EE. UU., Reino Unido y Japón sincronizan operaciones de portaaviones en el Mar de Filipinas
En el Mar de Filipinas, Estados Unidos, Reino Unido y Japón ejecutaron un ejercicio naval sin precedentes con tres portaaviones operando en formación conjunta. La maniobra refuerza la interoperabilidad aliada y envía un mensaje estratégico al Indo-Pacífico frente a crecientes tensiones.

Mar de Filipinas — El 10 de agosto en una demostración coordinada de poder naval multinacional y capacidad de respuesta estratégica, las armadas de Estados Unidos, Reino Unido y Japón realizaron un ejercicio conjunto que reunió, por primera vez, a tres portaaviones de tres naciones distintas navegando en formación cerrada junto a un buque de asalto anfibio estadounidense. La operación tuvo como objetivo afinar la interoperabilidad en un escenario de alta tensión geopolítica en el Indo-Pacífico.
La formación estuvo integrada por el HMS Prince of Wales (Reino Unido), el USS George Washington (Estados Unidos) y el JS Kaga (Japón), con apoyo del buque de asalto anfibio USS America y una escolta multinacional de cruceros, destructores y fragatas procedentes de Noruega, España y Australia. Este despliegue, inusual por su equilibrio multinacional y capacidades complementarias, estuvo respaldado por un componente aéreo avanzado centrado en aeronaves de quinta generación.

Capacidades de combate y proyección
El HMS Prince of Wales, de la clase Queen Elizabeth, puede operar aeronaves F-35B STOVL y helicópteros polivalentes. El USS George Washington, portaaviones nuclear clase Nimitz, despliega el Carrier Air Wing 5, que incluye cazas F/A-18E/F Super Hornet, aeronaves E-2D Hawkeye y aviones de guerra electrónica EA-18G Growler. El JS Kaga, originalmente portahelicópteros clase Izumo, se encuentra en fase de conversión para operar F-35B, marcando un cambio doctrinal significativo en la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón.
El USS America, diseñado para operaciones anfibias de alta intensidad, puede lanzar tanto aeronaves F-35B como convertiplanos MV-22 Osprey para despliegues rápidos en litoral hostil. La escolta estadounidense incluyó al crucero USS Robert Smalls (clase Ticonderoga), especializado en defensa aérea de área con sistema Aegis, y al destructor USS Shoup (clase Arleigh Burke), con capacidades antisubmarinas, antiaéreas y antisuperficie.
Interoperabilidad real, no solo en papel
Durante el ejercicio, las fuerzas realizaron operaciones de vuelo cruzadas que permitieron a aeronaves F-35B británicas y estadounidenses operar desde el JS Kaga, además de reabastecimientos de combustible y mantenimiento cruzado entre cubiertas. Se ejecutaron patrullas antisubmarinas coordinadas y se probaron redes de intercambio de datos tácticos en tiempo real, clave para la guerra en entornos multidominio.
El F-35B, común a las tres armadas, fue el nexo tecnológico que posibilitó una sincronización inmediata de operaciones aéreas, reduciendo tiempos de reacción y ampliando la conciencia situacional conjunta.

Mensaje estratégico al Indo-Pacífico
Más allá de la complejidad técnica, la maniobra envió una señal política inequívoca. La participación conjunta de potencias de AUKUS y aliados estratégicos muestra la capacidad de proyectar fuerza creíble en defensa de la libertad de navegación y del equilibrio regional frente a la creciente actividad militar en la región.
La operación, que se extenderá hasta el 12 de agosto, demuestra que las armadas aliadas pueden integrar activos de doctrinas distintas y desplegar una fuerza lista para el combate en cualquier punto del Indo-Pacífico con escaso preaviso.
En términos de geopolítica naval, la formación de tres portaaviones plenamente operativos respaldados por un anillo multinacional de defensa aérea, antisubmarina y anfibia constituye uno de los despliegues más significativos de la década en la región.
Fuentes: Defense News, Jane’s Defence Weekly