Japón intensifica su vigilancia marítima con la introducción del avanzado MQ-9B «SeaGuardian»


Tokio, Japón – En una decisión que subraya su compromiso con la modernización militar y la seguridad regional, Japón ha anunciado la adquisición del sistema de aeronaves pilotadas a distancia MQ-9B SeaGuardian, fabricado por General Atomics Aeronautical Systems Inc. (GA-ASI), para equipar a la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón (JMSDF). Este ambicioso proyecto, que busca fortalecer las capacidades de vigilancia y monitoreo marítimos, se desarrollará progresivamente durante la próxima década, con planes de incorporar un total de 23 drones de este tipo para el año fiscal 2032.

La decisión, alineada con el Programa de Aumento de la Defensa aprobado en diciembre de 2022, marca un esfuerzo significativo por parte del país asiático para responder de manera más eficaz a los desafíos de seguridad en el entorno marítimo. Este programa enfatiza la necesidad de adoptar tecnologías no tripuladas que mejoren la vigilancia, aseguren la superioridad estratégica en aguas marítimas y reduzcan las demandas operativas sobre el personal de las Fuerzas de Autodefensa. En este contexto, los MQ-9B SeaGuardian se posicionan como un recurso clave para la vigilancia de múltiples capas, complementando las capacidades existentes de la JMSDF y abordando problemas como la creciente escasez de personal.

La llegada controlada de los drones y su despliegue estratégico

Según declaraciones de un portavoz de la JMSDF, se espera que el primer MQ-9B entre en operaciones durante el año fiscal 2028. No obstante, las ubicaciones específicas donde serán desplegados los drones aún están por determinarse. «Estamos analizando nuestras bases aéreas y, posteriormente, seleccionaremos los sitios más idóneos para su despliegue», explicó el representante.

En tanto, mientras las autoridades militares trabajan en la estrategia de distribución geográfica, es probable que Okinawa emerja como uno de los destinos principales de estas aeronaves, teniendo en cuenta su proximidad a áreas estratégicamente sensibles y al aumento de la actividad naval extranjera en la región, particularmente por parte de China. El entorno de Okinawa, con su relevancia geopolítica, podría convertir a estos drones en una herramienta vital para el control y monitoreo, tanto en la superficie como en las áreas submarinas.

Uno de los puntos destacados del programa es la formación de nuevas divisiones dentro de la JMSDF para operar estos vehículos no tripulados. Así lo señala el portavoz, quien aclaró que las unidades existentes, como las del avión de patrulla marítima P-1, no serán responsables de operar los MQ-9B. Esta restructuración refuerza el compromiso de Japón con una implementación efectiva y autónoma de la nueva tecnología.

Nuevas capacidades, pero sin armamento ofensivo: un enfoque en la vigilancia

A pesar de las especulaciones iniciales sobre el potencial armamentístico de los MQ-9B, Japón ha dejado en claro que su función estará estrictamente limitada a tareas de vigilancia y monitoreo. «Los drones no estarán equipados con misiles, torpedos ni ningún otro tipo de arma. Tampoco planeamos incluir kits de sonoboyas por el momento», puntualizó el portavoz de la JMSDF. Este enfoque refleja un uso claro de los drones como herramientas de reconocimiento, en lugar de plataformas ofensivas, subrayando que la prioridad es mantener un esquema defensivo y de recopilación de inteligencia ante posibles amenazas.

Las misiones de los MQ-9B estarán enfocadas en la observación de buques militares y movimientos sospechosos en las aguas circundantes de Japón, tanto en la superficie como bajo el agua. En un entorno donde las tensiones regionales han aumentado, especialmente en el Mar de China Oriental, la introducción de estos UAV busca fortalecer la capacidad de respuesta de Japón frente a actividades que puedan comprometer su seguridad nacional.

Pruebas iniciales y validación del SeaGuardian

Antes de autorizar la compra de los 23 drones, la JMSDF ha comenzado a operar sistemas MQ-9B SeaGuardian en un programa piloto desde mayo de 2023. Las pruebas iniciales, llevadas a cabo en la Base Aérea de Hachinohe, en Aomori, y en la Base Aérea de Kanoya, en Kagoshima, han arrojado resultados positivos. De acuerdo con informes proporcionados por GA-ASI el pasado 3 de diciembre, el desempeño del dron ha cumplido con las expectativas en términos de vigilancia y monitoreo marítimo, consolidándose como una tecnología confiable para las misiones que demanda Japón.

El MQ-9B SeaGuardian, con una envergadura de 24 metros, 11 metros de longitud y una capacidad de vuelo a una altitud máxima de aproximadamente 12,000 metros, representa una inversión considerable, con un costo estimado de 12,000 millones de yenes (alrededor de 80 millones de dólares) por unidad. Sin embargo, las autoridades japonesas consideran este gasto como estratégico para abordar la creciente actividad naval extranjera, particularmente en torno a sus islas más vulnerables, como Okinawa.

Un cambio en la dinámica de la vigilancia marítima japonesa

El uso de drones SeaGuardian no es un concepto completamente nuevo para Japón. La Guardia Costera del país ya opera esta tecnología desde 2022, enfocándose en el control de sus costas. Sin embargo, su incorporación en la JMSDF marca un cambio significativo en la escala y el propósito de su utilización. A diferencia de las operaciones costeras, los MQ-9B estarán orientados a tareas más amplias y profundas de vigilancia marítima, contribuyendo directamente al fortalecimiento de la seguridad nacional y al posicionamiento estratégico de Japón frente a desafíos en la región del Pacífico.

Esta adquisición, además, pone de manifiesto la evolución de la estrategia militar japonesa en un contexto internacional cada vez más complejo. Con tensiones regionales en constante desarrollo y un equilibrio de poder en el Indo-Pacífico en plena transformación, Japón busca garantizar su preparación frente a cualquier eventualidad. La introducción del MQ-9B SeaGuardian no solo refleja un compromiso con la tecnología de vanguardia, sino también un esfuerzo por establecer una disuasión creíble y efectiva en aguas que cada vez resultan más disputadas.

Con una década de evolución y despliegue planeado, este proyecto representa una de las iniciativas clave en la defensa japonesa, uniendo innovación tecnológica y estrategia operativa con el objetivo de mantener la estabilidad en una región clave para el comercio global y la seguridad internacional.

Referencias: Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón (JMSDF), Yomiuri Shimbun


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