China ha revelado el desarrollo de una nueva y disruptiva tecnología de señuelos radáricos, con el potencial de transformar un solo buque de guerra en una aparente «flota fantasma» a través de la manipulación de señales de radar, ha generado gran interés y preocupación en la comunidad internacional de defensa.
PEKÍN, CHINA – En un avance que podría redefinir los paradigmas de la guerra naval moderna, China ha desarrollado una tecnología de señuelo electromagnético capaz de convertir un único buque de guerra en una «flota fantasma» ante los sistemas de detección enemigos. Este sistema, diseñado para saturar los radares adversarios con señales falsas, no solo confunde la inteligencia de targeting sino que también protege la ubicación real de las unidades propias, según confirman medios estatales chinos y declaraciones de investigadores involucrados en el proyecto.
Desarrollado por el Instituto de Investigación de Telemetría de Pekín, el sistema emplea un procesador de señales de 1 bit combinado con algoritmos avanzados para generar firmas radar falsas que simulan múltiples buques en movimiento. A diferencia de los señuelos tradicionales —que requieren componentes costosos y complejos—, esta tecnología prioriza la agilidad y el bajo coste, aprovechando un umbral de voltaje dinámico para responder a las ondas radar enemigas.
El resultado es lo que los investigadores denominan «escultura del entorno electromagnético»: una manipulación activa del espectro radioeléctrico que distorsiona la percepción del adversario. Durante pruebas en simulaciones, misiles antibuque guiados por radar se desviaron hacia blancos ficticios, mientras el buque real permanecía indetectable. «Estos esfuerzos garantizarán nuestra ventaja absoluta en la guerra electrónica«, afirmó Hu Jijun, líder del proyecto, en declaraciones al South China Morning Post.

La capacidad de proyectar una presencia naval ilusoria tiene implicaciones profundas:
- Desgaste logístico: Fuerzas enemigas podrían gastar misiles y recursos persiguiendo objetivos inexistentes.
- Protección de activos críticos: Portaaviones como el Liaoning o destructores avanzados ganarían una capa adicional de supervivencia en escenarios de alto riesgo.
- Superioridad en el espectro electromagnético: La tecnología refuerza la doctrina china de dominio informático y electrónico (EW/Cyber) en conflictos asimétricos, como un posible enfrentamiento en el Estrecho de Taiwán o el Mar de China Meridional.
Pese a su potencial, el sistema no es infalible. El procesamiento de 1 bit —aunque eficiente— podría ser vulnerable a sistemas de misiles en red capaces de cruzar datos entre sensores para discriminar señales falsas. Para mitigar este riesgo, el equipo planea integrar inteligencia artificial (IA) para mejorar la adaptabilidad en tiempo real y contrarrestar las técnicas de electronic counter-countermeasures (ECCM) occidentales.
Esta innovación se enmarca en la carrera por la supremacía tecnológica militar entre China y Occidente. Mientras EE.UU. y la OTAN desarrollan sistemas como el Next-Generation Jammer (NGJ) o el Aegis Baseline 10, Pekín apuesta por soluciones asimétricas y escalables, alineadas con su estrategia de «guerra inteligente» basada en big data y guerra electrónica.
La «flota fantasma» china no es solo un avance técnico: es un recordatorio de que el futuro de la guerra naval se decidirá tanto en los mares como en el espectro electromagnético. Su éxito dependerá de la capacidad para evolucionar frente a contramedidas, pero hoy, representa un salto cualitativo en la disuasión y la proyección de poder.
Referencias: South China Morning Post, Ministerio de Defensa Nacional de China, NextGenDefense