Francia ha revelado que su estrategia audaz y multifacética para dominar los fondos marinos, combinando capacidades defensivas y también ofensivas, para proteger sus infraestructuras críticas y contrarrestar amenazas submarinas.
París, Francia – En un movimiento que subraya su compromiso estratégico en el ámbito de la defensa, Francia ha declarado abiertamente que su estrategia para operar en los fondos marinos no solo contempla componentes defensivos, sino también capacidades ofensivas avanzadas. Esta revelación, hecha recientemente por el contralmirante Cédric Chetaille durante una conferencia de prensa en el Ministerio de las Fuerzas Armadas, marca un giro crítico en la política militar francesa en este entorno, ampliando el alcance de sus operaciones hasta profundidades de 6.000 metros bajo el nivel del mar.
Hasta ahora, se asumía que la presencia de Francia en los fondos marinos se centraba exclusivamente en la vigilancia y protección de infraestructuras submarinas críticas como cables de telecomunicaciones y tuberías de gas, puntos vitales en el mapa de los intereses estratégicos de Europa. Sin embargo, Chetaille dejó claro que esta estrategia también tiene un sólido componente ofensivo. “Cualquier información que podamos recopilar sobre la infraestructura enemiga, sus puntos débiles o sus sistemas militarizados en el fondo marino será objeto de una acción ofensiva”, afirmó con certeza el alto mando naval.
Según explicó el contralmirante, estas acciones podrían implicar robots submarinos de última generación, operaciones de acciones especiales navales o incluso el uso estratégico de dispositivos de minería submarina. Este enfoque dual -ofensivo y defensivo- busca complementar la soberanía marítima francesa al tiempo que envía un mensaje disuasivo claro a potenciales adversarios en el ámbito submarino.

Desde la presentación de su estrategia en febrero de 2022, Francia ha estado invirtiendo en el desarrollo y despliegue de sistemas tecnológicos avanzados para operar en el lecho marino. Mediante las operaciones denominadas «Calliope», la Armada francesa ha llevado a cabo diversos entrenamientos y pruebas de equipos que permiten adaptarse a un entorno tan hostil como el fondo del océano. Entre los dispositivos desplegados destacan el ROV TravOcean, diseñado por Louis Dreyfus, y el AUV A-18M, desarrollado por la empresa Exail. Estas herramientas son fundamentales para lograr capacidades autónomas de observación, intervención y recopilación de inteligencia en profundidades extremas.
De particular preocupación para Francia han sido los eventos recientes en el mar Báltico, donde incidentes de sabotaje a infraestructuras subacuáticas han despertado alarmas en el entorno de la defensa europea. Esto ha llevado a un aceleramiento de los programas de vigilancia y respuesta en el marco de alianzas internacionales, sobre todo con los socios de la OTAN.
La estrategia de guerra submarina francesa no se desarrolla en un vacío. Muy al contrario, la cooperación internacional juega un rol crucial para enfrentar los desafíos compartidos bajo la superficie. En el contexto de la misión Baltic Sentry, Francia colabora estrechamente con Suecia para implementar el funcionamiento de la Fuerza de Tareas X (Task Force X), un grupo específico destinado a usar drones autónomos en la detección y neutralización de amenazas en el Báltico.
El ministro de las Fuerzas Armadas francesas, Sébastien Lecornu, subrayó la importancia de este esfuerzo conjunto: “Francia y Suecia unen fuerzas para proporcionar capacidades adicionales a la flota de drones de vigilancia marítima de la OTAN en el Báltico. Este es un paso crucial en una región de enorme relevancia estratégica para nuestra defensa colectiva”.
Simultáneamente, Francia ha intensificado su colaboración con la Armada de los Estados Unidos, especialmente en el ámbito de la interoperabilidad. En una visita reciente del contralmirante Chetaille a la Base Naval de Kitsap (EE. UU.), las armadas de ambos países compartieron conocimientos sobre el uso de submarinos no tripulados (UUVs) y la protección de infraestructuras críticas submarinas. La colisión de capacidades y tecnologías permitirá avanzar en la creación de una doctrina operativa común frente a amenazas submarinas emergentes.

Otro aspecto que destaca en la estrategia de Francia hacia los fondos marinos es su intención de ampliar el alcance geográfico de las operaciones. Mientras que anteriormente las actividades se centraban en el litoral francés, el contralmirante Chetaille expresó que ahora buscan involucrarse en otras áreas estratégicas, como el Mediterráneo, apuntando a operaciones como la realizada por el buque ruso Yantar, cuya presencia generó inquietud por sus actividades cerca de infraestructuras submarinas.
A nivel táctico, se producirá una integración más profunda de la estrategia de los fondos marinos en los ejercicios militares franceses. Una prueba de esta evolución será el próximo ejercicio Polaris 25, programado para junio, donde se incluirán maniobras simuladas de enfrentamientos submarinos. Los aprendizajes extraídos de estas maniobras serán esenciales para perfeccionar las capacidades operativas y tácticas de la Armada francesa en un entorno submarino altamente especializado y desafiante.
El anuncio de un componente ofensivo en la estrategia submarina de Francia marca un hito clave en la evolución de la defensa moderna y asegura su lugar en el tablero de potencias marítimas globales. En un contexto internacional donde las infraestructuras submarinas son cada vez más cruciales para la economía y seguridad energética, proteger y disputar este espacio ha adquirido una importancia estratégica sin precedentes.
Más que nunca, la vigilancia y la tecnología serán las herramientas principales de esta «batalla» silenciosa. Francia deja claro que no solo defenderá lo suyo, sino que también está preparada para atacar cuando se considere necesario. En las profundidades abisales, donde las banderas no ondean pero los intereses nacionales flotan, la guerra submarina del futuro ya está en marcha.
Referencias: Armada de Francia, France24