La Armada turca está ejecutando un ambicioso plan de modernización naval que contempla una inversión de 350 millones de euros para desarrollar y fortalecer su infraestructura estratégica, con especial énfasis en la base naval de Aksaz y el despliegue de nuevas capacidades tecnológicas.
Ankara, Turquía – La Armada de Turquía ha redoblado sus esfuerzos por consolidarse como una potencia naval moderna y estratégica en el Mediterráneo, anunciando una inversión histórica de 350 millones de euros para renovar y ampliar la infraestructura de su base naval en Aksaz. Este proyecto, que se perfila como una de las iniciativas más ambiciosas lideradas por el Departamento de Ingeniería de la Dirección de Logística de la Armada turca, estará destinado a la construcción de nuevos embarcaderos, diques y otras instalaciones diseñadas para albergar unidades avanzadas, como el buque de asalto anfibio TCG Anadolu y el petrolero de flota TCG Derya, entre otros activos de gran envergadura.
La noticia se dio a conocer en la edición de enero de la revista institucional de la Armada turca, donde altos mandos navales subrayaron la importancia estratégica de este proyecto. Según el contralmirante Tayfun Öznel, jefe de ingeniería de la Dirección de Logística, los estudios preliminares y de diseño ya han sido concluidos, y el gobierno planea lanzar la licitación correspondiente en 2025. Se espera que esta inversión cubra tanto las necesidades operativas actuales como las futuras de la Armada, en un contexto en el que Turquía busca consolidar su posición geopolítica en la región.

Una base estratégica para una Armada en expansión
La base naval de Aksaz, situada en un punto clave del Mar Egeo, será la piedra angular del fortalecimiento naval turco. Con la incorporación oficial del TCG Anadolu en abril de 2023 y el TCG Derya en enero de 2024, ha crecido la necesidad de adaptar y modernizar la infraestructura para permitir el despliegue eficiente de estas unidades de última generación. Los nuevos embarcaderos y ampliaciones planeadas no solo garantizarán la operatividad del Anadolu —considerado el buque insignia de la flota turca— sino también de futuros desarrollos, incluida la construcción de un nuevo portaaviones de fabricación local, actualmente en etapa de planificación.
El contralmirante Öznel enfatizó que la financiación del proyecto dependerá de alternativas mixtas, que incluyen no solo recursos nacionales, sino también apoyos de la OTAN, en el marco de sus actividades de desarrollo de capacidades. Según las cifras compartidas por el alto mando, la Armada turca gestiona actualmente proyectos de infraestructura con un valor estimado de 360 millones de euros y ha asegurado otros 290 millones gracias a iniciativas aprobadas por la Alianza Atlántica. Estas cifras reflejan el compromiso de Turquía de mantener su modernización en línea con los estándares operativos multinacionales.

La incursión en la guerra naval no tripulada
Además del fortalecimiento de su flota convencional, Turquía avanza en la implementación de tecnología naval de vanguardia, especialmente en el ámbito de los vehículos de superficie no tripulados (USV). En este marco, la Armada planea inaugurar el Comando del Grupo USV en Didim, Aydın, una nueva instalación estratégica ubicada en la costa sur del mar Egeo. Este comando servirá como centro operativo y de logística para gestionar, desplegar y supervisar la creciente flota de USV en diferentes regiones del país.
Según Öznel, ya están en marcha múltiples estudios para evaluar y diseñar instalaciones especializadas para los USV en otras áreas claves como Aksaz, Foça, Çanakkale, Gölcük, Mersin y Karadeniz Ereğli. Estas regiones geográficas son críticas debido a su proximidad a los mares que rodean Turquía, incluyendo el Egeo, el Mediterráneo y el Mar Negro. Con la expansión de estas capacidades, la Armada turca pretende mejorar su preparación operativa ante crisis y emergencias, al mismo tiempo que refuerza su flexibilidad táctica en escenarios de combate no tradicional.
La industria de defensa turca ya ha integrado algunos modelos avanzados de USV en las filas de la Armada. Entre ellos destacan el MARLIN, desarrollado por Aselsan y Sefine Shipyard, y el ULAQ, diseñado por Meteksan y Ares Shipyard. Ambos vehículos demostraron su fiabilidad y versatilidad en ejercicios recientes, consolidando el compromiso de Turquía de mantenerse a la vanguardia en el uso de tecnologías no tripuladas. Gracias a este enfoque estratégico, el país ha reforzado su papel dentro de las tendencias actuales en la guerra naval moderna, donde la cooperación entre sistemas tripulados y no tripulados —conocida como MUM-T, por sus siglas en inglés— se posiciona como la nueva norma operativa.

Proyección y liderazgo regional
Turquía está demostrando que su esfuerzo por modernizar su infraestructura naval no responde únicamente a necesidades operativas, sino también a un cambio en la estrategia geopolítica. En una región caracterizada por tensiones constantes en el Mar Egeo y conflictos de intereses entre potencias locales y globales, el fortalecimiento de su Armada otorga a Ankara una herramienta clave para proyectar poder y proteger sus intereses marítimos.
El TCG Anadolu, en particular, juega un papel crucial en esta ecuación. Este buque de asalto, diseñado para operar con aeronaves de despegue vertical, helicópteros y drones, no solo expande las capacidades navales de Turquía, sino también su alcance estratégico fuera de sus fronteras, permitiendo operaciones en aguas internacionales con una mayor autonomía. Si a esto se suma la inversión en nuevos embarcaderos y la incorporación de USV, la Armada turca está en camino de posicionarse como una de las fuerzas navales más avanzadas en el Mediterráneo Oriental.
En paralelo, las asociaciones con la OTAN refuerzan la capacidad de respuesta conjunta de Turquía con sus aliados, en un contexto de creciente competencia en el dominio marítimo con actores como Grecia, Rusia o incluso China en zonas de interés mediterráneo más amplias. El respaldo de la Alianza Atlántica, tanto en términos financieros como operativos, también habla de la importancia estratégica de Turquía dentro de la organización, a pesar de los desafíos diplomáticos que han marcado su relación en los últimos años.
Turquía, un actor naval clave del siglo XXI
El ambicioso proyecto en la base de Aksaz es solo el último capítulo dentro de un plan más amplio que busca posicionar a Turquía como un jugador de primer orden en la esfera de la defensa. Desde la modernización de buques existentes hasta la integración de tecnologías disruptivas como los vehículos no tripulados, Ankara parece decidida a ser un ejemplo en innovación y adaptabilidad estratégica. Con la maquinaria diplomática respaldando estos avances tecnológicos y financieros, la Armada turca está consolidando su rol entre las principales fuerzas navales del siglo XXI mientras redefine las reglas del juego marítimo en su región.
Referencias: Armada de Turquía, Hürriyet