La Princesa de Gales, patrona oficial del HMS Glasgow, ha conferido su bendición a la primera de las ocho fragatas Tipo 26, marcando un hito en la historia naval británica. La ceremonia, celebrada en los astilleros de BAE Systems en Scotstoun, Escocia, reunió a centenares de invitados, entre ellos familiares, trabajadores, altos mandos de la Marina Real y la tripulación del buque.
LONDRES, REINO UNIDO – En el epicentro de la ingeniería naval británica, donde el legado de la construcción de buques de guerra se entrelaza con la más avanzada tecnología, un nuevo coloso de acero ha sido formalmente acogido en el seno de la Royal Navy. El HMS Glasgow, la primera unidad de la esperada clase Tipo 26 «City», no es una fragata más; representa la punta de lanza de una nueva era en la guerra antisubmarina (ASW) y un pilar fundamental en la estrategia de defensa del Reino Unido y sus aliados. La solemnidad del momento fue realzada por la presencia de Su Alteza Real la Princesa de Gales, quien, en su distinguido papel de patrocinadora del buque, presidió la tradicional y emotiva ceremonia de bautismo en los astilleros de BAE Systems en Scotstoun, a orillas del río Clyde.
La tradición, ese hilo invisible que une el pasado naval con su presente y futuro, se manifestó con la ancestral costumbre de estrellar una botella –en este caso, de selecto whisky escocés, un guiño a la cuna del navío– contra el imponente casco de 8.000 toneladas. Con este gesto, cargado de simbolismo y augurios de buena fortuna, Su Alteza Real, conocida en Escocia como la Duquesa de Rothesay, pronunció las palabras que resuenan a través de siglos de historia marítima: «Llamo a este barco Glasgow. Que Dios lo bendiga a él y a todos los que sirven en él». Cientos de miradas, entre las que se contaban las de los orgullosos constructores, familiares, dignatarios y la futura dotación de 45 tripulantes iniciales, fueron testigos de este hito. Acompañando a la Princesa en este trascendental evento se encontraba el Príncipe de Gales, subrayando el profundo compromiso de la Corona con las Fuerzas Armadas.

El protocolo se desplegó con la marcialidad que caracteriza a la Royal Navy. Una impecable inspección de la Guardia Real dio paso a la ceremonia de nombramiento, un acto de 25 minutos cargado de significado. Durante el mismo, el Segundo Lord del Mar, el vicealmirante Sir Martin Connell, tomó la palabra para expresar la gratitud de la Armada hacia Sus Altezas Reales por su inquebrantable apoyo, así como a cada individuo y entidad involucrada en el colosal esfuerzo que representa el programa Tipo 26. El vicealmirante Connell trazó un elocuente paralelismo histórico, recordando que «desde el primer HMS Glasgow, que navegó bajo la bandera de la Royal Navy a finales del siglo XVII, hasta el barco que vemos aquí en el siglo XXI, el HMS Glasgow ha evolucionado y se ha adaptado para satisfacer las demandas bélicas y operativas de su época». Subrayó cómo, en «cada metamorfosis, los constructores navales adaptaban materiales y diseños para que las tripulaciones pudieran operar cada sucesivo HMS Glasgow en operaciones, conflictos y guerras». El resultado de esta rica herencia son once honores de batalla, un «pedigrí impresionante» que el nuevo buque está destinado a continuar.
El Segundo Lord del Mar no escatimó en elogios al describir al nuevo HMS Glasgow como «una plataforma de guerra antisubmarina de pura raza, que establece el estándar para la guerra naval», y afirmó con rotundidad que está preparada para «enfrentar los desafíos globales y geopolíticos de hoy». En una declaración que encapsula la visión estratégica de la Royal Navy, añadió: «El HMS Glasgow y su clase representan el siguiente capítulo de la innovación naval, salvaguardando los intereses del Reino Unido y contribuyendo a la prosperidad nacional«.
Tras las oraciones por la protección y el éxito del nuevo buque, dirigidas por el Capellán de la Flota, el Venerable Andrew Hillier, la Princesa de Gales activó el mecanismo que liberó la botella de whisky, sellando así la bendición. Concluida la parte formal, Sus Altezas Reales emprendieron una visita guiada por las entrañas de la fragata, un navío concebido para ser el «escudo y espada de la Flota contra los submarinos hostiles». La encargada de mostrarles los intrincados compartimentos y sistemas fue la contramaestre jefe del barco, la suboficial mayor (de mar) Abigail Baker, quien expresó: «Fue un honor y un privilegio conocer a Sus Altezas Reales. La Princesa de Gales demostró un gran interés por la tripulación del barco y sus familias, y en el HMS Glasgow nos enorgullece tenerla como patrocinadora de nuestro barco».

