1 de agosto de 2025

EE.UU. acelera el desarrollo del primer dron cisterna embarcado ‘MQ-25 Stingray’

La Armada de EE. UU. y Boeing iniciaron las pruebas en tierra del MQ-25 Stingray, su futuro dron cisterna embarcado. Esta aeronave no tripulada busca extender el alcance del ala aérea de portaaviones y reforzar su capacidad operativa en el Indo-Pacífico.

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Washington D.C., ESTADOS UNIDOS — La Armada de los Estados Unidos y Boeing han iniciado oficialmente las pruebas terrestres del MQ-25 Stingray, el primer avión cisterna no tripulado diseñado para operar desde portaaviones. Este hito técnico marca un paso clave hacia la transformación de las alas aéreas embarcadas con sistemas no tripulados, en momentos en que Washington refuerza su presencia en el Indo-Pacífico.

El aparato actualmente en evaluación corresponde al primer modelo de producción del Stingray, y se diferencia significativamente del prototipo T1, utilizado hasta ahora para validaciones preliminares. Este nuevo ejemplar integra la configuración final que la Armada espera desplegar en alta mar a partir del año fiscal 2027.

Según confirmó Boeing durante su presentación trimestral de resultados, el primer vuelo oficial del MQ-25 de producción se prevé para finales de 2025, desde las instalaciones de MidAmerica en Misuri, donde la compañía ha desarrollado una planta dedicada exclusivamente a este programa.

Imagen del primer MQ-25 de preproducción que Boeing lanzó en el 2024.
Características del MQ-25 y su rol estratégico

El MQ-25 tiene como misión principal reabastecer en vuelo a cazas embarcados como el F/A-18 Super Hornet, el EA-18G Growler y el F-35C Lightning II, extendiendo así su autonomía operativa sin comprometer la disponibilidad de aeronaves de combate. Adicionalmente, el sistema posee capacidad secundaria para tareas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), con potencial a futuro como plataforma de ataque.

La Armada planea adquirir un total de 76 unidades, con un costo estimado de 161,5 millones de dólares por unidad. En paralelo, cuatro aparatos se utilizarán como modelos de desarrollo de ingeniería (EMD) y otros cinco para pruebas estructurales y de fatiga.

El vicealmirante Carl Chebi, jefe del Comando de Sistemas Aéreos Navales (NAVAIR), advirtió que la integración del Stingray exige una agenda compleja: “El 70 % de las capacidades entregadas por la industria llegan con retraso. Volar este aparato este año implicará muchas decisiones difíciles en los próximos meses”.

Por su parte, Dan Gillian, vicepresidente de Air Dominance en Boeing, aseguró que el MQ-25 ya está técnicamente listo para despegar: “Será el dron más seguro y de mejor calidad que hayamos fabricado. Estamos muy entusiasmados”.

Despegue desde portaaviones: el próximo gran paso

Si bien las pruebas en portaaviones aún no han comenzado, el Stingray ya fue sometido a pruebas de rodaje y manipulación en cubierta a bordo del USS George H.W. Bush (CVN-77). La integración completa a bordo está prevista para 2026.

La importancia estratégica del MQ-25 se manifiesta en declaraciones como la del capitán Lew Callaway, quien lidera el desarrollo de aviación de ataque embarcada: “El MQ-25 es esencial para ampliar el alcance, la persistencia y la supervivencia de nuestras alas aéreas. Es la clave de la próxima generación de superioridad naval”.

A pesar de los problemas con el programa MQ-25, la Armada continúa describiendo al Stingray 
como un elemento crítico de sus futuras alas aéreas de portaaviones planeadas.
Futuro aéreo no tripulado embarcado

El MQ-25 representa la primera pieza tangible de una transformación más profunda: una flota embarcada en la que más del 60 % de las aeronaves serán no tripuladas. La Armada coopera con la Fuerza Aérea y el Cuerpo de Marines en el desarrollo de sistemas autónomos, como parte del programa de Aviones de Combate Colaborativos (CCA).

La cancelación temporal del programa F/A-XX, que buscaba desarrollar un caza embarcado de sexta generación, ha dejado al MQ-25 como el pilar inmediato del rediseño estratégico de las alas aéreas embarcadas de EE. UU. En palabras del almirante Daryl Caudle, “mantener la superioridad aérea requiere un caza avanzado y, mientras tanto, plataformas como el MQ-25 nos permiten sostener el poder de ataque desde el mar”.

Con pruebas ya en curso y un despliegue operativo previsto para antes de 2030, el Stingray representa mucho más que un dron cisterna: es el primer paso hacia una aviación naval embarcada más autónoma, persistente y adaptable, preparada para enfrentar desafíos en regiones disputadas como el Mar de China Meridional.

Fuentes: The War Zone, Defense News