Damasco, Siria – La renuncia y salida del país del presidente Bashar al-Assad, confirmada recientemente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, marca el fin de un régimen que gobernó con puño de hierro durante décadas. En medio de este cambio, una figura controvertida emerge con fuerza: Abu Mohammed Al-Jolani, líder del grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS), quien se posiciona como uno de los principales actores políticos y militares en el nuevo orden que comienza a dibujarse en Siria.
El ascenso del líder rebelde
Ahmad Hussein al-Shara, conocido globalmente como Abu Mohammed Al-Jolani, ha recorrido un camino complejo y lleno de sombras antes de convertirse en el líder reconocido de HTS y figura central del levantamiento que finalmente desmoronó el régimen de Assad. Nacido en Arabia Saudita en el seno de una familia siria que retornó a Damasco en 1989, el entorno político familiar marcó profundamente su inclinación rebelde. Su padre, un conocido opositor al régimen baasista, influyó en las primeras visiones políticas de Jolani.
Su trayectoria se radicalizó en 2003, cuando se unió a Al-Qaeda en Irak. Capturado y encarcelado en la notoria prisión de Abu Ghraib, su estancia en ese centro de detención se convirtió en un catalizador para la radicalización de su ideología y un punto de partida para su papel protagónico en la insurgencia siria. Más tarde, Jolani lideraría a Jabhat al-Nusra, la filial siria de Al-Qaeda, antes de romper con esta organización en 2016. Este rompimiento marcó el nacimiento de Hayat Tahrir al-Sham, que Jolani posicionó como un grupo con intereses más locales, buscando distanciarse del extremismo global que enmarcó sus orígenes.

HTS y su trasformación
Hayat Tahrir al-Sham ha sido tanto la base de la fuerza de Jolani como el eje de múltiples controversias. Bajo su liderazgo, HTS consolidó su control en la provincia de Idlib y lideró una campaña militar que debilitó significativamente al régimen sirio. Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. Informes internacionales, incluidos los del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, han denunciado prácticas autoritarias dentro de las zonas que controla HTS, como la represión de protestas civiles, la detención de periodistas y el uso de la tortura.
No obstante, en los últimos años, Jolani ha trabajado intensamente para redirigir la percepción pública de HTS. El grupo ha desmontado instituciones de línea dura, como la policía religiosa, y ha mostrado una mayor apertura hacia la diversidad religiosa en las regiones bajo su dominio. Durante su entrevista con CNN tras la renuncia de Bashar al-Assad, Jolani subrayó su intención de construir un sistema de gobernanza institucional que deje atrás los métodos autocráticos: “Siria merece un sistema basado en instituciones sólidas, no en las decisiones arbitrarias de una sola persona”, declaró. Incluso planteó la posibilidad de disolver HTS como un gesto hacia una gobernanza más inclusiva.
La incertidumbre del futuro político de Siria
La caída de Assad y la emergencia de nuevos líderes, como Jolani, han reconfigurado el panorama político sirio. Sin embargo, la transición está lejos de ser sencilla. A pesar de la declaración de Jolani prometiendo proteger a todas las sectas y construir un país inclusivo, los analistas internacionales mantienen un justificado escepticismo sobre cuánto de estas promesas serán cumplidas.
La renuncia de Assad ha abierto las puertas a un reordenamiento regional. Desde su huida del Aeropuerto Internacional de Damasco en circunstancias aún inciertas, el vacío político dejado por el mandatario ha sido llenado rápidamente por diversas facciones rebeldes y otras fuerzas con intereses en el conflicto. HTS, bajo el comando de Jolani, tiene la oportunidad de erigirse como un actor clave en esta transición, pero enfrenta el desafío de demostrar que sus intenciones van más allá de intereses puramente militares.

Diversidad y fragmentación en el tablero sirio
El conflicto sirio no está marcado solo por HTS. Varias facciones y movimientos han cobrado relevancia, lo que demuestra la complejidad de la crisis.
- El Ejército Nacional Sirio (SNA): Apoyado por Turquía, el SNA reúne a múltiples facciones con objetivos diversos pero con un enemigo común: el régimen de Assad. Sin embargo, su fragmentación interna y los enfrentamientos con las fuerzas kurdas complican su papel en un futuro gobierno unificado.
- Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS): Lideradas principalmente por combatientes kurdos, han jugado un papel crucial en la lucha contra el Estado Islámico y en la gestión de territorios en el noroeste del país. Sin embargo, su relación con Turquía y su futuro en una Siria post-Assad presentan desafíos continuos.
- La resistencia drusa: En el sur de Siria, comunidades drusas han liderado una resistencia que podría ser clave en el desenlace del conflicto, particularmente en provincias como as-Suwayda y Daraa, donde han logrado avances significativos.

El incierto exilio de Bashar al-Assad
La salida de Bashar al-Assad de Siria ha generado una oleada de especulaciones. Autoridades rusas confirmaron su renuncia, pero no precisaron los detalles de su paradero. Fuentes militares locales sugieren que Assad abordó un vuelo rumbo a la costa mediterránea, una región estratégica que alberga bases navales y aéreas rusas. La opacidad en torno a este movimiento ha alimentado teorías sobre un posible refugio en territorio ruso o en los Emiratos Árabes Unidos.
Un informe del sitio web Flightradar24 registró un vuelo sospechoso que partió del Aeropuerto Internacional de Damasco el sábado por la noche y que desapareció del radar sobre la provincia de Homs, que había caído en manos de rebeldes pocas horas antes. Este giro en los acontecimientos pone en evidencia las complejidades del escenario bélico y el destino incierto de Al-Assad, quien gobernó durante más de dos décadas.
Un país en reconstrucción
Con la renuncia de Assad, el camino hacia la reconstrucción de Siria parece haberse abierto, pero los desafíos son innumerables. La rivalidad entre grupos armados, el estigma internacional que aún pesa sobre figuras como Jolani y las heridas de más de una década de guerra civil dificultan la estabilización.
En este contexto, Abu Mohammed Al-Jolani se posiciona como un líder que, para algunos, representa la continuidad de la revolución, mientras que para otros simboliza las ambigüedades éticas y políticas de la insurgencia. Lo que está claro es que la historia de Siria aún no ha terminado de escribirse, y los próximos pasos de sus protagonistas serán determinantes en el futuro de la región.
Referencias: CNN, The Jerusalem post