En un despliegue estratégico de alto nivel, el portaaviones nuclear USS Carl Vinson y su Grupo de Ataque han zarpado desde la isla de Guam con destino a Medio Oriente, donde operarán bajo el mando del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) y junto al portaaviones USS Harry S. Truman.

Washington D.C., Estados Unidos – Este movimiento militar, confirmado por fuentes oficiales de la Armada estadounidense, responde a la escalada de tensiones que se vive actualmente en la región y representa un claro mensaje de Washington sobre su capacidad de proyección de poder en zonas de conflicto.

El USS Carl Vinson (CVN-70), uno de los buques insignia de la flota estadounidense, no viaja solo. Su grupo de ataque incluye al crucero de misiles clase Ticonderoga USS Princeton (CG-59) y al destructor Arleigh Burke USS Sterett (DDG-104), conformando una poderosa fuerza naval con capacidades ofensivas y defensivas de primer nivel. A bordo del portaaviones se encuentra desplegado el Carrier Air Wing 2, que cuenta entre sus filas con los avanzados cazas furtivos F-35C Lightning II, considerados entre los más sofisticados del arsenal aéreo occidental.

«Este despliegue demuestra nuestra capacidad para responder rápidamente a crisis emergentes y mantener la estabilidad en regiones clave», señalaron fuentes del Pentágono, subrayando la flexibilidad operativa de sus fuerzas navales.

La llegada del Carl Vinson a Medio Oriente supone un notable incremento del poderío militar estadounidense en la región, donde ya opera el portaaviones USS Harry S. Truman con su correspondiente escolta. Paralelamente, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha ampliado su presencia con el despliegue de bombarderos estratégicos B-2 Spirit y aeronaves de ataque A-10 Thunderbolt II, especializadas en apoyo aéreo cercano.

Esta concentración de capacidades militares de primer nivel ocurre en un momento particularmente sensible, con enfrentamientos activos en diferentes frentes y amenazas crecientes a la navegación comercial en el Mar Rojo y el Golfo de Adén.

Antes de emprender su travesía hacia Medio Oriente, el USS Carl Vinson y su grupo de ataque participaron en ejercicios militares combinados con fuerzas navales de Corea del Sur y Japón. Durante estas maniobras, los buques estadounidenses operaron junto a los destructores surcoreanos ROKS Sejong the Great (DDG-991) y ROKS Dae Joyeong (DDH-977), así como el destructor japonés JS Ikazuchi (DD-107), en una clara demostración de la cooperación militar entre estos aliados estratégicos.

Un incidente notable durante su estancia en aguas del Pacífico fue el vuelo de intercepción realizado por cazas F-35C y F/A-18 del portaaviones sobre un avión de vigilancia Il-38 de la Armada Rusa que seguía los movimientos del grupo naval. Las imágenes de esta intercepción, que tuvo lugar en espacio aéreo internacional y transcurrió sin incidentes, llamaron la atención por mostrar la proximidad entre las aeronaves rivales.

Bombarderos estratégicos B-2 Spirit.

La Marina de Estados Unidos, fiel a su doctrina de presencia global permanente, ha dispuesto un reemplazo inmediato para mantener sus capacidades en el Indo-Pacífico. El USS Nimitz, el buque más antiguo de su clase y posiblemente en su último despliegue operativo, ha partido desde la Estación Aérea Naval de North Island (San Diego) acompañado por los destructores USS Curtis Wilbur (DDG-54)USS Gridley (DDG-101)USS Wayne E. Meyer (DDG-108) y USS Lenah Sutcliffe Higbee (DDG-123).

Este relevo demuestra el compromiso inquebrantable de Washington con la seguridad en la región Indo-Pacífica, considerada prioritaria en su estrategia de defensa frente a la creciente influencia china y las amenazas norcoreanas.

En un desarrollo paralelo que refuerza la presencia occidental en Medio Oriente, Francia ha anunciado que su Grupo de Ataque Naval, liderado por el portaaviones FS Charles De Gaulle, se encuentra en ruta hacia el Canal de Suez tras completar su despliegue en el Indo-Pacífico, denominado Clemenceau 25.

Esta fuerza naval francesa incluye más de 20 cazas Rafale, el destructor FS Forbin (D620), las fragatas FS Provence (D652) y FS Alsace (D656), el petrolero FS Jacques Chevallier (A725) y un submarino de ataque nuclear. Aunque París no ha confirmado oficialmente su participación en operaciones contra los rebeldes hutíes en Yemen, su llegada incrementará significativamente las capacidades navales occidentales en la región.

Analistas militares consideran que esta notable concentración de poder naval occidental en Medio Oriente refleja la grave preocupación de las potencias occidentales por la estabilidad regional y la seguridad de las rutas marítimas comerciales, vitales para la economía global.

«Estamos ante uno de los despliegues navales más significativos de los últimos años en la región, con capacidades que van desde la proyección de poder aéreo hasta la guerra antisubmarina y la defensa antimisiles», señala un experto en seguridad internacional, quien subraya que la presencia simultánea de portaaviones estadounidenses y franceses envía un mensaje inequívoco de determinación a los actores regionales hostiles.

Los próximos meses serán cruciales para determinar si esta robusta presencia militar occidental logra su objetivo de disuadir escaladas adicionales o si, por el contrario, contribuye a una mayor tensión en una región ya de por sí extremadamente volátil.

Referencias: Armada de los Estados Unidos, USNI, The Washington Post