31 de julio de 2025

Rusia refuerza su flota nuclear submarina con nuevos Borei-A y anuncia submarinos armados con Poseidón

Rusia fortalece su poder nuclear estratégico con la incorporación del submarino Knyaz Pozharsky, armado con misiles Bulava, y con la próxima integración del torpedo nuclear autónomo Poseidón, lo que redefine la disuasión marítima ante la OTAN y Estados Unidos.

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MOSCÚ, RUSIA – La Armada rusa ha dado un nuevo paso en la consolidación de su poder disuasorio nuclear con la entrada en servicio del Knyaz Pozharsky, el más reciente submarino balístico de propulsión nuclear del Proyecto 955A, clase Borei-A. La ceremonia, celebrada el pasado 24 de julio y encabezada por el presidente Vladímir Putin, selló la incorporación oficial de esta unidad a la Flota del Norte, desde donde operará en los escenarios estratégicos del Ártico y el Atlántico Norte.

El Knyaz Pozharsky es el séptimo submarino de su clase y representa la cúspide tecnológica en la flota rusa de submarinos estratégicos. Con 16 misiles balísticos intercontinentales RSM-56 Bulava, capaces de transportar hasta 96 ojivas nucleares en total, esta plataforma constituye una pieza clave en la capacidad de segundo ataque del Kremlin. Su diseño incorpora mejoras sustanciales en sigilo, sensores de sonar, propulsión silenciosa y maniobrabilidad, lo que lo convierte en un activo extremadamente difícil de detectar y neutralizar.

Los submarinos Borei-A están armados no solo para la disuasión estratégica, sino también para el combate naval. Equipan tubos lanzatorpedos de 533 mm, capaces de operar torpedos pesados, misiles antisubmarinos RPK-2 Viyuga y el sistema de contramedidas REPS-324 Shlagbaum, lo que les confiere una capacidad de defensa propia y ataque versátil.

El próximo salto: submarinos con Poseidón

Durante la ceremonia de incorporación del Knyaz Pozharsky, Putin anunció que seis nuevos submarinos nucleares serán construidos antes de 2030. Estos estarán diseñados para desplegar uno de los desarrollos más controvertidos de la guerra submarina moderna: el torpedo Poseidón, también conocido como Status-6 o por su designación OTAN, Kanyon.

Se trata de un sistema de armas autónomo, propulsado por un reactor nuclear miniaturizado, con un alcance estimado de 10.000 km, velocidad superior a los 100 nudos y una capacidad operativa a 1.000 metros de profundidad. Diseñado para evadir cualquier sistema de defensa costera o antisubmarina convencional, el Poseidón puede portar una carga nuclear que, según fuentes no confirmadas, alcanzaría los 100 megatones, el doble de la bomba nuclear más poderosa jamás detonada: la Tsar Bomba.

El torpedo tiene el potencial de arrasar ciudades costeras, bases navales o flotas enteras, sin previo aviso y con una capacidad de penetración que deja obsoletos los actuales sistemas de defensa antimisiles. Su desarrollo, iniciado en 2015, se ha convertido en el símbolo de la nueva disuasión naval de Moscú: autónoma, furtiva y estratégica.

La hoja de ruta hasta 2050

El presidente de la Junta Marítima Rusa y asesor presidencial, Nikolai Patrushev, confirmó que se encuentra en la fase final una nueva estrategia de construcción naval, con horizonte hasta 2050. El documento, que se presentará en septiembre, orientará las prioridades navales hacia tres ejes: disuasión estratégica, superioridad submarina y presencia global en regiones clave.

A mitad de 2025, Rusia cuenta con 79 submarinos activos, de los cuales 54 son nucleares. Entre ellos, se destacan 14 submarinos balísticos, incluyendo ocho de la clase Borei y seis de las veteranas clases Delta III y IV. Además, la flota incluye 13 submarinos con misiles guiados, 16 submarinos de ataque, y 10 unidades especializadas en operaciones de inteligencia y profundidad extrema.

En contraste, la Armada de Estados Unidos opera actualmente 71 submarinos de propulsión nuclear, con una superioridad marcada en volumen, infraestructura global y ritmo operacional. Sin embargo, los avances rusos en tecnologías como el Poseidón y los nuevos submarinos estratégicos complican la superioridad tecnológica occidental y abren una nueva etapa en la competencia submarina global.

El Poseidón es una de las seis llamadas «superarmas» de Vladimir Putin, destacadas en un incendiario discurso en 2019. Su principal función es atacar instalaciones costeras con poca o ninguna advertencia. Posee una ojiva nuclear especialmente contaminante , lo que significa que no solo causaría daños inmediatos, sino que también contaminaría la zona con radiación e impediría la continuación de las operaciones o reparaciones.
Un desafío estratégico para la OTAN

El avance ruso en capacidad de disuasión submarina plantea desafíos directos a la doctrina de defensa marítima de la OTAN y, en particular, a las estrategias antisubmarinas de Estados Unidos. El despliegue del Knyaz Pozharsky, junto con la amenaza inminente del Poseidón, ha generado una creciente preocupación en los círculos militares occidentales, sobre todo en relación con el Atlántico Norte, el mar Báltico y el Mediterráneo Oriental.

El nuevo equilibrio estratégico, definido por armas que combinan profundidad, alcance, autonomía y carga destructiva, fortalece el papel de Rusia como potencia nuclear global. En un contexto de tensiones renovadas en Europa del Este y del creciente protagonismo marítimo chino en el Indo-Pacífico, Moscú ha dejado claro que su flota submarina seguirá siendo el centro de gravedad de su estrategia de seguridad nacional.

Fuentes: TASS Russian News Agency, The War Zone