Reino Unido impulsa acuerdos navales con Noruega, Dinamarca, Suecia y Turquía
El Reino Unido acelera su estrategia naval con acuerdos que consolidan su papel como proveedor principal de buques de guerra para la OTAN. Tras el contrato histórico con Noruega, Londres negocia con Dinamarca, Suecia y Turquía para reforzar la seguridad marítima en Escandinavia y el Mediterráneo.

Glasgow, Escocia / 7 de septiembre de 2025 — El gobierno británico ha dado un paso decisivo en su ambición de convertirse en el principal proveedor naval de la OTAN, tras anunciar que mantiene conversaciones avanzadas con Turquía, Dinamarca y Suecia para futuros contratos de construcción de buques de guerra. La declaración del primer ministro Keir Starmer se produjo durante una visita al astillero de BAE Systems en Govan, donde se construirán las cinco fragatas Tipo 26 adquiridas por Noruega en un contrato histórico de 10.000 millones de libras, firmado la semana pasada.
El acuerdo con Oslo marca la mayor exportación naval de la historia del Reino Unido y, a la vez, la inversión naval más significativa en Noruega. Starmer subrayó que este contrato “es solo el inicio de una estrategia más amplia” destinada a reforzar la defensa colectiva en el flanco norte de la OTAN, donde la actividad submarina rusa se ha intensificado en los últimos años.

El Buque de Combate Global Tipo 26 constituye la pieza central del acuerdo con Noruega. Con 8.000 toneladas de desplazamiento, la fragata está optimizada para la guerra antisubmarina, equipada con propulsión silenciosa, un sistema avanzado de sonares montados en casco y remolcados, celdas de lanzamiento vertical para misiles, cañón naval de 127 mm y capacidad para operar helicópteros antisubmarinos y sistemas no tripulados. La interoperabilidad con la Royal Navy permitirá a Noruega operar una flota combinada de 13 fragatas Tipo 26, clave para el control del Atlántico Norte y el Ártico.
Las entregas a Oslo están previstas a partir de 2030, garantizando unos 4.000 empleos en el Reino Unido, con un fuerte impacto en la industria naval escocesa. Noruega optó por la propuesta británica frente a las de Francia, Alemania y Estados Unidos, priorizando la capacidad de integración con la OTAN y la seguridad del Ártico.
El éxito del contrato noruego ha abierto nuevas puertas. Dinamarca avanza en la negociación para adquirir tres fragatas Tipo 31, basadas en el diseño Arrowhead 140 de Babcock, con un anuncio esperado en las próximas semanas. Suecia, ya miembro de la OTAN, mantiene conversaciones con Londres para evaluar tanto el Tipo 31 como la posible coproducción de corbetas de la clase Luleå junto a Saab, en colaboración con el astillero de Rosyth.
En paralelo, Turquía ha mostrado interés en ampliar la cooperación con el Reino Unido. Ankara, que desarrolla su propio programa naval MILGEM y ha puesto en servicio el portaaviones TCG Anadolu con capacidad para drones, considera que la asociación con Londres podría reforzar su influencia en el Mediterráneo y el Mar Negro, mientras que para el Reino Unido supone una proyección estratégica más allá de Escandinavia.

La combinación de las fragatas Tipo 26 y Tipo 31 coloca al Reino Unido en una posición única: el primero, diseñado para operaciones de alta intensidad y antisubmarinas; el segundo, más asequible, ideal para patrullas, escoltas y despliegues multinacionales. Juntos ofrecen una gama completa de capacidades para los aliados de la OTAN.
El telón de fondo de estas negociaciones es el aumento de la presencia submarina rusa en el Ártico y la presión de Washington para que los aliados europeos incrementen su contribución en la defensa regional. En este escenario, el gobierno de Starmer ha anunciado que elevará el gasto en defensa al 3,5 % del PIB para 2035, situando la revitalización de la industria naval como pilar económico y de seguridad nacional.
Con estos contratos, los astilleros de Glasgow y Rosyth se consolidan como polos industriales estratégicos de Europa, asegurando décadas de carga de trabajo y reforzando al Reino Unido como centro de excelencia en construcción naval de la OTAN.
La apuesta británica trasciende el contrato con Noruega: busca crear una red naval interoperable en Escandinavia y el Mediterráneo, capaz de responder a desafíos que van desde la actividad submarina rusa hasta la protección de infraestructuras críticas submarinas. Londres emerge así como un arquitecto clave de la seguridad marítima aliada.
Fuentes: Turkiye Today, DW, Defense News