La Real Armada Británica planea equipar sus portaaviones Queen Elizabeth con misiles de largo alcance y drones avanzados, reforzando su capacidad de combate. Aunque la flota de cazas F-35B sigue siendo insuficiente, la integración de tecnologías autónomas busca optimizar su eficiencia operativa.
En un esfuerzo por modernizar su poder naval, la Real Armada Británica está evaluando la incorporación de misiles de largo alcance en sus portaaviones de la clase Queen Elizabeth. Esta iniciativa, alineada con la Revisión Estratégica de Defensa del Reino Unido, busca dotar a estas embarcaciones de capacidades ofensivas superiores, permitiéndoles lanzar proyectiles de precisión directamente desde cubierta.
La estrategia no se limita a los misiles. La Marina Real también avanza en la integración de drones de última generación, como los Malloy T-150, diseñados para tareas logísticas y de reconocimiento. Estos sistemas autónomos complementarán las operaciones de los helicópteros tradicionales, liberando recursos para misiones más críticas. Además, durante ejercicios recientes en aguas estadounidenses, se observó el despliegue de los drones Mojave desde el portaaviones HMS Prince of Wales, señalando un futuro donde las aeronaves no tripuladas jugarán un papel central en las operaciones navales.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. Los analistas señalan que la flota de cazas F-35B de la Royal Navy sigue siendo insuficiente. Con solo 48 unidades operativas —lejos de las 138 planeadas—, la capacidad de combate de los portaaviones podría verse comprometida. Aunque se negocia la adquisición de 27 aviones adicionales para 2033, la brecha actual subraya la urgencia de alternativas innovadoras.
En este contexto, los drones emergen como una solución pragmática. Más allá del transporte de carga, se espera que estas plataformas asuman roles de reconocimiento e incluso ataque, trabajando en conjunto con sistemas como el Loyal Wingman, diseñado para operar junto a cazas de próxima generación.
La evolución de la Queen Elizabeth y su gemelo, el Prince of Wales, refleja un enfoque audaz: combinar tecnología de punta con estrategias flexibles para mantener a la Royal Navy a la vanguardia de la OTAN. Mientras los misiles extienden su alcance, los drones redefinen su versatilidad, dibujando un futuro donde la eficiencia y la potencia se equilibran en alta mar.
Referencias: Royal Navy, Ministerio de Defensa del Reino Unido