La Marina Real del Reino Unido ha desplegado una operación de vigilancia de alta precisión para rastrear el buque de investigación ruso Yantar durante su travesía por el Canal de la Mancha, en un despliegue que evidencia la creciente tensión geopolítica en aguas europeas.
Londres, Reino Unido – La Marina Real Británica ha intensificado sus operativos de seguridad marítima tras el tránsito del buque ruso Yantar por el estratégico Canal de la Mancha la pasada semana. Aunque oficialmente clasificado por Rusia como un navío de investigación oceanográfica, este barco ha sido objeto de atención internacional debido a su capacidad tecnológica avanzada, que incluye herramientas aptas para interceptar, manipular e incluso cortar cables submarinos críticos. Este tipo de actividades ha alimentado preocupaciones sobre posibles actos de espionaje o sabotaje dirigidos hacia la infraestructura submarina de naciones europeas, incluyendo Reino Unido.
Para mitigar posibles riesgos durante la travesía del Yantar, la Marina Real desplegó importantes recursos defensivos, asignando tanto la fragata Tipo 23 HMS Somerset como el buque patrulla HMS Tyne para monitorear de cerca cada movimiento del buque ruso. La operación involucró también al helicóptero Merlin, que fue lanzado desde el Somerset en misiones de vigilancia táctica encubierta mientras el Yantar avanzaba desde las costas de Francia hasta internarse en aguas cercanas al Reino Unido.
El comandante Matthew Teare, al frente del HMS Somerset, subrayó la importancia de este tipo de misiones y señaló que «monitorear actividades de buques sospechosos en aguas críticas no es solo una misión rutinaria, sino también un componente esencial para garantizar la seguridad nacional». Este escrutinio resulta especialmente relevante cuando se consideran los antecedentes del Yantar en torno a actividades de espionaje y la cercanía previa del buque a infraestructuras estratégicas británicas, como cables de telecomunicaciones vitales y otras líneas sumergidas.

La amenaza a las infraestructuras submarinas
El Reino Unido y sus aliados europeos llevan meses atentos a la creciente actividad en la región marítima de barcos como el Yantar, asociado al espionaje militar ruso. Estos navíos, a menudo operados por la Dirección Principal de Investigación de Aguas Profundas de Rusia, han sido vinculados con misiones controvertidas, como la recuperación de restos militares en aguas internacionales y la proximidad a activos de telecomunicaciones y energéticos críticos.
En este contexto, el Reino Unido ha reforzado sus capacidades para proteger infraestructuras clave como cables submarinos de datos, oleoductos, gasoductos y redes eléctricas submarinas que permiten la transmisión energética entre países europeos, desempeñando un papel esencial en la economía y la seguridad de la región. Según el comandante Hugo Floyer, al mando del HMS Tyne, “es difícil exagerar la importancia de estas redes submarinas para el bienestar y la prosperidad de nuestro país. Proteger estos sistemas, aunque estén fuera de nuestra vista, es una prioridad absoluta para la seguridad nacional”.
La creciente inquietud no está exenta de fundamentos. En las últimas semanas, la OTAN ha reportado incidentes alarmantes en el Mar Báltico, donde daños significativos afectaron cables en aguas controladas mayoritariamente por aliados europeos. Si bien no se han presentado pruebas concluyentes, se sospecha que algunos de estos atropellos podrían haber sido facilitados por buques vinculados a Rusia. Paralelamente, la posible participación rusa en estas operaciones desestabilizadoras ha sido llamada a debate por varios líderes de la alianza transatlántica.
Uno de los incidentes más recientes implicó daños en el cable Estlink2, que conecta Estonia y Finlandia. Este hecho intensificó la colaboración de vigilancia entre Reino Unido y otros países afectados, con sistemas de monitoreo de alta tecnología como el Nordic Warden, una infraestructura basada en inteligencia artificial diseñada para identificar riesgos y tendencias inusuales en la actividad marítima. Estas herramientas han sido desplegadas junto a recursos de vigilancia avanzados, incluidos aviones P-8 Poseidon y aeronaves de guerra electrónica Rivet Joint, bajo el marco de operación Baltic Sentry liderada por la OTAN.
Una respuesta estratégica
El regreso del Yantar a aguas cercanas al Reino Unido ha reavivado el debate sobre la creciente actividad militar rusa en zonas marítimas al norte de Europa y sobre la necesidad de mayor cooperación internacional. En este sentido, el secretario de Defensa británico, John Healy, se ha pronunciado con contundencia contra estas tácticas, declarando que «no solo estamos observando cada movimiento; sabemos lo que están haciendo y estamos preparados». Sus palabras reflejan la posición británica de tolerancia cero frente a cualquier amenaza que comprometa las infraestructuras nacionales y las de sus aliados.
En sintonía con estas declaraciones, Gran Bretaña también ha intensificado la operacionalización del RFA Proteus, un buque especialmente diseñado para misiones de seguridad submarina. Equipado con drones sumergibles de última generación, el Proteus ha desempeñado un rol crucial en las inspecciones de líneas y cables estratégicos desde que se incrementaron las alertas regionales. Este novedoso aparato tecnológico permite a la Marina Real detectar, prevenir y responder con rapidez a cualquier anomalía en activos de infraestructura crítica.

Vigilancia en aumento
Este último episodio con el Yantar destaca los desafíos crecientes en la seguridad marítima moderna, donde infraestructuras antes percibidas como invulnerables —o quizá menos visibles por su localización bajo el agua— se han convertido en objetivos prioritarios para actores hostiles. No es la primera vez que el Yantar ha estado bajo escrutinio. Desde operaciones en la costa de Siria hasta presuntas actividades de espionaje en las aguas irlandesas, las acciones asociadas a este buque han sembrado desconfianza y generado una respuesta coordinada entre las principales potencias del Atlántico Norte.
Para los altos mandos británicos, este no es un incidente aislado sino un reflejo de un patrón preocupante que debe ser abordado con celeridad. La Marina Real seguirá desempeñando un rol central en la supervisión de aguas cercanas y en la protección de un entorno marítimo que, aunque a menudo pase desapercibido para el público general, es absolutamente indispensable para la estabilidad económica, energética y de comunicaciones de las naciones europeas.
Así, mientras el Yantar continúa su travesía hacia el Mediterráneo, los ojos de la Marina Real permanecen atentos, con una clara advertencia: cualquier amenaza a las infraestructuras críticas será respondida con firmeza, asegurando que las aguas británicas sigan siendo vigiladas y seguras en un contexto de crecientes tensiones internacionales.
Referencias: BBC, Royal Navy