El Fujian, el tercer y más moderno portaaviones de China, ha completado su octava y más exhaustiva fase de pruebas en alta mar. Este coloso naval, botado en junio de 2022, inició sus ensayos operativos en mayo de 2024 y es el primer buque de su tipo en el país equipado con catapultas electromagnéticas (EMALS).
PEKÍN, CHINA – El portaaviones Fujian, el tercero y más avanzado de China, ha culminado su octava y más intensa fase de pruebas en el mar. Este hito, reportado profusamente por los medios estatales chinos, lo aproxima inexorablemente a su puesta en servicio activo, un momento largamente anticipado por analistas y observadores de la geopolítica global.
Botado en junio de 2022 e iniciando sus pruebas de navegación en mayo de 2024, el Fujian no es un navío más en la flota china; representa un salto cualitativo para la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN). Su característica más disruptiva, y la que lo sitúa en la vanguardia tecnológica, es la incorporación de catapultas electromagnéticas (EMALS). Esta tecnología, que permite un lanzamiento más eficiente y potente de aeronaves, relega las tradicionales cubiertas de salto de esquí (ski-jump) de sus predecesores, el Liaoning y el Shandong, a un capítulo anterior de la historia naval china. Un vídeo difundido por la Televisión Central de China (CCTV) capturó la imponente imagen del Fujian zarpando del Astillero Jiangnan de Shanghái hacia mar abierto, precedido por la implementación de restricciones al tráfico marítimo en el estuario del río Yangtsé, una medida que denota la importancia estratégica de estas maniobras.
Aunque la confirmación oficial sobre lanzamientos efectivos de aeronaves durante esta última fase se mantiene en reserva, la narrativa de los medios chinos sugiere que los cazas furtivos J-35, diseñados específicamente para operaciones de catapulta, han sido protagonistas. Evidencias indirectas, como marcas de neumáticos detectadas en la cubierta de vuelo en pruebas anteriores, apuntan a que se habrían realizado operaciones de “toma y despegue” (touch-and-go), maniobras cruciales para la calificación de pilotos y la integración de los sistemas del buque.

El J-35, conocido previamente como FC-31 y desarrollado por Shenyang Aircraft Corporation, es la apuesta china por un caza furtivo de quinta generación embarcado. Sus adaptaciones para el riguroso entorno naval son exhaustivas: alas plegables para optimizar el espacio en cubierta, un tren de aterrizaje reforzado capaz de soportar los violentos apontajes, sistemas de radar avanzados y una bahía de armas interna para mantener su perfil sigiloso. Este caza se perfila como un análogo funcional del F-35C estadounidense, diseñado para operar en teatros marítimos de alta amenaza.
La adopción del sistema EMALS a bordo del Fujian no es trivial. Esta tecnología, nueva y compleja, demanda una fase de pruebas meticulosa y exhaustiva. Su principal ventaja radica en la capacidad de lanzar aeronaves con mayor carga de combustible y armamento, incrementando significativamente su radio de acción y letalidad. Además, abre la puerta a la operación de aeronaves de mayor envergadura y peso, como el avión de alerta temprana y control aerotransportado (AEW&C) KJ-600, un multiplicador de fuerza esencial para la conciencia situacional y el mando y control en el combate moderno. La celeridad de las pruebas del Fujian es notable: mientras el primer portaaviones chino, el Liaoning, completó diez singladuras de prueba antes de su comisionamiento, y el segundo, el Shandong, necesitó nueve, el Fujian ha alcanzado ocho en poco más de un año. Este ritmo intensivo alimenta las especulaciones de expertos sobre una inminente entrada en servicio activo, posiblemente antes de finalizar el presente año.
Con el Fujian, China se une al selecto club liderado por el USS Gerald R. Ford de la Armada estadounidense, hasta ahora el único portaaviones en el mundo en operar un sistema EMALS. Comparadas con las catapultas de vapor tradicionales, las electromagnéticas ofrecen mayor precisión, una eficiencia energética superior y la versatilidad para lanzar una gama más amplia de aeronaves, incluyendo drones de ala fija y potencialmente aviones de transporte ligero.
Desde la perspectiva de Pekín, el Fujian está destinado a transformar las capacidades ofensivas y defensivas de la PLAN. Los medios estatales enfatizan que su incorporación permitirá un incremento sustancial en el número de salidas aéreas diarias (sorties) y mejorará drásticamente las capacidades de China para realizar escoltas de largo alcance y asegurar la defensa en alta mar. Este navío es una pieza clave en la proyección de poder de una nación que busca consolidar su influencia en el Indo-Pacífico y más allá.

Este desarrollo se enmarca en un continuo y robusto fortalecimiento militar chino. El portaaviones Shandong, por ejemplo, con base en Sanya, provincia de Hainan, mantiene una presencia activa con ejercicios frecuentes en las aguas disputadas del Mar de China Meridional, un claro mensaje de la determinación china en la región. En paralelo, la industria de defensa china expande su influencia global; informes recientes señalan un acuerdo para la exportación de 40 cazas furtivos J-35A a la Fuerza Aérea de Pakistán, con entregas previstas para 2026, lo que evidencia la madurez y competitividad de su tecnología militar.
El músculo financiero detrás de esta modernización es igualmente impresionante. El presupuesto de defensa de China para 2025 se ha fijado en 266.000 millones de dólares, lo que representa un aumento del 7,2% respecto al año anterior. Esta cifra la consolida como el segundo mayor inversor mundial en defensa, solo por detrás de Estados Unidos, cuyo presupuesto asciende a 895.000 millones de dólares. A modo de comparación, el presupuesto de defensa de la India se sitúa en 75.000 millones de dólares, mientras que el de Rusia alcanza los 126.000 millones.
La inminente entrada en servicio del Fujian no será, por tanto, un mero añadido al inventario naval chino, sino la confirmación material de una potencia marítima en ascenso, con la capacidad tecnológica y la voluntad política de remodelar el equilibrio estratégico global en las décadas venideras.
Referencias: CGTN, Xinhua, South China Morning Post