Tras años de incertidumbre tras el Brexit, un nuevo capítulo parece abrirse en la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) en materia de defensa y seguridad. Un acuerdo preliminar, anunciado recientemente, podría allanar el camino para que la industria de defensa británica participe en el ambicioso fondo de defensa de la UE, conocido como Acción de Seguridad para Europa (SAFE).
LONDRES, REINO UNIDO – En un cambio que podría redefinir su rol en la arquitectura de seguridad europea, el Reino Unido ha iniciado negociaciones para integrarse en el Fondo de Defensa de la Unión Europea (UE), un instrumento financiero valorado en 150.000 millones de euros (126.000 millones de libras). Este paso, anunciado durante una cumbre en Londres el 19 de mayo, marca un hito en la relación bilateral tras el Brexit y refleja la voluntad del gobierno de Keir Starmer de estrechar lazos con Bruselas en un contexto geopolítico volátil.

SAFE: Un salvavidas financiero para la defensa europea
El fondo, denominado Acción de Seguridad para Europa (SAFE), es un mecanismo de emergencia diseñado para inyectar liquidez en la base industrial de defensa de la UE mediante préstamos a estados miembros y socios. Sin embargo, su alcance va más allá: forma parte del Plan ReArm de la UE, una iniciativa ambiciosa que movilizará hasta 800.000 millones de euros para modernizar capacidades militares, fomentar la adquisición conjunta de material y reducir la dependencia de proveedores externos.
Durante la cumbre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó que la participación británica en SAFE «aumentará la preparación operativa y cerrará brechas críticas» en la defensa continental. Aunque el Reino Unido aún no puede acceder a los fondos, Von der Leyen anticipó que las negociaciones técnicas concluirán en «cuestión de semanas», allanando el camino para que la industria británica compita en igualdad de condiciones.
El entendimiento no se limita a lo financiero. El pacto incluye:
- Diálogos bianuales entre los ministros de Exteriores y Defensa británicos (David Lammy y John Healey) y la alta representante de la UE, Kaja Kallas, para alinear estrategias.
- Apoyo coordinado a Ucrania, con énfasis en compras conjuntas de armamento e inversiones en su industria defensiva.
- Flexibilización de las reglas de suministro: Actualmente, el Reino Unido solo puede aportar hasta un 35% de los componentes en contratos europeos, un límite que podría ampliarse al 65% o incluso al 100% si se formaliza su adhesión a SAFE.
No obstante, expertos como Ed Arnold, del Royal United Services Institute, advierten sobre la falta de «hitos concretos» en el acuerdo, señalando que aún persisten incógnitas sobre plazos y condicionantes.

Oportunidades y desafíos para la industria británica
La posible integración en SAFE supone una ventana de oportunidad para empresas como BAE Systems o Rolls-Royce, que podrían acceder a contratos multimillonarios en áreas prioritarias como:
- Defensa aérea y misilística.
- Sistemas de artillería y municiones.
- Drones y guerra electrónica.
- Ciberseguridad e inteligencia artificial.
Starmer ha calificado el acuerdo como una señal de que «Gran Bretaña ha vuelto a la escena global», aunque su impacto real dependerá de la capacidad de Londres para traducir las palabras en proyectos tangibles. Mientras, la sombra del Brexit sigue presente: ¿Logrará el Reino Unido equilibrar su soberanía con la interdependencia estratégica que exige Europa? La respuesta, como el desenlace de estas negociaciones, está aún por escribirse.
En definitiva, este acercamiento no solo redefine el papel británico en la defensa europea, sino que también plantea una pregunta crucial: ¿Está la UE dispuesta a compartir su autonomía estratégica con un aliado clave pero extracomunitario? El tiempo, y las próximas semanas de negociaciones, lo dirán.
Referencias: BBC, Reuters