EE.UU. podría ayudar a reiniciar el gasoducto Nord Stream de Rusia para reducir los costos energéticos de la UE

Estados Unidos y Rusia están evaluando la posibilidad de reactivar el emblemático gasoducto Nord Stream, una red operada por el gigante energético ruso Gazprom que fue clave para el suministro de gas natural ruso hacia Europa antes de su paralización en 2022, tras el inicio del conflicto Ruso-ucraniano.

Moscú, Rusia – En un contexto de tensiones globales, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha confirmado que se están llevando a cabo conversaciones bilaterales destinadas a explorar opciones para la vuelta a la operación del sistema Nord Stream. Sin embargo, este escenario presenta desafíos complejos, ya que requeriría superar resistencias políticas tanto dentro de la UE como en Estados Unidos. Además, podría demandar un ajuste de las sanciones impuestas al sector energético ruso tras el inicio del conflicto en Ucrania.

Entre las propuestas más discutidas se encuentra un posible acuerdo comercial en el que una empresa energética estadounidense adquiriría los derechos de operación de la infraestructura de Nord Stream. Este modelo permitiría a esta compañía servir como intermediario, comprando gas ruso para luego revenderlo a empresas europeas, facilitando así el regreso de la energía rusa al continente, pero sin mantener directamente vínculos explícitos con el Kremlin.

Esta solución, aunque pragmática, acarrea implicaciones políticas delicadas debido a la oposición de altos mandatarios europeos, como Robert Habeck, vicecanciller alemán, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quienes se han pronunciado abiertamente contra cualquier intento de restaurar los flujos del gasoducto ruso. El debate interno en Europa se centra entre priorizar la seguridad energética y mantener una postura firme contra Rusia.

De concretarse la reactivación del Nord Stream, la dinámica de los precios energéticos en Europa podría transformarse de manera radical. Según analistas del sector, los costos mayoristas del gas en la UE podrían descender drásticamente de los actuales $14/MMBtu a cerca de $6/MMBtu, cifra que se sitúa en el umbral más competitivo para los mercados europeos y que podría estabilizar el mercado durante los inviernos más duros.

Cabe destacar que esta bajada de precios representaría un respiro significativo para las industrias europeas, muchas de las cuales han sufrido una pérdida de competitividad global frente a empresas norteamericanas que gozan de precios de gas más bajos. Tal como lo destacó Lavrov, Europa enfrenta una crisis energética que ha impactado tanto a los consumidores como a los sistemas de almacenamiento de gas, con niveles reducidos al 35%, el más bajo registrado en tres años.

Uno de los factores clave en este panorama es la interrupción continua del tránsito de gas desde Ucrania, que desde enero de 2023 ha supuesto la eliminación de 10 mil millones de metros cúbicos de gas del mercado europeo. Además, las condiciones climáticas extremas han exacerbado el consumo de energéticos, sumando presión a las economías de la región.

Aunque Estados Unidos se posicionó como el principal proveedor de gas natural licuado (GNL) para Europa desde la guerra en Ucrania, el retorno del gas ruso mediante el Nord Stream podría amenazar su dominio en este mercado. En 2022 y 2023, más de la mitad de las exportaciones estadounidenses de GNL se destinaron a la UE, estimulando un crecimiento robusto en el sector energético estadounidense.

Ahora bien, si se reactiva el Nord Stream, se abriría una posibilidad de que Rusia retome su histórica posición como mayor proveedor de gas natural de Europa, lo que no solo supondría una reducción en la demanda por GNL estadounidense, sino también una presión a la baja sobre los precios del gas en los mercados globales. El precio competitivo del gas ruso sería un duro desafío para el liderazgo energético de Estados Unidos.

No obstante, el posible reinicio del Nord Stream enfrenta serias complicaciones técnicas. De sus cuatro ductos principales, tres resultaron gravemente dañados tras los actos de sabotaje ocurridos en 2022, mientras que solo una línea del Nord Stream 2 permanece intacta y potencialmente operativa. Para restablecer por completo el sistema, sería necesario ejecutar una extensa reparación de las infraestructuras dañadas, lo que se traduciría en inversiones millonarias y negociaciones políticas de alta complejidad.

A pesar de los esfuerzos de la UE por reducir su dependencia del gas ruso, los números revelan una verdad contundente: Rusia sigue siendo un actor clave en el suministro energético de Europa. En 2023, las importaciones de gas ruso aumentaron un 14 %, sumando 35 mil millones de metros cúbicos transportados a través del gasoducto TurkStream y una cantidad significativa comprada como GNL. Rusia continúa abasteciendo el 15 % del gas que consume Europa.

Estas cifras han suscitado fuertes debates en las instituciones europeas, con algunas voces planteando la idea de usar las negociaciones energéticas como herramienta para presionar a Moscú a buscar una solución al conflicto en Ucrania. Sin embargo, hasta el momento, la UE se encuentra ante dilemas difíciles, atrapada entre la necesidad de garantizar el suministro energético y sus compromisos políticos con aliados como Estados Unidos.

En conclusión, la posible reactivación del Nord Stream refleja la complejidad de los equilibrios internacionales en tiempos de crisis energética y tensiones geopolíticas. El gasoducto podría convertirse en el eje de un nuevo capítulo de rivalidad estratégica entre Estados Unidos, Rusia y Europa, con implicaciones sumamente importantes en términos económicos, industriales y políticos. Mientras tanto, los líderes globales tendrán que tomar decisiones que definirán el futuro del suministro energético del continente europeo y, probablemente, el curso de los mercados energéticos en todo el mundo. ¿Será reabierto el Nord Stream, y a qué precio político y económico? Solo el tiempo lo dirá.

Referencia: The Moscow Times, DW


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