Las fuerzas hutíes han instalado bloqueos en las salidas para impedir la salida de las embarcaciones que operaban con autorización de las Naciones Unidas a través del Mecanismo de Verificación e Inspección de las Naciones Unidas (UNVIM), organismo encargado de garantizar que los buques no transporten material bélico ni contribuyan al conflicto. Además, se han reportado incidentes graves de disparos de advertencia y abordajes armados.
SANÁ, YEMEN – Disparos de advertencia, abordajes armados y una docena de buques retenidos contra su voluntad, el 1 de mayo, en el puerto petrolero de Ras Isa, en Yemen, se ha convertido en el epicentro de una crisis marítima sin precedentes tras la intervención de las fuerzas hutíes. Según una alerta emitida por las Operaciones Comerciales Marítimas del Reino Unido (UKMTO), las autoridades locales leales al movimiento insurgente han bloqueado las salidas de múltiples embarcaciones, a pesar de contar con autorización de la ONU, en lo que expertos califican como una maniobra estratégica para presionar a la comunidad internacional.
Los reportes detallan que las tripulaciones de al menos una docena de petroleros y graneleros incluidos buques con conexiones rusas y turcas enfrentan amenazas explícitas si intentan zarpar. Testigos describen patrullas hutíes en lanchas rápidas, disparos al aire y órdenes de reubicación bajo coacción. «Es un secuestro institucionalizado», advierte un analista de EOS Risk Group, firma de seguridad marítima con clientes en la zona.
El detonante de esta escalada fue el ataque aéreo estadounidense del 17 al 18 de abril contra la terminal de Ras Isa, uno de los más letales en meses: 74 muertos y 171 heridos, según el Ministerio de Salud yemení. Desde entonces, los hutíes han reforzado su control sobre el puerto, utilizando los buques como moneda de cambio.

Entre los buques afectados destacan dos casos emblemáticos:
- El petrolero Seven Pearls (bandera de San Cristóbal y Nieves, 53.714 toneladas), vinculado a Rusia. Sufrió daños menores durante el ataque, con tres tripulantes heridos uno en estado grave. La embajada rusa confirmó que 19 marineros siguen a bordo, mientras negocian su evacuación.
- El buque St. Oslo (operado por una empresa turca, bandera panameña), cargado con GLP y con 17 turcos a bordo. Otro tanquero no identificado, con 4 turcos y 22 indios, también fue obligado a permanecer tras intentar zarpar.
Aunque el Mecanismo de Verificación de la ONU (UNVIM) había autorizado el tránsito de estos buques certificando que no transportaban armas, los hutíes los mantienen como rehenes geopolíticos.
Analistas divergen sobre los motivos tras el bloqueo:
- Presión militar: «Retener buques es una advertencia a EE.UU., Reino Unido e Israel para frenar ataques», señala un experto en seguridad.
- Legitimidad territorial: «Demuestran que controlan sus puertos pese a los bombardeos», agrega otro.
La UKMTO amplió la alerta a los puertos de Hodeida y Saleef, también bajo dominio hutí, donde persisten riesgos de interceptación y violencia. Mientras, EE.UU. intensifica su campaña: más de 800 ataques en Yemen desde marzo de 2025, según datos oficiales, para «garantizar la libertad de navegación» en el Mar Rojo.
La crisis en Ras Isa trasciende lo local:
- Impacto económico: La retención de petroleros podría afectar los precios del crudo.
- Seguridad marítima: Aumentan los costos de seguros y rutas alternativas.
- Diplomacia: Rusia y Turquía, cuyos ciudadanos están atrapados, podrían verse obligados a intervenir.
Con los hutíes apretando el cerco y Occidente respondiendo con fuego, el Mar Rojo se consolida como un polvorín donde cada barco retenido es un paso más hacia una confrontación mayor. La UKMTO lo resume en una frase: «Extrema cautela en aguas yemeníes».
Referencias: UKMTO, al-jazeera, The Jerusalem Post