28 de agosto de 2025

Ucrania intensifica ataques con drones contra infraestructura portuaria energética rusa en el Báltico y Samara

En una ofensiva coordinada, drones ucranianos impactaron el puerto de Ust-Luga en el mar Báltico, la refinería de Syzran en Samara y dañaron instalaciones en la planta nuclear de Kursk, subrayando la vulnerabilidad del sector energético ruso.

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MOSCÚ, RUSIA / 24 de agosto de 2025 — Ucrania lanzó entre el 23 y 24 de agosto una serie de ataques con drones de largo alcance contra infraestructura energética crítica rusa, alcanzando la terminal portuaria de Ust-Luga en el mar Báltico, la refinería de Syzran en la región de Samara y provocando daños en la central nuclear de Kursk, según confirmaron autoridades rusas y fuentes militares ucranianas.

El Estado Mayor ucraniano aseguró que la operación fue llevada a cabo en coordinación con las Fuerzas de Operaciones Especiales y el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), con el objetivo de debilitar la logística energética rusa utilizada tanto para exportaciones como para fines militares.

Ust-Luga: el golpe al corazón logístico del Báltico

El ataque más significativo se produjo contra la terminal de exportación de condensado y derivados de petróleo de Ust-Luga, operada por Novatek, que desde 2013 procesa más de 11 millones de toneladas de combustibles al año, incluyendo diésel, queroseno y combustible marino.

El gobernador regional de Leningrado, Alexander Drozdenko, informó que al menos 10 drones fueron interceptados por las defensas aéreas, pero los restos provocaron un incendio en instalaciones de almacenamiento y procesamiento. Aunque no se reportaron víctimas, Novatek debió suspender operaciones clave y movilizar brigadas de emergencia.

Analistas consultados señalan que el equipo de procesamiento de gas sufrió daños estructurales, lo que obligó a desconectar varias líneas. Las reparaciones podrían extenderse durante meses, afectando el flujo de exportaciones energéticas rusas a Europa y Asia.

Syzran: un blanco estratégico en Samara

De forma simultánea, drones impactaron la refinería de Syzran, propiedad de Rosneft, una de las más importantes del país, responsable del 3% de la capacidad nacional de refinación. La planta produce gasolina, diésel, queroseno de aviación y fuel oil, utilizados tanto en la red civil como en las fuerzas armadas rusas.

Los ataques provocaron incendios y explosiones internas, según informaron autoridades de Samara. Un menor resultó herido, mientras que fuentes cercanas a la refinería confirmaron que la instalación detuvo temporalmente la recepción y procesamiento de crudo, generando un impacto inmediato en la producción regional.

Kursk: riesgo nuclear en la frontera occidental

El tercer ataque se registró cerca de la planta nuclear de Kursk, ubicada a unos 60 kilómetros de la frontera con Ucrania. Según Moscú, un dron impactó en un transformador auxiliar, provocando un incendio y obligando a reducir a la mitad la producción del reactor número 3.

Otros dos reactores permanecen desconectados y uno en mantenimiento, lo que deja a la central operando por debajo de su capacidad. Si bien las autoridades rusas aseguraron que no se registraron fugas radiactivas, el episodio aumentó la preocupación por la seguridad nuclear en plena guerra.

Escalada sostenida contra la infraestructura rusa

El Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 95 drones en 14 regiones, aunque reconoció daños en Ust-Luga y Kursk. En paralelo, instalaciones energéticas como la refinería Novoshakhtinsky en Rostov o el puerto de Olya en Astracán han sufrido ataques recientes que mantienen sus operaciones suspendidas.

Además, Ucrania ha dirigido drones contra la estación de bombeo de Unecha, parte del oleoducto Druzhba, clave para las exportaciones rusas hacia Europa, y contra depósitos logísticos en Belgorod y Voronezh, lo que apunta a una campaña sostenida para erosionar la infraestructura energética rusa.

Impacto estratégico y limitaciones rusas

Expertos occidentales advierten que los ataques reiterados a instalaciones de refinación y exportación están afectando la capacidad de Moscú para sostener tanto el consumo interno como las exportaciones de combustibles, cruciales para financiar la guerra.

El problema se agrava por las sanciones internacionales, que limitan el acceso de Rusia a tecnología occidental y repuestos especializados utilizados en plantas diseñadas bajo estándares europeos y estadounidenses. “Cada ataque multiplica los plazos de reparación, porque Rusia no puede sustituir piezas críticas de manera inmediata”, explicó un analista citado por Financial Times.

Con al menos siete refinerías importantes afectadas en el verano de 2025, el sector energético ruso enfrenta una presión sostenida que podría tener repercusiones en el mercado global de combustibles, particularmente en el diésel, donde Moscú es uno de los principales exportadores.

Los ataques de Ucrania contra Ust-Luga, Syzran y Kursk marcan una intensificación de la guerra energética dentro del conflicto, apuntando no solo a la capacidad militar rusa, sino también a su resiliencia económica. Para Moscú, la vulnerabilidad de su infraestructura crítica se convierte en un desafío estratégico que trasciende el campo de batalla.

Fuentes: Reuters, Financial Times, The Moscow Times