7 de agosto de 2025

Chile establece hoja de ruta para construir flota de superficie local hacia 2030

Chile lanza una ambiciosa política nacional para consolidar su capacidad de construcción naval, con el objetivo de producir localmente todos los buques requeridos por la Armada antes de 2030. La iniciativa refuerza la autonomía estratégica y la proyección industrial del país.

imagenes (14)

Chile lanza una estrategia integral para construir una flota naval 100% nacional antes de 2030

Valparaíso, Chile – En una apuesta de largo alcance por la autosuficiencia estratégica y la proyección industrial, el Gobierno de Chile oficializó esta semana la creación del Comité de Construcción Naval, un nuevo órgano público que será responsable de articular y liderar la ejecución de la Política Nacional de Construcción Naval, iniciativa impulsada por el presidente Gabriel Boric y vigente desde julio de este año.

La aprobación formal del comité tuvo lugar el lunes 4 de agosto durante una sesión del directorio de CORFO (Corporación de Fomento de la Producción), con la presencia de ministros clave del gabinete, incluidos Economía, Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, y Desarrollo Social, reflejando el enfoque interministerial de la estrategia.

La nueva política busca establecer una capacidad nacional de diseño, fabricación y mantenimiento de unidades navales, con el objetivo explícito de que la totalidad de los buques de superficie requeridos por la Armada de Chile se construyan en astilleros nacionales antes del año 2030.

Autonomía estratégica y soberanía industrial

El programa se enmarca dentro del Programa de Desarrollo Productivo Sostenible de Corfo, y pretende disminuir la dependencia de proveedores externos, fortalecer la soberanía tecnológica y ofrecer resiliencia operativa ante escenarios geopolíticos inciertos. Esto cobra especial relevancia en un contexto regional donde la competencia naval y el control de espacios marítimos adquieren creciente peso estratégico.

El nuevo comité también tendrá entre sus responsabilidades activar cadenas de valor locales para abastecer los distintos niveles de construcción, desde el diseño hasta los sistemas embarcados. Se espera que este impulso beneficie no solo a astilleros estatales como ASMAR, sino también a empresas privadas, instituciones académicas, centros tecnológicos y organizaciones laborales de todo el país, en particular de las regiones del sur.

Ubicado en la Bahía de Concepción en Talcahuano, Chile, es el principal astillero de ASMAR. En sus instalaciones, personal altamente calificado efectúa el mantenimiento, reparación integral, modernización y recuperación de unidades de guerra y comerciales de hasta 96.000 dwt y, además, la construcción de buques militares y comerciales de hasta 50.000 dwt.
Hacia una industria naval chilena integrada

En el plano económico, la estrategia busca revitalizar la industria nacional con énfasis en la generación de empleo calificado, la incorporación de tecnología dual (civil-militar) y el desarrollo de capacidades exportadoras, posicionando a Chile como proveedor regional de buques y sistemas navales para otras armadas de América Latina.

El Consejo Directivo del Comité de Construcción Naval estará integrado por representantes del Ministerio de Defensa Nacional, el Ministerio de Economía, la Armada de Chile y Corfo. Será presidido por una figura independiente seleccionada por los ministerios de Defensa y Economía. El diseño institucional se completa con un Consejo Asesor Estratégico, de carácter técnico, conformado por actores clave del sector, como Asmar, Armasur, Asimet, Sonapesca, ANA, sindicatos navales y universidades.

Una flota con urgencias de modernización

La actual flota chilena está compuesta principalmente por unidades de segunda mano. La Armada de Chile opera ocho fragatas adquiridas a Reino Unido y los Países Bajos —tres de clase Tipo 23 y cinco Karel Doorman—, además de cuatro submarinos, incluyendo dos Scorpène construidos con asistencia francesa y dos unidades de la clase Thomson (basadas en el diseño Agosta).

A esto se suma un buque logístico multifunción clase Galvarino, un dique de desembarco clase Foudre de origen francés, y una serie de buques de patrullaje costero y oceánico dedicados a la vigilancia de las vastas aguas territoriales chilenas, incluyendo los espacios marítimos australes e insulares.

Frente a este panorama, la nueva política apunta no solo a reemplazar progresivamente estas unidades, sino a consolidar una flota moderna, diseñada y construida en el país, con estándares tecnológicos y operacionales acordes a los desafíos del siglo XXI.

Mirada regional y proyección diplomática

La estrategia contempla, además, un componente geopolítico y regional. Al establecer capacidades industriales propias, Chile busca desempeñar un papel más activo como proveedor de buques y soluciones tecnológicas a armadas vecinas, fortaleciendo su influencia diplomática y su presencia en el Cono Sur.

El Gobierno ha destacado que esta política representa una visión de largo plazo, que integra seguridad nacional, innovación tecnológica, desarrollo industrial y competitividad económica, en un esquema de gobernanza colaborativa entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil.

Fuentes: Ministerio de Defensa Nacional de Chile, Infodefensa