Los recientes bombardeos israelíes dirigidos a objetivos estratégicos en Siria y la contundente respuesta militar de Turquía, que desplegó aviones de combate para interceptar las operaciones israelíes, han elevado la tensión a niveles alarmantes. Esta confrontación despliega un nuevo capítulo en la compleja y cambiante lucha por el control y la influencia en Siria y la región.

DAMASCO, SIRIA – La frágil estabilidad en Oriente Medio se ve nuevamente amenazada tras una serie de incursiones aéreas israelíes en territorio sirio y la contundente respuesta militar de Turquía, que ha desplegado aviones de combate para frenar las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Este enfrentamiento, que marca un punto de inflexión en las dinámicas regionales, ha encendido las alarmas de la comunidad internacional y desatado esfuerzos diplomáticos para evitar una catástrofe mayor.

El Contexto: Israel y su Ofensiva en una Siria en Caos

Desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, Israel ha incrementado significativamente sus operaciones militares en Siria, justificándolas como acciones preventivas contra amenazas emergentes en un país sumido en la inestabilidad. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, las FDI han ejecutado más de 347 ataques aéreos en lo que va de 2025, la cifra más alta desde 2018, con un repunte notable tras el colapso del gobierno sirio.

Esta semana, las FDI bombardearon objetivos estratégicos en el sur y centro de Siria, incluyendo la base aérea T4 en Homs —ahora inoperativa— y depósitos de armamento en Hama. Los ataques, registrados el 2 de mayo de 2025, también destruyeron radares y sistemas de detección aérea, en lo que Israel calificó como una operación para «neutralizar futuras amenazas» y evitar que armas avanzadas cayeran en manos de grupos como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la facción que lideró la ofensiva contra Assad y que ahora controla Damasco.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, defendió los bombardeos como una medida de autodefensa, especialmente ante el temor de que el nuevo gobierno sirio, encabezado por Ahmed al-Sharaa, permita la consolidación de fuerzas hostiles cerca de los Altos del Golán, ocupados por Israel desde 1967. «No toleraremos ninguna amenaza a nuestra seguridad ni a la comunidad drusa», declaró Netanyahu, exigiendo la «desmilitarización total» de las provincias de Quneitra, Daraa y Suweyda.

Turquía Contraataca: Interferencia Electrónica y Advertencias Militares

Turquía, que ha emergido como el principal valedor del nuevo gobierno sirio, respondió con celeridad. El 2 de mayo, aviones de combate turcos —presumiblemente F-16— ingresaron al espacio aéreo sirio cerca de Damasco, interfiriendo electrónicamente las operaciones israelíes y forzando la retirada de sus cazas. Esta acción, confirmada por múltiples fuentes, representa la primera intervención directa de Ankara contra Israel en suelo sirio y un riesgo sin precedentes de escalada.

Los intereses de Turquía son claros: consolidar su influencia en la Siria post-Assad, apoyar al gobierno interino de HTS y establecer bases militares permanentes en el país. Sin embargo, los bombardeos israelíes han saboteado estos planes, especialmente en zonas clave como la base T4, donde Ankara pretendía desplegar drones Bayraktar y sistemas antiaéreos.

El ministro de Defensa turco, Yasar Güler, reiteró el compromiso de su país con la «soberanía siria», mientras que el canciller Hakan Fidan advirtió que, aunque Turquía no busca un «conflicto abierto» con Israel, no dudará en proteger sus intereses. «Un enfrentamiento directo sería catastrófico para ambos», declaró Fidan, en un mensaje que refleja la delicada línea que Ankara intenta trazar.

Diplomacia en la Sombra: Negociaciones en Azerbaiyán

Para evitar una guerra abierta, Israel y Turquía iniciaron conversaciones secretas en Bakú, Azerbaiyán, el 1 de mayo. Las negociaciones, mediadas por el gobierno azerí —aliado de ambas naciones—, buscan establecer «líneas rojas» claras. Israel exige que Turquía evite instalar bases cerca de Palmyra o el sur de Siria, mientras que Ankara demanda el cese de los bombardeos israelíes, que considera una amenaza a la estabilidad regional.

El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, expresó su preocupación por la «violación del Acuerdo de Separación de 1974» —que regula la zona desmilitarizada en los Altos del Golán— e instó a ambas partes a «evitar una espiral de violencia».

Estados Unidos, tradicional aliado de Israel, ha adoptado una postura ambigua. El secretario de Estado Marco Rubio pidió «moderación», pero la Casa Blanca se ha negado a condenar explícitamente los ataques israelíes, lo que ha generado críticas de Egipto y Arabia Saudita, que los califican de «violación flagrante del derecho internacional».

Implicaciones Regionales: Un Tablero Geopolítico en Llamas

El pulso entre Israel y Turquía refleja una lucha más amplia por el control de Oriente Medio. La caída de Assad ha debilitado el Eje de la Resistencia (Irán-Hezbolá), pero ha dejado un vacío que Turquía busca llenar. No obstante, la presencia de HTS —vinculado históricamente a Al Qaeda— genera desconfianza en Tel Aviv, que teme el surgimiento de un nuevo bastión yihadista en su frontera norte.

Turquía, por su parte, enfrenta un dilema estratégico: cómo apoyar al gobierno sirio sin chocar con Israel, una potencia militar con superioridad aérea y respaldo estadounidense. El uso de sistemas de guerra electrónica KORAL por parte de Ankara sugiere una preparación avanzada, pero también subraya los riesgos de una escalada técnica.

Los bombardeos israelíes han dejado un saldo trágico: al menos seis civiles muertos en Daraa el 25 de marzo, según el Observatorio Sirio. La ONU reporta un aumento de desplazados en Homs, Hama y Damasco, agravando una crisis humanitaria que ya afecta a cuatro millones de personas.

Organizaciones como la Cruz Roja advierten que el sistema de ayuda está «al borde del colapso», mientras la UNRWA denuncia la destrucción de infraestructura civil. El Movimiento de Países No Alineados ha tildado los ataques de «ilegales», exigiendo el respeto a la soberanía siria.

¿Hacia una Guerra Abierta?

La situación sigue siendo volátil. Si las negociaciones en Bakú fracasan, el riesgo de un conflicto directo entre Israel y Turquía crecerá exponencialmente. Mientras, el líder interino sirio, Ahmed al-Sharaa, mantiene una postura cautelosa, pero la presión turca podría obligarle a endurecer su posición.

La comunidad internacional observa con aprensión, consciente de que un error de cálculo podría desencadenar una guerra regional. Por ahora, la diplomacia es la única barrera entre la tensión actual y una catástrofe irreversible.

Referencias: Reuters, ABC, Al-jazeera