el estrecho de Taiwán.
Este ambicioso proyecto se sustenta en tres pilares fundamentales: la expansión de su arsenal nuclear, el desarrollo de armas avanzadas como los misiles hipersónicos y la implementación de reformas tecnológicas que revolucionen las capacidades de sus fuerzas armadas. Este enfoque multidimensional no solo busca mantener su influencia en el Indo-Pacífico, sino también proyectar poderío global.

Expansión nuclear: una estrategia de disuasión escalada
Uno de los puntos más destacados del informe es el acelerado aumento del arsenal nuclear chino, lo que representa un cambio significativo en la dinámica de poder global. Según estimaciones del Pentágono, China ya ha superado las 600 ojivas operativas a principios de 2024, un número que mostró un crecimiento significativo respecto a las 500 reportadas en 2023. La proyección a mediano plazo señala la posibilidad de que este contingente alcance las 1.000 ojivas en 2030 y potencialmente más de 1.500 hacia 2035.
Además del aumento numérico, Pekín ha priorizado el desarrollo de tecnologías avanzadas que complementen su arsenal. Entre ellas destacan los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) capaces de impactar objetivos en cualquier punto del planeta, además de vehículos de planeo hipersónico que esquivan fácilmente sistemas de defensa convencionales. Un desarrollo relacionado y que subraya el documento es la construcción de nuevos silos para misiles, así como la colaboración con Rusia para el acceso a materiales sensibles como uranio altamente enriquecido. En este sentido, la doctrina nuclear china parece buscar cimentar una capacidad disuasoria que proteja sus intereses nacionales y reduzca la posibilidad de intervenciones extranjeras, particularmente en un eventual conflicto por Taiwán.

Fortalecimiento marítimo y desarrollo misilístico
El resurgir de China como una potencia marítima es otra de las preocupaciones de la comunidad internacional. La Armada del EPL se ha consolidado como la más grande del mundo en términos de número de buques, con una flota que supera las 370 embarcaciones, incluidas modernas plataformas submarinas con capacidades de ataque tierra-mar. Este despliegue le permite operar más allá de la denominada Primera Cadena Insular —que abarca Japón, Taiwán y Filipinas— y extender su influencia al Indo-Pacífico, el Océano Índico e incluso regiones más alejadas.
Paralelamente, el EPL ha invertido en el desarrollo de misiles de última generación, diseñados tanto para ataques de alta precisión como para disuasión nuclear. Entre ellos destacan los misiles hipersónicos, capaces de alcanzar velocidades y trayectorias imposibles de prever o interceptar, así como misiles antibuque de largo alcance, considerados piezas clave en un eventual escenario bélico en el Pacífico.
Preeminencia aérea: una fuerza en expansión global
El componente aéreo del EPL también avanza a pasos agigantados. Con la incorporación de innovadoras aeronaves como el transporte estratégico Y-20A y el bombardero furtivo H-20, la fuerza aérea china ha ampliado significativamente su alcance logístico y letalidad operativa. Este último modelo, programado para entrar en servicio en la próxima década, contará con un rango estimado de más de 10.000 kilómetros, brindándole a China la capacidad de realizar misiones de largo alcance contra objetivos estratégicos en cualquier parte del mundo.
Estos desarrollos elevan a la fuerza aérea china a un nivel comparable con las principales potencias militares globales, apuntalando aún más las aspiraciones de hegemonía.

Xi Jinping: determinación entre turbulencias internas
Dentro de este marco de impresionante avance militar, China también enfrenta desafíos domésticos que han suscitado preocupaciones internas, incluido un persistente problema de corrupción que afecta a varias esferas del poder. Sin embargo, estas dificultades no han desacelerado el ímpetu de su líder, Xi Jinping, quien ha consolidado su control sobre las fuerzas armadas y continúa perfilando al EPL como una herramienta instrumental para alcanzar los objetivos nacionales.
El informe describe a Xi no solo como un estratega militar, sino también como un dirigente decidido a redefinir el lugar de China en el escenario mundial. En este sentido, su énfasis en la modernización militar parece estar acompañado de una narrativa nacionalista que refuerza la legitimidad interna del régimen y su influencia en instituciones internacionales.

Un desafío global: la comunidad internacional en alerta
La modernización militar de China trae consigo implicaciones profundas para la seguridad global. En un contexto de crecientes tensiones con Estados Unidos y sus aliados, particularmente por la situación en Taiwán, el informe del Pentágono considera que la comunidad internacional no puede permitirse ignorar los avances del gigante asiático.
Washington, en particular, ha planteado la urgente necesidad de fortalecer sus propias capacidades de disuasión, desde la modernización de sus fuerzas militares hasta el establecimiento de alianzas más robustas en Asia-Pacífico. Estrategias como la cooperación en el marco del grupo Quad (Estados Unidos, Japón, India y Australia) o el fortalecimiento del tratado AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos) son muestra de los esfuerzos por garantizar un equilibrio regional que evite escaladas impredecibles.
En síntesis, el acelerado avance militar de China resalta una transformación estructural del panorama geopolítico global. Mientras Pekín desempeña su papel de potencia emergente con determinación y recursos, el resto del mundo observa con preocupación las consecuencias de un equilibrio de poder renovado, que podría definir la dinámica de las próximas décadas.
Referencias: Departamento de Defensa de los Estados Unidos