Estados Unidos y Ucrania firman un Acuerdo para la explotación de Minerales Estratégicos

Estados Unidos y Ucrania firmaron un acuerdo que otorga a Washington acceso privilegiado a los vastos recursos minerales ucranianos, incluyendo litio, titanio, uranio, petróleo y gas natural. Este pacto multilateral, que surge en plena crisis bélica con Rusia, no solo redefine las relaciones entre ambos países, sino que proyecta implicaciones directas en la seguridad energética y tecnológica global

KIEV, UCRANIAWashington y Kiev redefinen su alianza estratégica con un pacto que garantiza a Estados Unidos acceso privilegiado a los vastos recursos minerales ucranianos, en un movimiento que altera el tablero geopolítico y económico global. El acuerdo, firmado el 30 de abril de 2025 tras meses de tensiones entre los gobiernos de Donald Trump y Volodímir Zelenski, busca equilibrar los intereses de reconstrucción de Ucrania con la seguridad económica y militar de EE.UU., mientras Rusia y China observan con recelo.

Un fondo de reconstrucción con minerales como moneda de cambio

El convenio, rubricado por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y la ministra de Economía ucraniana, Yulia Svyrydenko, establece un Fondo de Inversión para la Reconstrucción que canalizará las ganancias de la explotación de 57 tipos de recursos estratégicos —entre ellos litio, titanio, uranio, petróleo y gas natural— durante la próxima década. El 100% de los beneficios irá a Ucrania en ese periodo, pero a partir del año 11, la distribución será equitativa: 50% para cada país.

Ucrania, que alberga cerca del 5% de las reservas globales de minerales y tierras raras, se consolida así como un actor indispensable en la carrera por los materiales críticos para tecnologías avanzadas, desde baterías de vehículos eléctricos hasta sistemas de defensa. Para EE.UU., el acuerdo supone un golpe maestro contra su dependencia de China, que controla el 80% del mercado de tierras raras.

Presión diplomática y concesiones mutuas

Las negociaciones estuvieron marcadas por la fricción pública entre Trump y Zelenski. En febrero de 2025, el mandatario estadounidense amenazó con retirar el apoyo militar a Kiev si no obtenía acceso a sus recursos, exigiendo inicialmente 500.000 millones de dólares en compensación por la ayuda previa. El texto final, sin embargo, refleja un equilibrio forzado: EE.UU. obtiene derechos preferentes en futuros proyectos mineros, pero sin tocar las operaciones existentes, mientras Ucrania mantiene la soberanía sobre su subsuelo y logra blindar la continuidad de la asistencia militar estadounidense.

Zelenski calificó el pacto como una «victoria diplomática», aunque omitió mencionar que no incluye garantías explícitas de seguridad contra Rusia, una omisión que ha generado críticas internas. Por su parte, Trump lo vendió como un «reembolso justo» por los 120.000 millones de dólares en ayuda militar entregada desde 2022.

Rusia y China: los grandes perdedores

El Kremlin, a través del portavoz Dmitri Peskov, restó importancia al acuerdo, aunque Moscú controla el 40% de los recursos ucranianos en los territorios ocupados. Analistas advierten que el pacto refuerza la influencia de EE.UU. en Europa del Este y debilita los intentos rusos de asfixiar económicamente a Kiev.

Para China, el mensaje es claro: Washington está decidido a romper su monopolio en minerales críticos. El acuerdo podría acelerar la desglobalización de cadenas de suministro en sectores clave como la defensa y la energía verde.

Riesgos y críticas: ¿asociación o neocolonialismo?

En Ucrania, el pacto divide opiniones. Mientras el primer ministro Denys Shmyhal lo defiende como una «oportunidad para la modernización», sectores de la oposición y la sociedad civil lo tildan de «cesión de soberanía». La falta de plazos concretos para la explotación minera —que podría demorar más de 10 años en materializarse— y la ausencia de garantías de seguridad alimentan el escepticismo.

El futuro del acuerdo dependerá de su ratificación por el Parlamento ucraniano y de la evolución del conflicto. Pero una cosa es clara: en la guerra por los recursos del siglo XXI, este pacto marca un punto de inflexiónLa batalla entre Occidente, Rusia y China por el control de los minerales críticos acaba de escalar.

Referencias: BBC, France 24, Reuters


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