El encuentro posterior con los artífices de esta maravilla tecnológica –ingenieros, técnicos y operarios de BAE Systems–, así como con los marineros que infundirán vida operativa al acero y sus familias, reflejó la simbiosis entre la industria de defensa y el personal militar. El comandante naval superior Phil Burgess, pionero al ser el primer miembro de la tripulación del HMS Glasgow desde octubre de 2021, describió la fragata como «un buque de guerra del siglo XXI para una Marina Real del siglo XXI». Para él, participar en el programa Tipo 26 y sentar las bases para los próximos 30 años de operaciones de primera línea a nivel global ha sido «un enorme privilegio profesional». Con convicción, afirmó: «El HMS Glasgow –y el resto de su clase– son las fragatas de guerra antisubmarina más avanzadas que se hayan construido jamás para la Royal Navy y posiblemente en cualquier parte del mundo«. La visita real para el bautizo, culminación de más de tres años y medio en su cargo, fue un momento álgido en su carrera.
El papel de Patrocinadora Real, aceptado por Su Alteza Real hace cuatro años, trasciende lo meramente ceremonial. Históricamente, esta figura invoca buena suerte y protección divina para el buque y su tripulación. Aunque la Princesa había recibido previamente a miembros de la dotación en el Castillo de Windsor, esta era la primera vez que contemplaba la magnitud del buque de guerra. Como símbolo de esta conexión especial, y por primera vez, el Estandarte Real ondeó en la verga del HMS Glasgow durante la estancia de la Familia Real. Los patrocinadores son considerados miembros permanentes de la «compañía» del barco, participando en hitos clave, manteniéndose informados de sus actividades y desafíos, y actuando como embajadores de la unidad.
La impresión que el HMS Glasgow causa en quienes lo conocen de cerca es palpable. La escritora de la Marina Real Lola Nicholson, responsable de la administración para sus 44 compañeros, destacó la diferencia con buques anteriores: “Cuando miro el Glasgow, es impresionante, no se parece a ningún barco que haya visto antes, y lo mismo ocurre a bordo: realmente impresionante y emocionante, y con un alojamiento mucho mejor para los marineros”. Esta mejora en las condiciones de habitabilidad es un factor crucial para la moral y la eficiencia de la tripulación en despliegues prolongados.

El técnico de ingeniería líder Ross McDowall, nativo de Glasgow y responsable de los sistemas eléctricos del buque, expresó su emoción: «Es emocionante ver el barco construido aquí en la ciudad, que lleva el nombre de Glasgow». Su implicación en proyectos comunitarios ha fortalecido los lazos entre la fragata y su ciudad homónima, un aspecto vital para el arraigo y el apoyo público.
Desde la perspectiva de la industria, Nico Miller, director de proyectos senior en BAE Systems y también oriundo de Glasgow, con experiencia previa en los destructores Tipo 45, compartió el sentir general: “Porque es el HMS Glasgow, porque es el primero de su clase, porque está construido aquí en el Clyde, todos estaban esperando este día con ansias”. Con orgullo, añadió: «Todos están orgullosos de lo que han logrado en el barco, y con razón. Es impresionante; el nivel de tecnología empleado es increíble. Estamos marcando la pauta para los futuros barcos de la Flota. Es algo especial formar parte de ello«.
Con la ceremonia de bautismo concluida, el HMS Glasgow se adentra en la siguiente fase crítica: el equipamiento intensivo, que incluye la instalación y prueba exhaustiva de sus complejos sensores, sistemas de armas y plataformas de comunicación. Este proceso meticuloso asegurará que, cuando finalmente se una a la flota operativa, el HMS Glasgow esté plenamente capacitado para asumir su rol como un guardián silencioso y letal de los intereses marítimos del Reino Unido, un testimonio flotante de la pericia británica en el diseño y construcción naval y un elemento disuasorio clave en un entorno de seguridad global cada vez más incierto y desafiante. La bendición real no solo ha consagrado un buque, sino que ha insuflado espíritu a una nueva generación de poder naval.
Referencias: Marina Real del Reino Unido, BBC