Nuevo episodio de contaminación ambiental ha sacudido el Delta del Níger, en Nigeria, tras un importante derrame de petróleo registrado en una de las terminales de carga de la compañía Shell Petroleum Development Company (SPDC).


La Agencia de Administración y Seguridad Marítima de Nigeria (NIMASA) ha confirmado, a través de un comunicado oficial, que el incidente tuvo lugar el pasado 14 de diciembre de 2024 y fue provocado por la rotura de una de las principales tuberías de transporte de crudo de la instalación.

De acuerdo con Osagie Edward, principal portavoz de relaciones públicas de NIMASA, la fuga de crudo alcanzó rápidamente la costa, lo que ha encendido las alarmas sobre el impacto ambiental y social que este desastre podría generar en las comunidades cercanas y en los ecosistemas locales. A pesar de los esfuerzos inmediatos por contener el flujo del contaminante, el derrame plantea serios desafíos logísticos y medioambientales que han exigido una respuesta coordinada entre las autoridades, la empresa responsable y otras partes interesadas.

Medidas de Respuesta Inmediata

Ante la magnitud del incidente, Shell procedió a cerrar de manera inmediata el oleoducto afectado y desplegó barreras de contención para limitar el alcance del derrame. Asimismo, NIMASA estableció un centro de operaciones de emergencia con el objetivo de monitorear y coordinar las labores de mitigación. Según Osagie Edward, se están adoptando acciones urgentes para evaluar tanto la extensión del daño como las posibles repercusiones en las comunidades costeras que dependen del entorno natural para su sustento.

«Estamos trabajando de manera coordinada con Shell y otros actores clave para contener la situación y garantizar que las áreas afectadas sean restauradas lo antes posible», declaró Edward. También hizo un llamado a la población local para mantener la calma, asegurándoles que las autoridades están comprometidas con minimizar el impacto y atender cualquier afectación derivada del incidente.

Impacto Medioambiental y Económico

El Delta del Níger, una de las regiones más ricas en biodiversidad de África, es también el corazón de la industria petrolera en Nigeria. Sin embargo, estas zonas han sufrido históricamente los embates de la explotación de hidrocarburos, enfrentando derrames recurrentes que han erosionado la calidad de vida de las comunidades locales y causado daños irreparables en los ecosistemas terrestres y marinos.

El derrame más reciente ha intensificado las preocupaciones entre ambientalistas y líderes comunitarios, quienes advierten sobre la posible contaminación de ríos, manglares y áreas de cultivo que sostienen a miles de habitantes. Estos eventos no solo representan riesgos considerables para la salud pública, sino que también amplifican la desconfianza hacia las empresas petroleras en una región ya afectada por conflictos socioeconómicos asociados a la extracción de recursos naturales.

Un Historial Marcado por Derrames Recurrentes

Este incidente no es un caso aislado. Apenas el pasado 14 de agosto, otro derrame fue reportado en una instalación de SPDC ubicada en la comunidad de Imiringi, en el estado de Bayelsa. En esa ocasión, Shell argumentó que el desastre fue resultado de actividades de sabotaje llevadas a cabo por ladrones de petróleo, un problema recurrente en la región que complica considerablemente las operaciones y la seguridad de los oleoductos.

Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil han insistido en que, independientemente de la causa, corresponde a las compañías asumir la responsabilidad de proteger el medioambiente y garantizar mecanismos eficaces para prevenir este tipo de eventos. En muchos casos, las comunidades afectadas reclaman mejores medidas de reparación, recuperación y compensación por los daños sufridos.

Esfuerzos para Mitigar el Daño y Fortalecer la Prevención

Paralelamente a las labores de contención, NIMASA ha informado que se llevarán a cabo estudios exhaustivos para determinar el impacto a corto y largo plazo del derrame. Estos análisis serán fundamentales para diseñar un plan de restauración adecuado que recupere las áreas afectadas y reduzca la vulnerabilidad de la región a futuros desastres.

En esta ocasión, tanto Shell como las autoridades nigerianas han prometido reforzar los protocolos de seguridad para evitar nuevos incidentes. Sin embargo, especialistas en materia ambiental recalcan que la frecuencia de estos derrames pone en evidencia no solo la fragilidad de la infraestructura petrolera, sino también la necesidad urgente de implementar políticas más estrictas en regulación y mantenimiento.

Un Llamado a la Responsabilidad y la Acción Climática

El incidente ha reavivado el debate sobre los riesgos inherentes a la extracción de petróleo en el Delta del Níger y la responsabilidad de las grandes corporaciones energéticas en contextos ambientalmente sensibles. Ambientalistas han destacado que este tipo de desastres subraya la urgencia de avanzar hacia alternativas más sostenibles y menos dañinas para el clima y las comunidades afectadas.

Además, las consecuencias del derrame coinciden con un creciente escrutinio internacional sobre las acciones de empresas como Shell, que han enfrentado acusaciones en el pasado por negligencia ambiental en sus operaciones.

Mientras continúa la evaluación del derrame, la prioridad inmediata de las autoridades y la compañía debe centrarse en mitigar los daños y proporcionar apoyo directo a las comunidades damnificadas. Los próximos días serán cruciales para determinar el alcance total de esta crisis y el compromiso de las partes involucradas para evitar nuevas tragedias de esta magnitud.

El Delta del Níger, una región rica en recursos pero sobrecargada por décadas de explotación, vuelve a ser el escenario de una tragedia ambiental que exige soluciones integrales, responsabilidad corporativa y un mayor enfoque en la sostenibilidad.

Referencias: Reuters, The Cable