Durante maniobras evasivas contra posibles amenazas hutíes, la aeronave valorada en aproximadamente 70 millones de dólares cayó por la borda mientras era remolcada en la cubierta del portaaviones. Un marinero resultó herido levemente, aunque la tripulación fue declarada completamente a salvo.
WASHINGTON D.C., ESTADOS UNIDOS – El portaaviones nuclear USS Harry S. Truman (CVN-75), buque insignia de la Armada de Estados Unidos en el Mar Rojo, enfrentó un incidente crítico durante operaciones contra los rebeldes hutíes en Yemen: la pérdida de un caza F/A-18E Super Hornet valorado en 67 millones de dólares, que cayó al mar tras un fallo en su remolque durante una maniobra evasiva de alto riesgo. El episodio, confirmado oficialmente por la Marina, ha reabierto interrogantes sobre la efectividad de los protocolos defensivos ante la creciente sofisticación de los ataques hutíes, respaldados por Irán.
Según el comunicado del Comando de la Flota del Atlántico, el Super Hornet estaba siendo remolcado en la cubierta de hangares cuando la tripulación perdió el control del avión y del tractor. Ambos cayeron por la borda, aunque sin víctimas mortales —un marinero sufrió heridas leves—. Sin embargo, fuentes militares citadas por CNN y The War Zone revelaron que el Truman habría ejecutado un giro brusco para evadir un ataque con drones o misiles hutíes, lo que habría desestabilizado la operación.
La Armada evitó vincular públicamente el incidente al fuego enemigo, pero expertos consultados destacaron que los portaaviones clase Nimitz —con sus 103.000 toneladas y capacidad para giros de 30-40 grados a alta velocidad— solo activan estas maniobras bajo amenaza inminente. «Un movimiento evasivo extremo puede hacer que equipos no asegurados —incluso aviones— se deslicen», explicó un ex capitán de la Marina.

Esta es la segunda baja de un F/A-18 del Truman en el Mar Rojo desde diciembre de 2023, cuando un F/A-18F fue derribado por «fuego amigo» del crucero USS Gettysburg (CG-64). A ello se suma la colisión del portaaviones con un buque mercante en el Mediterráneo en febrero, que obligó a reparaciones en Grecia.
Los hutíes, por su parte, han intensificado sus ataques asimétricos contra blancos navales estadounidenses, empleando drones kamikaze, misiles de crucero y balísticos. Solo en 2024, destructores como el USS Carney han interceptado proyectiles a menos de una milla de distancia, según reportes del Comando Central (CENTCOM).
La caída del Super Hornet no es un incidente aislado, sino un síntoma de la creciente presión operativa sobre el Grupo de Ataque del Truman, compuesto por el portaaviones, tres destructores y nueve escuadrones aéreos. Analistas señalan que:
- Los hutíes están refinando tácticas para saturar las defensas (usando ataques coordinados con múltiples drones y misiles).
- La Marina debe revisar protocolos de remolque de aeronaves durante maniobras evasivas.
- La no recuperación del avión —posiblemente con sistemas sensibles— plantea riesgos de inteligencia si cae en manos enemigas.

El Truman es clave en las operaciones de EE.UU. contra los hutíes, con más de 800 ataques aéreos confirmados por el CENTCOM desde marzo. La escalada se disparó tras el 7-O (ataque de Hamás a Israel), con los hutíes bloqueando rutas comerciales y prometiendo «responder a cada agresión israelí en Gaza».
En cifras:
- 2 F/A-18 perdidos en 2024 (diciembre y abril).
- 67 millones de dólares: costo unitario de un Super Hornet.
- 800+ blancos hutíes atacados por EE.UU. en Yemen.
Mientras la investigación interna avanza, el incidente expone vulnerabilidades en el dispositivo defensivo de los portaaviones. Aunque la Armada insiste en que el Truman «sigue operativo», el mensaje es claro: en una región donde cada misil hutí acerca a EE.UU. a un conflicto mayor, incluso los gigantes nucleares deben improvisar bajo fuego.
¿Está la Marina subestimando la amenaza hutí? La respuesta podría definir el futuro de sus operaciones en el Mar Rojo.
Referencias: Armada de los Estados Unidos (US Navy), CNN, The War Zone