La nueva política impulsará la fabricación de embarcaciones navales locales, en lugar de depender de proveedores extranjeros. El astillero Asmar, será responsable del diseño y la construcción de la primera fragata destinada a la Armada, para ser entregada en 2032.
Santiago, Chile – En un paso significativo hacia la consolidación de su soberanía marítima y el fortalecimiento de su industria de defensa, el gobierno chileno, encabezado por el presidente Gabriel Boric, firmó una estratégica política destinada a potenciar la construcción naval en su propio territorio. El anuncio se realizó durante una visita oficial al astillero estatal ASMAR, ubicado en la ciudad portuaria de Talcahuano, donde el mandatario destacó los beneficios económicos, estratégicos y tecnológicos que este plan traerá para el país.
La iniciativa propone reducir la dependencia de Chile respecto a astilleros extranjeros mediante la construcción de buques de guerra en instalaciones nacionales, en particular en ASMAR, que cuenta con una sólida trayectoria de más de seis décadas en la construcción y mantenimiento de embarcaciones. Este esfuerzo busca no solo modernizar la flota de la Armada chilena, sino también promover el desarrollo industrial y tecnológico de múltiples sectores locales vinculados a la defensa y a la construcción naval.
Un paso hacia la independencia marítima
Desde junio de 2023, el presidente Boric enfatizó la necesidad de un plan sustentable e integral que permitiera a Chile asumir el diseño y fabricación de sus propias plataformas navales. La firma de esta política no solo materializa esa visión, sino que representa un hito histórico en la búsqueda de independencia y capacidad operativa en el ámbito marítimo. Durante la ceremonia, el presidente subrayó que esta decisión refuerza a Chile como un país tricontinental, cuya extensa costa y proximidad a la Antártida requieren una flota robusta, moderna y diseñada a medida de sus necesidades geográficas y estratégicas.
El astillero ASMAR, líder en construcción y reparación de embarcaciones, será el eje de este ambicioso proyecto. Su primer gran desafío será liderar la construcción de una fragata para la Armada, que se espera esté lista para 2032. Este proceso no solo involucrará a los recursos técnicos y humanos del astillero, sino también la colaboración con empresas nacionales especializadas en sistemas navales, fomentando así una red de innovación y desarrollo tecnológico en el país.

Modernización y resiliencia: el proyecto Escotillón IV
La política incluye, además, la aceleración del proyecto Escotillón IV, iniciado en 2022 con el objetivo de renovar las capacidades logísticas y de transporte de la Armada. Este programa contempla la entrega de cuatro modernos buques multipropósito diseñados para operar tanto en el Pacífico como en las inhóspitas aguas de la Antártida. Estas embarcaciones, cuya utilidad abarcará desde la logística naval hasta misiones de búsqueda, rescate y ayuda humanitaria, representan un avance relevante en la adaptabilidad operativa de la Armada chilena.
El primero de estos buques está en sus etapas finales de construcción y se espera que las pruebas en el mar comiencen antes de que finalice el año. Este logro se suma a esfuerzos previos, como la construcción del rompehielos Almirante Viel, que marcó un precedente al ingresar oficialmente en servicio en 2024.
Una política de largo alcance
El impacto de esta nueva política trasciende el ámbito militar. Según el contralmirante José Miguel Hernández, director de ASMAR, este proyecto es un desafío monumental que posiciona al astillero estatal como un actor clave, no solo para la flota auxiliar de la Armada, sino también para su flota de combate de superficie. Hernández hizo énfasis en que la iniciativa permitirá a ASMAR planificar a largo plazo, revitalizar su capacidad técnica y contribuir al desarrollo de un ecosistema industrial nacional robusto y especializado.
En línea con esto, el presidente Boric destacó que la política no debe entenderse únicamente como una respuesta a necesidades militares, sino como un motor de innovación y progreso para el país. Al asegurar que en el futuro los buques destinados a la Armada sean construidos exclusivamente en Chile, se fomenta la generación de empleo, el fortalecimiento de la cadena de valor local y el avance tecnológico.

Chile y su proyección marítima
El carácter tricontinental y la vasta costa chilena refuerzan la necesidad de contar con una flota moderna y autosuficiente. Asimismo, la posición estratégica de Chile como puerta de entrada natural a la Antártida convierte al desarrollo de su industria naval en un aspecto crucial no solo desde el punto de vista soberano, sino también en términos de cooperación internacional para la protección y preservación de los territorios australes.
La firma de esta política marca el comienzo de una nueva era para Chile en materia de construcción naval y defensa. Con su mirada puesta en el futuro, el país se posiciona como un referente regional en la generación de capacidades propias, reafirmando su compromiso con el fortalecimiento de su soberanía marítima y el impulso de una industria nacional al servicio de sus intereses estratégicos.
Referencia: bairdmaritime, hansa.news