Reino Unido reduce su presencia naval en Oriente Medio pese a firmar acuerdo estratégico C-SIPA
El regreso del HMS Lancaster sin reemplazo marca un repliegue significativo de la Marina Real británica en Oriente Medio, poniendo fin a décadas de presencia naval continua. Esta retirada pone en duda el papel real del Reino Unido en la seguridad marítima regional.

LONDRES, REINO UNIDO – El Reino Unido ha iniciado un repliegue silencioso de su poder naval en Oriente Medio, incluso después de haber firmado en junio el Acuerdo Integral de Seguridad, Integración y Prosperidad (C-SIPA) junto a Estados Unidos y Bahréin. Si se confirma el retorno del HMS Lancaster una fragata Tipo 23 sin una unidad de reemplazo, se cerraría un capítulo clave en la presencia continua de combatientes de superficie británicos en la región desde la Guerra del Golfo.
El C-SIPA, promovido inicialmente por Washington y Manama en 2023, tiene como eje central la cooperación en defensa y seguridad regional, incluyendo la vigilancia marítima y la disuasión contra amenazas externas. Sin embargo, informes recientes, entre ellos del The Telegraph, aseguran que el despliegue del Lancaster será el último de su tipo, dejando a la Royal Navy sin buques de guerra mayores en Bahréin, su principal base en la región.
De la Patrulla Armilla a la Operación Kipion: un legado que se disipa
La retirada del Lancaster sin reemplazo supondría el fin operativo de la Operación Kipion, que en las últimas décadas ha simbolizado la contribución británica a la seguridad en el Golfo Pérsico, el Mar Arábigo y el Océano Índico. A esta retirada se suma la salida del buque de desembarco RFA Cardigan Bay y la colisión en 2024 de dos buques de contramedidas de minas (MCMV), lo que ha dejado a la Marina Real británica con una presencia reducida a un solo caza minas clase Hunt, el HMS Middleton, y al UKMCC (UK Maritime Component Command), el cuartel regional del Reino Unido.
Esta transformación ha sido interpretada por analistas como un repliegue estratégico encubierto, pese a que el Ministerio de Defensa británico insiste en que el compromiso con la región «sigue firme».
“Seguimos trabajando estrechamente con nuestros aliados para fortalecer la seguridad regional mediante una mayor integración e interoperabilidad”, declaró un portavoz del Ministerio al medio Naval Technology.

Capacidad naval cada vez más limitada
La presencia del Lancaster y otras fragatas Tipo 23 en Bahréin no solo permitía operaciones conjuntas con la Quinta Flota de EE.UU., sino que dotaba a Londres de una herramienta clave de diplomacia naval en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El buque fue parte activa de las Fuerzas Marítimas Combinadas, participando en patrullas multinacionales, misiones antidrogas y visitas diplomáticas en puertos aliados como Omán.
Durante su despliegue actual, el Lancaster interceptó y destruyó cargamentos de narcóticos por valor de decenas de millones de libras, subrayando su rol activo en tareas de seguridad no convencionales. Si no se designa un sucesor, el vacío operativo y diplomático será difícil de cubrir con los medios restantes.
C-SIPA: un marco con pocas garantías sin activos navales
El Acuerdo C-SIPA, promovido por Estados Unidos como una herramienta para contener amenazas como Irán y garantizar la seguridad regional, contempla tres ejes: defensa, comercio y cooperación tecnológica. En julio, el Departamento de Estado afirmó que los tres signatarios EE.UU., Bahréin y Reino Unido formarían grupos de trabajo para ejecutar los objetivos pactados. Pero sin una fuerza naval desplegada, la contribución británica en materia de disuasión marítima podría resultar simbólica.
Este contraste entre las promesas diplomáticas y la reducción tangible de medios militares genera interrogantes sobre la fiabilidad del Reino Unido como socio estratégico.

Fuerzas Armadas británicas en declive
El repliegue naval no es un caso aislado. Las Fuerzas Armadas del Reino Unido atraviesan un proceso de contracción estructural, con niveles de personal y material en mínimos históricos. El Ejército ha entregado toda su artillería AS90 a Ucrania, y centenares de blindados y tanques también han sido transferidos o retirados del servicio activo.
La Royal Navy opera actualmente por debajo del umbral considerado mínimo para una fuerza de proyección global, lo que ha llevado a priorizar la defensa del entorno nacional en detrimento de los compromisos exteriores.
Londres, ¿socio confiable o actor en retirada?
Sin una señal clara sobre el futuro despliegue naval británico en Medio Oriente, el vacío dejado por el Lancaster proyecta dudas sobre el liderazgo del Reino Unido en los espacios marítimos internacionales. Para sus aliados regionales, como Bahréin y los socios del CCG, el repliegue representa no solo una pérdida de capacidades, sino también de confianza.
Si bien el Reino Unido ha reiterado su voluntad de cooperar mediante C-SIPA, su poder naval antiguamente una herramienta clave de influencia global parece estar en retirada, dejando un espacio que otras potencias podrían ocupar.
Fuentes: Ministerio de Defensa del Reino Unido, Naval Technology