30 de julio de 2025

La Armada italiana proyecta un portaaviones de propulsión nuclear para 2040

Italia proyecta una ambiciosa transformación de su poder naval con un portaaviones de propulsión nuclear para 2040. Esta aspiración, liderada por el almirante Credendino, busca garantizar la autonomía estratégica en teatros operativos clave como el Indo-Pacífico y el Ártico.

imagenes (16)
Italia proyecta una ambiciosa transformación de su poder naval con un portaaviones de propulsión nuclear para 2040. Esta aspiración, liderada por el almirante Credendino, busca garantizar la autonomía estratégica en teatros operativos clave como el Indo-Pacífico y el Ártico.

ROMA, ITALIA – El jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante Enrico Credendino, ha confirmado la existencia de un plan a largo plazo para dotar a la flota de un portaaviones de propulsión nuclear. La fecha objetivo, el año 2040, marca un horizonte claro para una transformación que situaría a la Marina Militare en un selecto club global, del que hasta ahora solo forman parte las armadas de Estados Unidos y Francia.

«La Armada tiene un proyecto presupuestario de aquí a 2040», desveló Credendino en declaraciones a medios locales, dibujando un futuro donde la tecnología nuclear naval es la piedra angular de la proyección de fuerza italiana. Lejos de ser una idea aislada, esta aspiración se enmarca en una visión más amplia que incluye «drones de todo tipo y dispositivos para hacer frente a la amenaza de la ciberguerra». El almirante subrayó la modernización en curso de la flota, destacando que el buque insignia más reciente, el ITS Trieste, «ya embarca cazas y drones de diversos tamaños».

Esta visión estratégica no es nueva, sino la culminación de un proceso que comenzó a tomar forma bajo el programa Minerva, desvelado por el Ministerio de Defensa italiano en 2023. Minerva es una hoja de ruta meticulosamente estructurada en tres fases: primero, un estudio de viabilidad sobre la aplicación de reactores de nueva generación en buques de combate; segundo, el diseño conceptual de la plataforma naval; y finalmente, una evaluación comparativa rigurosa frente a un diseño de propulsión convencional.

Buque de asalto anfibio Trieste, con una eslora de 245 metros y 38.000 toneladas, operará con helicópteros EH101 y NH90 y aviones de combate F-35B.

El liderazgo industrial de este desafío recae sobre los hombros del gigante naval Fincantieri, que trabaja en estrecha colaboración con un consorcio de alto nivel tecnológico, Nuclitalia, compuesto por potencias como Enel, Ansaldo Energia y Leonardo. El ámbito académico también aporta su conocimiento a esta empresa de carácter nacional.

Las ventajas operativas de un buque de propulsión nuclear son innegables. La eliminación de los enormes tanques de combustible fósil liberaría un espacio vital que podría ser destinado a un mayor número de aeronaves, armamento o suministros. Más importante aún, otorgaría a la Marina Militare una autonomía casi ilimitada, facilitando despliegues sostenidos y de largo alcance en escenarios tan distantes y estratégicos como el Ártico o el Indo-Pacífico.

Esta capacidad de permanencia en el teatro de operaciones, sin la vulnerabilidad logística que supone el reabastecimiento en alta mar, potenciaría exponencialmente la integración y el valor de Italia dentro de las fuerzas de tarea de la OTAN.

La decisión llega en un momento de alta exigencia operativa. La Armada Italiana mantiene una presencia constante y crítica en el Mediterráneo y el Mar Rojo, donde buques como el ITS Cavour y el ITS Trieste participan activamente en la Operación Aspides de la Unión Europea para proteger el comercio marítimo de los ataques hutíes.

Simultáneamente, la flota desempeña misiones de vigilancia sobre la actividad naval rusa, especialmente en las aguas estratégicas próximas a Libia, un entorno que demanda persistencia y capacidad disuasoria.

Sin embargo, un programa de esta magnitud no está exento de desafíos colosales, que ya han generado un sano escepticismo en los círculos de defensa italianos. El principal obstáculo tecnológico es la necesidad de desarrollar y certificar reactores nucleares navales compactos (SMR), una tecnología en la que Fincantieri está trabajando intensamente pero que aún no ha alcanzado la madurez operativa. A esto se suma la monumental tarea de adecuar la infraestructura portuaria para albergar y dar servicio a un buque de estas características, junto a las ingentes inversiones que requerirá su mantenimiento a lo largo de su ciclo de vida.

Mientras el futuro nuclear toma forma en los tableros de diseño, la realidad presente de la aviación naval italiana se sostiene sobre dos pilares de propulsión convencional: el portaaviones ITS Cavour (comisionado en 2009) y el buque de asalto anfibio ITS Trieste (2024). Ambas plataformas están plenamente capacitadas para operar la versión de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL) del caza furtivo F-35B, la misma columna vertebral aérea que emplean sus homólogos de la US Navy y la Royal Navy, asegurando la interoperabilidad y la relevancia de Italia en el complejo tablero geopolítico actual.

Referencias: Marina Militare, Ministerio de Defensa de Italia