La región de Asia-Pacífico vive un nuevo capítulo de alta tensión debido a los recientes ejercicios militares llevados a cabo por China en las inmediaciones de las aguas y el espacio aéreo de Taiwán. Estas maniobras con 43 de las 59 aeronaves y naves chinas, fueron calificadas por el gobierno taiwanés como una provocación directa.
Taipéi, Taiwán – El Ministerio de Defensa de Taiwán ha denunciado en diversos comunicados que China lanzó una nueva ola de ejercicios militares en áreas marítimas y aéreas adyacentes a la isla, una acción que violaría los principios básicos de paz y estabilidad en la zona. Según los datos suministrados, hasta 43 de las 59 aeronaves y naves chinas que participaron en estas maniobras invadieron la zona de identificación de defensa aérea (ADIZ) taiwanesa, aunque se confirmó que no se llegó a ninguno tipo de enfrentamiento directo.
En respuesta, Taiwán activó su sistema de defensa y desplegó aviones caza, buques de guerra y defensas costeras móviles para monitorear de cerca los movimientos del ejército chino. En palabras del secretario general del Consejo de Seguridad Nacional de Taiwán, Wellington Koo, estas maniobras evidencian que Beijing actúa como un “alborotador que pone en jaque la paz regional”.
Estos ejercicios se producen apenas días después de que el presidente taiwanés, William Lai Ching-te, reforzara la postura de su administración frente a China, designando formalmente al gobierno continental como una “fuerza hostil extranjera”. Además, Lai aseguró que Taiwán adoptará medidas más enérgicas contra cualquier intento de subversión china a través de la propaganda, los medios de comunicación o los intercambios cívicos.

Por su parte, el gobierno chino justificó estas operaciones señalando que son una reacción necesaria frente a las recientes declaraciones del liderazgo taiwanés y al respaldo que Taiwán ha recibido de los Estados Unidos. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, sostuvo que los simulacros representan “una respuesta decidida a la connivencia y el apoyo extranjeros a la independencia de Taiwán”, enviando un claro mensaje tanto a Estados Unidos como a las fuerzas separatistas taiwanesas.
Mao reiteró que las acciones bélicas son “medidas legales, necesarias y proporcionales” para proteger la soberanía nacional, la seguridad y la integridad territorial de China. Además, criticó duramente a Washington, acusándolo de enviar señales equivocadas al modificar las referencias sobre el principio de ‘Una sola China’ en la página oficial del Departamento de Estado.
La retórica escaló cuando China calificó las acusaciones internacionales como infundadas, rechazando cualquier interferencia en lo que considera estrictamente un “asunto interno”.
Además de la disputa directa entre China y Taiwán, el contexto se complica debido a la creciente presión internacional sobre el actuar de Pekín. Este pasado fin de semana, los países del G7 publicaron un comunicado crítico hacia China en el que expresaron preocupación por los riesgos que plantea para la seguridad marítima global.
En dicho documento, el grupo de economías avanzadas condenó las “acciones ilícitas, provocadoras, coercitivas y peligrosas” de China, acusándola de tratar de cambiar el statu quo en el Mar de China Meridional de forma unilateral. Entre las preocupaciones del G7 se destacan la construcción de islas artificiales con propósitos militares y las reclamaciones territoriales desmedidas en áreas estratégicas.
“Estas acciones suponen un desafío directo al derecho internacional y generan un impacto nocivo sobre la estabilidad regional”, afirmó la declaración conjunta emitida desde el G7.
Referencias: Taipei Times