30 de julio de 2025

Polonia despliega operativo de búsqueda de explosivos tras el encuentro con un barco ruso

Las autoridades polacas intensifican la vigilancia en el mar Báltico tras detectar un buque sospechoso de la «flota sombra» rusa cerca de un cable eléctrico submarino estratégico. La investigación, liderada por el primer ministro Donald Tusk, busca descartar la presencia de artefactos explosivos en una zona clave para la seguridad energética de Europa.

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Las autoridades polacas intensifican la vigilancia en el mar Báltico tras detectar un buque sospechoso de la «flota sombra» rusa cerca de un cable eléctrico submarino estratégico. La investigación, liderada por el primer ministro Donald Tusk, busca descartar la presencia de artefactos explosivos en una zona clave para la seguridad energética de Europa.

VARSOVIA, POLONIA – Las aguas del Mar Báltico, escenario de crecientes tensiones geoestratégicas, se han convertido una vez más en el foco de una alerta de seguridad de primer orden. Polonia, en una demostración de vigilancia y capacidad de respuesta, ha desplegado medios navales y aéreos para investigar una potencial amenaza contra una infraestructura energética clave: el cable eléctrico submarino SwePol Link, que la une con Suecia. El detonante: la sospechosa y anómala navegación de un buque ruso, presuntamente perteneciente a la denominada «flota sombra», en las inmediaciones directas de esta vital arteria energética.

La confirmación de la operación y la gravedad de la situación llegaron de la mano del Primer Ministro polaco, Donald Tusk, quien el pasado jueves, en un encuentro con altos mandos de la Armada, reveló que las autoridades están llevando a cabo una exhaustiva revisión del lecho marino en la zona del incidente. El objetivo primordial es descartar la presencia de dispositivos explosivos o cualquier otro indicio de sabotaje. «Las investigaciones aún están en curso y deben manejarse con la máxima cautela», declaró Tusk, subrayando la delicadeza del asunto.

El cable en cuestión, el SwePol Link, no es una instalación menor. Con una capacidad de transmisión de 600 megavatios, discurre entre la localidad sueca de Karlshamn y Ustka, en la costa norte de Polonia. Esta interconexión es fundamental para la estabilidad y flexibilidad energética de ambos países, permitiendo el intercambio de electricidad en función de las fluctuaciones de precios y disponibilidad, optimizando así el suministro y contribuyendo a la seguridad energética regional. La proximidad de una embarcación con los antecedentes y la opacidad operativa de las que componen la «flota sombra» rusa a esta infraestructura desencadenó de inmediato las alarmas en los centros de mando polacos.

Actualmente, el buque hidrográfico ORP Heweliusz de la Armada Polaca se encuentra peinando meticulosamente el área. Según el Primer Ministro Tusk, «hasta el momento, no hay señales alarmantes que confirmen un daño o una amenaza inminente, pero la zona continúa bajo estrecha y permanente vigilancia«. Es un mensaje que busca transmitir tranquilidad, pero sin minimizar la seriedad del evento. Tusk también quiso destacar la gestión de la crisis: «La situación se manejó con eficacia y una notable discreción. Sin escalar innecesariamente la tensión ni recurrir a la fuerza, la parte polaca logró evitar cualquier acción potencialmente agresiva por parte del barco sospechoso».

Aportando más detalles sobre la respuesta operativa, el Ministro de Defensa, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, informó que el miércoles previo a las declaraciones de Tusk, una aeronave de patrulla marítima polaca fue desplegada con celeridad. Esta aeronave no solo monitorizó al buque ruso, sino que, según el ministro, «logró disuadir y alejar al buque ruso de la zona sensible». Inmediatamente después de esta acción de disuasión aérea, se ordenó el zarpe del ORP Heweliusz para acometer la «verificación detallada y técnica» del fondo marino.

La naturaleza del buque intruso añade una capa de complejidad y preocupación. Se presume, con un alto grado de certeza, que pertenece a la «flota sombra» de Rusia. Este término se refiere a un creciente conglomerado de embarcaciones, a menudo de edad avanzada, con propiedad opaca y que operan bajo banderas de conveniencia, cuya principal misión es eludir el régimen de sanciones internacionales impuesto a Moscú. Estos barcos se dedican al transporte de petróleo, armamento y grano rusos, burlando las restricciones establecidas tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022. La presencia de tales actores en las cercanías de infraestructuras críticas es inherentemente desestabilizadora.

Este incidente no es un hecho aislado, sino que se enmarca en un contexto de creciente vulnerabilidad de las infraestructuras submarinas en la región. Desde el inicio del conflicto en Ucrania, la OTAN ha reforzado significativamente la seguridad y la vigilancia de estas redes vitales, que incluyen no solo cables eléctricos, sino también cables de telecomunicaciones y gasoductos. Varios de estos activos han sufrido daños o han sido objeto de amenazas directas o veladas durante este periodo, elevando el nivel de alerta entre los aliados.

Frente a las pesquisas polacas, la respuesta desde el Kremlin ha seguido el patrón habitual. La embajada rusa en Varsovia, al ser solicitada para ofrecer una declaración, declinó hacer comentarios. En episodios similares de presunto sabotaje o actividades sospechosas cerca de infraestructuras submarinas, los funcionarios rusos han negado categóricamente cualquier implicación, a menudo recurriendo a la contra-acusación, sugiriendo que los países occidentales utilizan tales afirmaciones como pretexto para obstaculizar los envíos marítimos de Rusia, especialmente de su petróleo.

La investigación polaca continúa, y con ella, la tensión en el Báltico. Este episodio subraya la guerra híbrida y la zona gris en la que se mueven actores estatales como Rusia, utilizando medios no convencionales para proyectar influencia y generar incertidumbre. Para Polonia y sus aliados de la OTAN, la vigilancia constante, la capacidad de respuesta rápida y la resiliencia de sus infraestructuras críticas se han convertido en imperativos de seguridad nacional en un mar que, lejos de ser un mero corredor comercial, es hoy un tablero de ajedrez estratégico de primer nivel. La firmeza y discreción demostrada por Polonia en esta ocasión envía un claro mensaje sobre su determinación de proteger sus intereses vitales.

Referencias: Reuters, The Daily Guardian