Tercer cargamento ruso de Arctic LNG 2 llega a puerto chino bajo sanciones de EE.UU.
China desafía las sanciones estadounidenses al recibir el tercer cargamento de GNL ruso del proyecto Arctic LNG 2 en la terminal de Beihai, Guangxi. La operación refuerza la alianza energética Moscú-Pekín y abre un nuevo frente en la confrontación con Washington.

Beihai, China / 2 de septiembre de 2025 — El petrolero Zarya atracó en la terminal de GNL de Tieshan, en la provincia de Guangxi, con más de 160.000 metros cúbicos de gas natural licuado procedentes del proyecto Arctic LNG 2, sancionado por Estados Unidos. Se trata del tercer cargamento ruso recibido por China en pocas semanas, un hecho que consolida la interdependencia energética entre Moscú y Pekín y desafía abiertamente la política de sanciones de la administración de Donald Trump.
El envío, cargado el 30 de julio en la planta de Gydan, Siberia, se suma a los despachos recientes transportados por los buques Arctic Mulan y otros petroleros de la flota fantasma rusa, que operan bajo banderas y nombres modificados para eludir los controles internacionales. Pekín ha designado Beihai como centro estratégico de recepción de GNL ruso, limitando su exposición a mercados externos y reduciendo el margen de represalias económicas.

La llegada de este cargamento coincide con un periodo en el que Trump endurece la presión sobre los compradores de energía rusa. Mientras India ha reducido progresivamente sus importaciones, China adopta la estrategia contraria: mantener y expandir su acceso a hidrocarburos rusos. Para el gobierno de Xi Jinping, el suministro estable desde Siberia constituye un pilar de seguridad energética, incluso a costa de tensiones comerciales y diplomáticas con Estados Unidos.
En paralelo, Pekín ha reiterado que las “guerras de aranceles no tienen ganadores” y que las decisiones energéticas obedecen a intereses nacionales soberanos. La consolidación de este flujo de GNL sancionado marca un desafío directo a la eficacia del régimen de sanciones occidentales y abre un nuevo frente de confrontación estratégica.
El proyecto Power of Siberia 2, un gasoducto de más de 6.000 kilómetros que atravesará Mongolia, se perfila como la próxima fase en la expansión de la cooperación energética sino-rusa. Su puesta en marcha permitirá transportar 50.000 millones de metros cúbicos de gas al año hacia China, reduciendo aún más la dependencia de Europa y consolidando a Pekín como principal cliente de Gazprom.
Para Moscú, presionado por las sanciones tras la guerra en Ucrania, esta reorientación hacia Asia representa una válvula de escape económica y un instrumento geopolítico de peso. Para China, en tanto, constituye una garantía de suministro energético en un contexto de crecientes disputas con Washington.

El realineamiento energético ruso hacia Asia reconfigura el mercado internacional de GNL y gas por gasoducto. Para Europa, significa abrir espacio a nuevos proveedores en Medio Oriente, África y América Latina. Países como Argentina, con proyectos de exportación de GNL en Vaca Muerta, podrían encontrar un margen mayor en el mercado europeo.
Sin embargo, esta estrategia incrementa la competencia geopolítica y posiciona a China como un actor central en el futuro energético global, capaz de desafiar las medidas punitivas de Washington y condicionar la arquitectura de seguridad energética internacional.
Fuentes: Reuters, Financial Times