El destructor británico HMS Dragon mantuvo bajo vigilancia durante días al buque de inteligencia ruso Yuri Ivanov en aguas cercanas a las Hébridas Exteriores, en una operación que subraya las crecientes tensiones en el Atlántico Norte. Esto se produjo poco después de la finalización del ejercicio multinacional de la OTAN Escudo Formidable.
LONDRES, REINO UNIDO – La Royal Navy británica confirmó el pasado 29 de mayo de 2025 el despliegue de una significativa operación aeronaval. El objetivo: el minucioso seguimiento del buque de inteligencia ruso Yuri Ivanov, detectado merodeando cerca de las costas de las Hébridas Exteriores. Esta maniobra, que se ha tornado una estampa recurrente en los últimos años, pone de manifiesto la delicada partida de ajedrez que se juega en estas latitudes.
El destructor de defensa aérea HMS Dragon fue el encargado de mantener contacto visual y por radar constante con la nave rusa. La presencia del Yuri Ivanov, un buque AGI (Inteligencia General Auxiliar) especializado en vigilancia electrónica e interceptación de señales, se produjo escasos días después de la conclusión del ejercicio multinacional Escudo Formidable de la OTAN, lo que subraya el persistente interés ruso en las capacidades militares occidentales. Para asegurar la integridad de datos y comunicaciones sensibles vinculados al ejercicio, el HMS Dragon no solo mantuvo una escolta cercana, sino que también desplegó su helicóptero Merlin Mk2 para realizar patrullas aéreas y recopilación de inteligencia hasta que el Yuri Ivanov puso rumbo al Ártico.

Las aguas que rodean las Hébridas Exteriores y la costa noroeste de Escocia se han consolidado como una zona de alta sensibilidad geoestratégica. No es un interés casual: este corredor marítimo es crucial para los tránsitos de la Flota del Norte rusa hacia el Atlántico y alberga infraestructura crítica, incluyendo vitales cables de comunicación submarinos y la base naval de Faslane, hogar de los submarinos británicos clase Vanguard, armados con misiles balísticos Trident. La aparición de unidades navales no aliadas en esta región es, por tanto, observada con máxima atención.
Este episodio se enmarca en un incremento sostenido de la actividad naval rusa cerca del territorio de la OTAN, una tendencia que se agudizó tras la anexión de Crimea en 2014 y se intensificó notablemente desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022. La Royal Navy ha tenido que movilizarse repetidamente para escoltar buques militares rusos en zonas como el Canal de la Mancha y el Mar de Irlanda. El comportamiento del Yuri Ivanov se alinea con este patrón de vigilancia persistente y presencia calculada por parte de Moscú.
Frente a este escenario, el HMS Dragon, uno de los seis destructores Tipo 45, representa la punta de lanza tecnológica de la Royal Navy. Dotado del sistema de misiles Sea Viper, capaz de enfrentar múltiples amenazas aéreas simultáneamente, y con recientes mejoras en guerra electrónica y vigilancia marítima, su capacidad se ve ampliada por el helicóptero Merlin embarcado. Estos despliegues son ya una pieza fundamental en el tablero de las contiendas navales de baja intensidad que caracterizan el norte de Europa.
Paralelamente, y como muestra de la amplitud de estas operaciones de vigilancia, la Royal Navy concluyó recientemente una operación de seguimiento de cinco días al grupo naval ruso encabezado por la corbeta clase Steregushchiy RFS Stoikiy, que escoltaba a dos cargueros a través del Canal de la Mancha. Esta misión, llevada a cabo por los cazaminas HMS Ledbury y HMS Hurworth, concluyó una vez el convoy ruso abandonó el Mar del Norte, y pone de relieve el compromiso británico con la seguridad de las rutas marítimas. Los testimonios de los comandantes Bradshaw y Clark, al frente de estas unidades, han destacado la disciplina operativa requerida y la importancia estratégica de estas misiones.
Estas operaciones navales se producen en un contexto en el que el Primer Ministro británico ha anunciado la intención de elevar el gasto en defensa al 2,5% del PIB. Esta medida es un claro reflejo de la creciente percepción de los desafíos de seguridad en la región euroatlántica. Ante la persistencia de las tensiones con Rusia, la Armada británica asume un papel crucial en la protección de los intereses marítimos nacionales, la salvaguardia de la infraestructura submarina crítica y la seguridad de las líneas de comunicación estratégicas. Con el despliegue del HMS Dragon, el Reino Unido demuestra su capacidad y determinación para responder con prontitud a cualquier presencia militar extranjera considerada una intrusión en sus áreas de interés estratégico.
Referencias: BBC, Ministerio de Defensa del Reino Unido