El portaaviones Fujian, el más avanzado de China, se prepara para su entrada en servicio en 2025. Su tecnología de catapultas electromagnéticas y su nueva ala aérea embarcada, con cazas furtivos J-35, redefinirán el equilibrio de poder naval en el Pacífico.

PEKÍN, CHINA – En los astilleros de Shanghái, un gigante de acero de más de 80.000 toneladas aguarda en silencio el momento de redefinir las reglas del juego en el Indo-Pacífico. Se trata del portaaviones Fujian (CV-18), el buque de guerra más moderno y formidable jamás construido por China, cuya entrada en servicio activo se espera para 2025. Este navío no es solo una evolución de sus predecesores; representa un salto tecnológico cualitativo que sitúa a la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN, por sus siglas en inglés) en una nueva era de proyección de poder aeronaval, mirando directamente a las capacidades de la Marina de los Estados Unidos.

Tras su botadura el 17 de junio de 2022, el Fujian ha sido sometido a un riguroso programa de pruebas en el mar. Desde mayo de 2024, el buque ha acumulado más de un centenar de días de navegación a lo largo de ocho campañas de evaluación. Cada una de estas salidas ha servido para poner a prueba sus sistemas críticos, culminando en las operaciones más recientes, donde se ha podido observar al caza furtivo Shenyang J-35 realizando maniobras sobre su cubierta. Este hecho es crucial, ya que confirma la integración de la aeronave de quinta generación con el sistema que hace del Fujian un buque único: sus tres catapultas electromagnéticas de lanzamiento (EMALS).

A diferencia de sus hermanos mayores, el Liaoning y el Shandong, que dependen de una rampa de despegue tipo «salto de esquí», el Fujian adopta una configuración de cubierta plana similar a la de los superportaaviones estadounidenses.

Este diseño, combinado con las catapultas EMALS, permite lanzar aeronaves más pesadas, con mayor carga de combustible y armamento, y a un ritmo operativo muy superior. Es, de hecho, el primer portaaviones de propulsión convencional del mundo en incorporar esta tecnología, hasta ahora exclusiva del USS Gerald R. Ford, de propulsión nuclear.

La verdadera fuerza del Fujian reside en la composición de su futura ala aérea embarcada. Los análisis militares y las exhibiciones en eventos como el Salón Aeronáutico de Zhuhai dibujan un grupo aéreo versátil y letal. La columna vertebral estará formada por el ya mencionado J-35, un caza bimotor con capacidades furtivas diseñado para competir con el F-35C estadounidense. Su diseño de alas plegables optimiza el espacio en los hangares, permitiendo embarcar un mayor número de unidades.

Junto a él operarán variantes modernizadas del J-15 «Flying Shark»: el J-15T, estructuralmente reforzado para soportar el estrés de los lanzamientos por catapulta, y el J-15D «Growling Shark», una plataforma especializada en guerra electrónica. El componente de mando y control aéreo recaerá en el avión de alerta temprana y control (AEW&C) KJ-600, un aparato de ala fija equipado con un potente radar AESA (barrido electrónico activo) capaz de extender drásticamente el «paraguas» de vigilancia del grupo de combate y detectar amenazas a cientos de kilómetros.

Con la incorporación del Fujian, la PLAN alcanzará por primera vez la capacidad de mantener una flota operativa de tres portaaviones. Esta estructura sigue un modelo logístico clásico y probado: un buque en despliegue activo, un segundo en alistamiento o entrenamiento, y un tercero en mantenimiento programado. Esto garantiza una presencia naval persistente y continua en las áreas de máximo interés estratégico para Pekín.

El debate interno en el seno del mando naval chino se centra ahora en su destino. Algunos analistas apuntan a que será asignado a la Flota del Mar del Este, para aumentar la presión sobre el estrecho de Taiwán. Otros, sin embargo, sostienen que su lugar está en la Flota del Mar del Sur, para contrarrestar la creciente actividad naval estadounidense y las tensiones en aguas disputadas. Sea cual sea su base, el alcance y la autonomía del Fujian le permitirán proyectar la influencia china mucho más allá de sus mares adyacentes, llegando hasta el Océano Índico y las vitales rutas marítimas que conectan con Oriente Medio.

Su despliegue será una pieza clave en la estrategia china de antiacceso/denegación de área (A2/AD), diseñada para disuadir o complicar una intervención militar externa en su periferia. El Fujian no es solo un barco; es una declaración de intenciones, un símbolo del poderío tecnológico y la ambición estratégica de una China que ya no se conforma con ser una potencia regional, sino que aspira a competir en todos los océanos del mundo.

Referencias: CCTV News