Corea del Norte intensifica sus pruebas de misiles desde el mar

Corea del Norte ha realizado una compleja operación de lanzamiento de misiles de crucero, que  recorrieron más de 1.500 kilómetros durante 2hs, en trayectorias elípticas y en forma de ocho antes de alcanzar con éxito sus objetivos.


Pyongyang, Corea del Norte – República Popular Democrática de Corea ha vuelto a ser el centro de la atención internacional tras la prueba de varios misiles de crucero de largo alcance el pasado 25 de enero de 2025. Este lanzamiento, el tercero en lo que va del mes, refuerza no solo las capacidades armamentísticas del hermético régimen de Pyongyang, sino también sus posiciones ante lo que califica como «provocaciones militares» de Corea del Sur y Estados Unidos.

Un despliegue calculado

Según la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), el ensayo consistió en el lanzamiento de misiles descritos como sistemas de «arma de mar a superficie», empleando trayectorias elípticas y en forma de ocho que cubrieron aproximadamente 1.500 kilómetros en poco más de dos horas. Las pruebas, que supuestamente no implicaron riesgo para los países vecinos, fueron supervisadas directamente por Kim Jong Un, líder supremo del país.

KCNA destacó este ensayo como una validación de un “importante sistema de armas” que, según el propio Kim, refuerza aún más las capacidades de disuasión militar de Corea del Norte. Durante la supervisión del lanzamiento, el mandatario instó a consolidar las capacidades armamentísticas del país y reiteró su compromiso con la defensa de la soberanía nacional y la consecución de una paz duradera basada en el poder militar.

Por su parte, el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur confirmó que los misiles fueron lanzados desde un punto interior del territorio norcoreano hacia aguas del Mar Amarillo, en las costas occidentales de la península, en torno a las 16:00 horas del sábado. Tanto los militares surcoreanos como las agencias de inteligencia estadounidenses se encuentran analizando los detalles del lanzamiento, incluidos los alcances y posibles capacidades técnicas de las armas empleadas.

Denuncias y advertencias desde Pyongyang

La nueva demostración de fuerza de Corea del Norte coincidió con una tajante declaración emitida por su Ministerio de Asuntos Exteriores, en la que el régimen calificó los recientes ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur como «provocadores» y una «violación intolerable» de su soberanía. En el comunicado, Pyongyang prometió adoptar «las medidas más duras» contra Washington, mientras este último continúe liderando maniobras que considera amenazas directas a su seguridad nacional.

Washington y Seúl defienden que dichos ejercicios tienen objetivos exclusivamente defensivos, orientados a mantener la estabilidad en la región. Sin embargo, el régimen norcoreano sostiene que esas maniobras son simulacros para una eventual invasión y ha endurecido su postura ante lo que percibe como un cerco militar y diplomático.

Un tablero geopolítico con nuevas piezas clave

Este último ensayo de Corea del Norte se produce en un momento particularmente delicado de la diplomacia internacional. El regreso del expresidente Donald Trump al poder en Estados Unidos ha reabierto el debate sobre los enfoques hacia Pyongyang. Durante su primer mandato, Trump sostuvo tres encuentros históricos con Kim Jong Un, incluida una cumbre en Singapur en 2018. No obstante, las conversaciones no lograron concretar un acuerdo significativo respecto al desmantelamiento del programa nuclear norcoreano ni al levantamiento de las sanciones impuestas por la comunidad internacional.

En recientes declaraciones a Fox News, Trump describió al líder norcoreano como “un tipo inteligente” y expresó su disposición a reanudar los diálogos bilaterales. Aunque hasta ahora no se han anunciado contactos oficiales, medios diplomáticos sugieren que la Casa Blanca podría estar evaluando una nueva estrategia para abordar el creciente poderío militar de Pyongyang y evitar una escalada en la región.

Sin embargo, esta posibilidad genera incertidumbre en Seúl. Analistas surcoreanos y algunos sectores políticos temen que Trump, como en el pasado, priorice únicamente reducir las amenazas de misiles de largo alcance dirigidas contra Estados Unidos, dejando de lado los riesgos que representan las capacidades nucleares de Corea del Norte para la propia Corea del Sur y Japón. Otro punto de preocupación es la posibilidad de que Washington considere reducir los ejercicios militares conjuntos en suelo surcoreano como una concesión para persuadir a Pyongyang de retomar las negociaciones.

Un arsenal creciente como moneda de cambio

A ojos de muchos expertos, el régimen de Kim Jong Un está adoptando una estrategia de fortalecimiento militar para incrementar su poder de negociación en futuros diálogos. Con alianzas más estrechas con Rusia y un arsenal nuclear y de misiles que continúa creciendo, Pyongyang parece decidido a posicionarse como un actor ineludible en la seguridad regional y global.

El ensayo de los misiles de crucero se suma, además, a una prueba realizada a principios de este mes de un misil hipersónico intermedio, lo que evidencia la diversificación y el perfeccionamiento de su arsenal. A juicio de algunos analistas, este enfoque busca enviar un doble mensaje: hacia el exterior, proyectar fuerza y disuasión ante sus adversarios; hacia el interior, consolidar la imagen de Kim Jong Un como líder fuerte y garante de la soberanía nacional.

Un horizonte incierto

A medida que Corea del Norte continúa demostrando su avance tecnológico militar, la comunidad internacional enfrenta un desafío creciente para abordar de manera efectiva las tensiones en la península. Mientras Washington y Seúl insisten en la necesidad de mantener la presión a través de sanciones y ejercicios conjuntos, Pyongyang refuerza su retórica desafiante y sus capacidades bélicas, alejando aún más las esperanzas de una resolución diplomática duradera.

En este contexto, la región se encuentra en una encrucijada estratégica, donde cualquier movimiento en falso podría desencadenar una dinámica de confrontación de consecuencias imprevisibles. Los próximos pasos de las potencias involucradas, así como las decisiones de Donald Trump al retomar el liderazgo estadounidense, serán determinantes para definir el rumbo de uno de los conflictos más complejos y prolongados del panorama global.

Referencias: Reuters, Yonhap Television News


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