El Departamento del Tesoro estadounidense ha implementado sanciones históricas contra seis petroleros en construcción en el astillero Zvezda, ubicado en territorio ruso, marcando un punto de inflexión en las tácticas de presión económica contra Moscú.
Washington, Estados Unidos – El Departamento del Tesoro estadounidense ha decidido aplicar sanciones económicas a seis petroleros rusos que actualmente se encuentran en construcción en el astillero Zvezda, en Rusia. Esta es la primera vez que Washington extiende sus restricciones a embarcaciones que aún no han sido completadas, una medida que busca, de manera anticipada, obstaculizar los esfuerzos de Moscú para fortalecer su flota destinada al comercio de petróleo. La acción subraya la escalada de tensiones económicas entre ambas potencias y refleja el objetivo estratégico de Estados Unidos de cortar las vías de ingreso clave para el gobierno ruso.
El anuncio de estas sanciones, realizado la semana pasada, marca un hito en el marco de las medidas coercitivas impuestas contra el sector energético de Rusia. Las implicaciones globales no se hicieron esperar; ya se ha registrado un notable encarecimiento de los costos de transporte marítimo, un indicador de las posibles repercusiones a largo plazo que estas restricciones podrían tener en el comercio internacional.

Los buques afectados y los actores involucrados
Según análisis recientes, los buques afectados incluyen al Alexander Beggrov, el Alexey Bogolyubov y el Nursultan Nazarbayev, así como tres embarcaciones adicionales identificadas por sus números provisionales: Zvezda 131080, Zvezda 131060 y Zvezda 131040. Las seis naves forman parte de un ambicioso proyecto liderado por las principales empresas energéticas de Rusia, Sovcomflot y Rosnefteflot, ambas vinculadas a Rosneft, el gigante petrolero estatal. Estas compañías no son extrañas a las sanciones estadounidenses, ya que anteriormente habían sido objeto de restricciones debido a su papel crucial en el sector energético ruso.
En consecuencia, mientras Sovcomflot espera recibir los petroleros Alexander Beggrov y Alexey Bogolyubov, Rosnefteflot figuraba como el comprador de las otras cuatro embarcaciones restantes. Sin embargo, la capacidad de ambas firmas para avanzar con estas adquisiciones y completar las construcciones está ahora bajo una intensa presión. Si bien ni el astillero Zvezda, ni Rosneft, ni Sovcomflot han emitido comentarios públicos al respecto, las sanciones representan un golpe directo a la estrategia de Rusia para sortear las restricciones económicas previamente impuestas por Occidente.
El contexto geopolítico y la «flota en la sombra»
El trasfondo de estas sanciones se encuentra en el esfuerzo del G7 por limitar los ingresos petroleros de Rusia, medida activa desde finales de 2022. Este límite establece un techo de 60 dólares por barril para el crudo ruso y prohíbe a las aseguradoras y navieras occidentales manejar operaciones que infrinjan esta normativa. Ante estos controles, Rusia ha intentado sostener su comercio energético creando lo que se conoce como una «flota en la sombra»: una red de buques utilizados para eludir las sanciones internacionales y continuar exportando petróleo a nivel global sin someterse a los precios limitados.
Al sancionar embarcaciones en construcción, Estados Unidos parece apuntar no solo a desmantelar esta red, sino a anticiparse a los movimientos rusos que buscan ampliar y diversificar su capacidad de transporte marítimo. La intención es clara: dificultar a Moscú las maniobras necesarias para sortear las restricciones y minimizar sus ingresos derivados de las ventas de petróleo, un recurso crucial para la economía rusa. En palabras de analistas del sector, «esta medida podría paralizar la construcción de los buques si Rusia no logra acceder a componentes esenciales o justificar los costos de completarlos bajo estas condiciones».

Obstáculos para Rusia y consecuencias globales
Las consecuencias inmediatas de esta acción son claras: Rusia enfrenta nuevos desafíos para mantener operativa su red de transporte marítimo. Según datos recientes del sector, el país ya padece una escasez significativa de petroleros para mover su crudo, con más del 60% de las embarcaciones aún en puertos rusos debido a la presión logística y las restricciones internacionales. Esta limitada capacidad ha desencadenado un fuerte aumento en las tarifas de transporte marítimo a nivel mundial, generando un efecto dominó que podría impactar en el comercio energético global y en los precios internacionales del petróleo.
Además, la propia inclusión del astillero Zvezda en la lista de entidades sancionadas agrava el panorama. Fundado en 2015 como uno de los proyectos estratégicos más ambiciosos del Kremlin, Zvezda es único en su capacidad para construir grandes petroleros y gaseros en Rusia. Ahora, con el acceso restringido a tecnologías y proveedores internacionales, el astillero podría enfrentar serios retrasos y un encarecimiento significativo en sus operaciones, lo que comprometería tanto sus proyectos actuales como futuros.

Reacciones y perspectivas
Hasta ahora, las instituciones rusas y las partes directamente afectadas han permanecido en silencio ante las solicitudes de comentarios sobre las repercusiones de estas sanciones. Por su parte, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos tampoco ha ofrecido declaraciones adicionales, aunque la medida ya ha sido interpretada como una señal de la determinación de Washington para intensificar la presión sobre Moscú.
Expertos internacionales coinciden en que este tipo de sanciones representan una escalada en las tensiones entre ambas naciones. «Estados Unidos ha dado un paso que desafía no solo a Rusia, sino que también pone a prueba los mecanismos del comercio marítimo global», comenta un analista del sector energético. A largo plazo, queda por ver si estas medidas serán eficaces en debilitar el flujo de ingresos de Rusia o si el país logrará adaptarse, como lo ha hecho en el pasado, mediante vínculos más estrechos con naciones no alineadas con las sanciones occidentales.
Lo que es claro es que esta acción tiene el potencial de redefinir las dinámicas de la industria naval y el comercio energético, situando al transporte marítimo y al sector petrolero en el centro de un nuevo capítulo de la disputa geopolítica entre Estados Unidos y Rusia. Entretanto, las consecuencias para los mercados globales podrían expandirse en los próximos meses, reflejando cómo las decisiones estratégicas entre grandes potencias tienen un alcance que trasciende sus fronteras inmediatas.
Referencia: Washington Post, Reuters