Los hutíes de Yemen reivindican un nuevo ataque al portaaviones Harry S. Truman

Portavoz de hutíes en Yemen han afirmado, por segunda vez en una semana, haber llevado a cabo un ataque directo contra el portaaviones estadounidense USS Harry S. Truman, desplegado como parte de la estrategia militar de Estados Unidos en zonas de conflicto.


Saná, Yemen – Según sus declaraciones, la operación tuvo lugar en la parte norte del Mar Rojo, en respuesta a lo que consideran una agresión estadounidense contra el territorio yemení.

El portavoz de las fuerzas hutíes, Yahya Saree, declaró que el ataque fue llevado a cabo utilizando “dos misiles de crucero y cuatro drones” en una operación coordinada que supuestamente frustró un ataque aéreo inminente por parte de la coalición liderada por Washington. “Hemos logrado frenar la agresión, infligiendo un revés estratégico al enemigo,” sostuvo Saree durante una conferencia transmitida por medios locales. Sin embargo, hasta el momento, el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) no ha confirmado la veracidad de estas afirmaciones, manteniendo una postura hermética ante las acusaciones.

En su última actualización oficial, las fuerzas estadounidenses aseguraron que su principal foco operativo sigue siendo la lucha contra ISIS en Siria e Irak. Entre el 30 de diciembre de 2024 y el 6 de enero de 2025, según reportó el CENTCOM, se realizaron múltiples redadas contra posiciones estratégicas del grupo extremista en Siria, logrando la captura de un alto dirigente de una célula de ataques. Este énfasis en la lucha contra ISIS ha llevado a cuestionar la supuesta dispersión de recursos hacia otros frentes, como el conflicto con actores no estatales, entre ellos los hutíes en Yemen.

Cronología del conflicto y los puntos de tensión

La presencia del portaaviones USS Harry S. Truman en aguas del Mar Rojo forma parte de un despliegue planificado desde septiembre de 2024. Tras partir de la Estación Naval de Norfolk, el grupo de ataque del Truman llegó a la zona el 14 de diciembre del mismo año con el propósito oficial de garantizar la seguridad marítima y apoyar operaciones en curso contra amenazas emergentes en la región. Sin embargo, este despliegue ha coincidido con un repunte de las hostilidades, principalmente protagonizadas por las fuerzas hutíes, grupo que cuenta con el respaldo de Irán.

Desde el inicio del despliegue, las fuerzas hutíes han incrementado su número de ataques contra objetivos estadounidenses y de sus aliados. Yemen, devastado por una guerra civil desde 2015, ha sido testigo del recrudecimiento del conflicto entre el gobierno respaldado por Arabia Saudita y la insurgencia hutí. En este contexto, los hutíes han dirigido ataques contra embarcaciones y bases militares en la región. Además del presunto ataque al USS Harry S. Truman, el grupo reivindicó en diciembre el derribo de dos drones estadounidenses MQ-9 Reaper, utilizados para vigilancia y operaciones tácticas.

Los ataques hutíes, no obstante, no se han limitado a las fuerzas estadounidenses. En días recientes, los insurgentes ampliaron su teatro de operaciones, lanzando misiles y drones contra partes del centro y sur de Israel, lo que desató represalias por parte del gobierno israelí en zonas clave de Yemen. Esta nueva dinámica amenaza con arrastrar a más actores internacionales a un conflicto ya de por sí complejo y con potencial de extender sus implicaciones geopolíticas a escala global.

Una región atrapada entre la guerra y los intereses geopolíticos

La creciente hostilidad en el Mar Rojo tiene profundas raíces estratégicas e históricas. La región representa un punto neurálgico para el comercio global y el tránsito energético, atravesada por rutas marítimas de vital importancia, incluyendo el estratégico Estrecho de Bab el-Mandeb. La inestabilidad en esta área no solo afecta a los actores directamente involucrados, sino también a las grandes economías dependientes del comercio marítimo.

Estados Unidos considera su presencia militar en la zona como una medida clave para contrarrestar las influencias desestabilizadoras, incluidas las de Irán, que apoya abiertamente a los hutíes. Las constantes acusaciones entre ambas partes, sin embargo, complican los esfuerzos internacionales para mediar un eventual alto al fuego en Yemen. Mientras tanto, las fuerzas estadounidenses prosiguen con sus operaciones en varios frentes, incluyendo Siria, donde la lucha contra el Estado Islámico se mantiene como una prioridad declarada.

Por su parte, los hutíes han asegurado que los recientes ataques son «una respuesta legítima» a lo que califican como años de agresión extranjera y bombardeos incesantes sobre el territorio yemení por parte de la coalición liderada por Arabia Saudita y apoyada por Occidente. Este grupo afirma que continuará atacando intereses estadounidenses, israelíes y saudíes como parte de su estrategia de resistencia frente a lo que consideran una «ocupación militar».

Sin confirmación oficial: un conflicto cargado de propaganda

Hasta ahora, la falta de confirmación por parte del CENTCOM o el Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre el presunto ataque al portaaviones USS Harry S. Truman ha generado un espacio para el escepticismo. Expertos militares sostienen que, aunque los hutíes han demostrado tener capacidad táctica con el uso de drones y misiles de corto alcance, el ataque exitoso a un portaaviones estadounidense de clase Nimitz, equipado con avanzados sistemas de defensa, sería una hazaña altamente improbable.

“Estas afirmaciones parecen diseñadas más para reforzar la moral interna del grupo que para reflejar un hecho bélico verificable,” indicó un analista de seguridad en la región. Sin embargo, las constantes denuncias y la presión mediática confieren al conflicto una narrativa difícil de desentrañar, alimentada por la desinformación de todas las partes involucradas.

El Mar Rojo sigue siendo un escenario de alta volatilidad, donde cada movimiento amenaza con amplificar una espiral de violencia que ya ha cobrado miles de vidas. Mientras las potencias internacionales evalúan cómo responder a este entorno hostil, las partes involucradas en el conflicto continúan protagonizando una guerra sin tregua, cuyas consecuencias podrían extenderse mucho más allá de las aguas de Yemen.

Referencias: China Daily, Reuters


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