La Marina de EE. UU. fortalece los buques de combate litoral (LCS) con misiles Hellfire

La Marina estadounidense modifico sus Buques de Combate Litoral (LCS) clase ´Freedom´ con misiles con capacidades anti-drones ´Hellfire Longbow´ de última generación en respuesta a los desafíos emergentes en zonas de conflicto global.


Washington, Estados Unidos – La Marina de los Estados Unidos ha dado un paso significativo hacia la modernización de su flota de buques de combate litoral (LCS, por sus siglas en inglés), implementando un sistema avanzado de defensa contra drones (C-UAS) basado en los misiles Hellfire AGM-114L. Esta acción refuerza las capacidades de los buques clase Freedom en medio del aumento de amenazas no tripuladas en zonas estratégicas, como el Mar Rojo y el Indo-Pacífico.

El USS Indianapolis (LCS-17) y el USS Minneapolis-Saint Paul (LCS-21) han sido los primeros de esta clase en recibir la actualización, que incluye mejoras tanto en hardware como en software del módulo de misiles tierra-superficie. Estas modificaciones han transformado un arsenal previamente diseñado para combatir embarcaciones pequeñas en una herramienta eficiente para neutralizar vehículos aéreos no tripulados (UAV), abordando una de las preocupaciones actuales más urgentes en la seguridad marítima global.

El capitán Matthew Lehmann, director del Programa de Módulos de Misión LCS, confirmó durante una conferencia en el Simposio Naval de Superficie en Arlington, Virginia, que los sistemas C-UAS basados en los misiles Hellfire fueron instalados en el USS Indianapolis mientras este operaba en la región de responsabilidad de la Quinta Flota en Bahréin. “Pudimos trabajar con el equipo de sistemas de armamento y lograr que la capacidad C-UAS del Longbow Hellfire se instalara de manera efectiva mientras el buque desempeñaba misiones críticas. Este logro resalta nuestra habilidad para adaptarnos rápidamente a las amenazas emergentes con tecnologías existentes”, aseguró el oficial.

La presencia de amenazas aéreas no tripuladas, particularmente en el Mar Rojo, ha aumentado con las tensiones globales y los conflictos en la región. Además, el carácter asequible y fácilmente accesible de algunos drones comerciales convierte a estos aparatos en herramientas potencialmente disruptivas para la seguridad marítima, lo que obliga a las fuerzas armadas a buscar soluciones que combinen eficiencia operativa y viabilidad económica.

El misil Hellfire AGM-114L, lanzado verticalmente desde el módulo de misiles tierra-superficie, ha sido una respuesta versátil a estas demandas. Inicialmente desarrollado como un arma de ataque diseñado para destruir pequeñas embarcaciones, su nueva función como interceptor contra drones ha quedado ejemplificada en los recientes ejercicios y despliegues del LCS. Además, en otras ramas del ejército, como en los helicópteros Apache usados en Oriente Medio, el Hellfire también ha sido probado con éxito como un sistema C-UAS.

Un sistema operativo en evolución

Aunque los Longbow Hellfire instalados en el USS Indianapolis no participaron directamente en la neutralización de drones durante su despliegue inicial, los ejercicios demostraron su funcionalidad como una opción defensiva sólida. Según las declaraciones de Lehmann, en una ocasión reciente en la que el buque estuvo bajo una amenaza simulada, todos los drones fueron derribados antes de entrar dentro del alcance del sistema del LCS gracias a las acciones complementarias de otras plataformas. No obstante, la integración del Hellfire se considera un avance clave en la capacidad de respuesta frente a agresores en misiones reales.

Lehmann apuntó que el USS Minneapolis-Saint Paul completó la instalación del sistema C-UAS en noviembre y que se prevé que otras unidades de la clase Freedom reciban las mismas mejoras en los próximos meses. “La demanda de sistemas capaces de enfrentar esta proliferación de drones sigue creciendo. Los módulos de misiles Longbow Hellfire están desempeñando un papel crucial en habilitar a los LCS para cumplir con esta necesidad y garantizar que puedan operar con seguridad en entornos disputados”, indicó el capitán.

Por su parte, el contralmirante Kevin Smith, oficial ejecutivo del programa de combatientes no tripulados y pequeños, destacó en un comunicado oficial el impacto estratégico de estas actualizaciones. “Esta integración rápida de capacidades anti-UAS mejora significativamente nuestra capacidad para proyectar poder y garantizar la libertad de maniobra en mares estratégicamente importantes. El Hellfire, en su nueva función como interceptor, reafirma nuestra adaptabilidad frente a las amenazas del siglo XXI”, afirmó Smith.

Progresos significativos en la flota litoral

Los esfuerzos por modernizar los LCS no se limitan al módulo C-UAS. En los últimos meses, otros avances como el sistema de entrega de carga útil Mk.70 y el sistema de lanzamiento vertical Mk.41 de cuatro celdas han comenzado a implementarse en buques como el USS Nantucket (LCS-27) y el USS Savannah (LCS-28). Este paquete de mejoras busca abordar una de las principales críticas a los LCS desde su incorporación: su armamento ligero y limitada capacidad de respuesta ante amenazas complejas en escenarios disputados.

El contexto estratégico detrás de estas iniciativas tiene un alcance global. A medida que las tensiones internacionales se intensifican, regiones como el Atlántico, el Indo-Pacífico y, especialmente, el Mar Rojo, surgen como puntos clave para la seguridad y estabilidad internacional. La proliferación de drones, tanto comerciales como tácticos, ha introducido un nuevo desafío para el orden marítimo. Estas tecnologías, aunque baratas y de fácil acceso, presentan riesgos significativos al ser empleadas para misiones de vigilancia, sabotaje o ataque en zonas conflictivas.

Sin embargo, la incorporación del misil Hellfire como un arma versátil dentro de los LCS supone también un movimiento estratégico en cuanto a costo-beneficio. En lugar de desarrollar sistemas completamente nuevos, la Marina de EE. UU. ha logrado adaptar soluciones ya existentes a las necesidades del presente, lo que reduce los tiempos de implementación y los costos asociados.

Mirando al futuro

Con estas actualizaciones, los buques de combate litoral se posicionan como una herramienta más efectiva en la defensa marítima, abordando un abanico de amenazas que incluye no solo embarcaciones pequeñas, para las que originalmente fueron diseñados, sino también drones, minas y otras tecnologías emergentes.

A medida que los sistemas C-UAS sigan evolucionando, y se amplíen al resto de la flota, la Marina se asegura de mantener su ventaja estratégica en un panorama marítimo cada vez más complejo y disputado. La integración de estas capacidades marca un notable avance en la preparación operativa de los LCS, al tiempo que refuerza el compromiso de los Estados Unidos con la seguridad y la estabilidad en zonas clave para el comercio y la libertad de navegación.

Referencias: BBC, Armada de los Estados Unidos


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