Dinamarca está evaluando la reactivación de su capacidad de defensa costera basada en misiles antibuque móviles, que fue desmantelada hace dos décadas. El avanzado misil Naval Strike Missile (NSM) de Kongsberg, es el sistema preferido, destinado a reforzar el control danés sobre los vitales accesos al Mar Báltico.

COPENHAGUE, DINAMARCA – En un contexto marcado por el rearme global y las lecciones de la guerra en Ucrania, Dinamarca evalúa desplegar baterías móviles de misiles antibuque NSM (Naval Strike Missile) para reforzar su protección litoral. Esta iniciativa reviviría una capacidad que el país abandonó tras la Guerra Fría, pero que ahora resurge como prioridad estratégica, especialmente ante el control danés de los estrechos accesos al Báltico.

Dinamarca operó hasta 2003 un sistema costero basado en lanzadores móviles Harpoon montados en camiones Scania, heredados de las fragatas Peder Skram. Esa experiencia resultó clave en 2022, cuando Copenhague donó una batería Harpoon a Ucrania, descrita como su «contribución más vital» para defender Odesa. Ahora, el gobierno danés mira hacia el NSM noruego, ya seleccionado para reemplazar los Harpoon en sus buques, como la opción lógica para una versión terrestre.

EL avanzado misil Naval Strike Missile (NSM) de Kongsberg.

Según el medio Berlingske, las autoridades negocian los detalles finales del plan, aunque la Agencia de Adquisiciones de Defensa (DALO) se abstuvo de confirmar el proyecto, señalando que el acuerdo se cerrará «tras Semana Santa». No obstante, fuentes citadas por Naval News apuntan a que la decisión es casi un hecho, dada la trayectoria operativa de Dinamarca y la urgencia de blindar su geografía marítima.

El NSM de Kongsberg no solo ofrece precisión y sigilo, sino que cuenta con el respaldo de aliados clave. Estados Unidos lo integra en su sistema NMESIS para los Marines, mientras que Polonia desplegará decenas de lanzadores móviles en baterías costeras. Este último caso, según analistas, serviría de modelo para Dinamarca, que buscaría emular la estructura flexible y dispersa de las unidades polacas.

La posible adopción del NSM refleja un cambio doctrinal: ya no basta con disuadir en el mar; la defensa debe extenderse a tierra. Para Dinamarca, reactivar esta capacidad no es solo una respuesta a Rusia, sino un recordatorio de su papel como guardián del Báltico. Con la invasión a Ucrania como telón de fondo, Copenhague parece decidido a no repetir los errores del pasado.

Referencias: Berlingske