6 de agosto de 2025

Australia incorpora fragatas japonesas Mogami a su flota tras acuerdo naval con Tokio

Australia selecciona una versión mejorada de la fragata japonesa clase Mogami como su próximo buque de guerra principal, marcando la mayor exportación de defensa de Japón desde la Segunda Guerra Mundial y consolidando la alianza estratégica entre Canberra y Tokio.

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Canberra, Australia – En una decisión que redefine el panorama naval del Indo-Pacífico, el gobierno australiano anunció la elección del diseño japonés mejorado de la fragata clase Mogami como nuevo buque de combate de superficie para la Marina Real Australiana, en el marco del programa SEA 3000.

El anuncio, realizado este 5 de agosto por el ministro de Defensa y viceprimer ministro Richard Marles, representa la mayor adquisición de defensa entre Australia y Japón, así como una de las exportaciones militares más significativas de Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Se trata además de la primera venta de buques de guerra japoneses a una fuerza naval extranjera, lo que marca un antes y un después en la política de exportación de defensa de Tokio.

La nueva fragata sustituirá progresivamente a las veteranas unidades clase Anzac, que comenzaron su servicio en 1996. En total, se proyecta una flota de 11 fragatas, de las cuales las tres primeras serán construidas en Japón por Mitsubishi Heavy Industries, mientras que el resto se ensamblará en un astillero australiano, consolidando también la transferencia tecnológica y el fortalecimiento industrial bilateral. El contrato asciende a 10.000 millones de dólares australianos (cerca de 6.500 millones de dólares estadounidenses).

Representación visual del nuevo diseño FFM, evolución ampliada de la clase Mogami, exhibido por el Ministerio de Defensa de Japón. Con mayores capacidades de combate y sensores de última generación, esta fragata será clave en la futura flota de superficie de la Real Marina Australiana.
Una plataforma avanzada y lista para un entorno de alta amenaza

La fragata Mogami, en su versión mejorada (FFM), presenta características sobresalientes para el escenario estratégico del Indo-Pacífico. Con un desplazamiento de 6.200 toneladas métricas, su diseño furtivo, sus capacidades de guerra antiaérea y antisubmarina, y su avanzado sistema de radar AESA, ofrecen una plataforma de combate preparada para enfrentar amenazas convencionales y asimétricas.

Entre sus elementos clave se encuentra el mástil de antenas UNICORN, que centraliza funciones de comunicaciones y guerra electrónica, así como el sistema de combate con lanzadores verticales Mk 41 de 32 celdas, compatibles con misiles ESSM, A-SAM de desarrollo japonés y posiblemente misiles Tomahawk, que Australia ya opera desde sus destructores clase Hobart.

La fragata también integra una cubierta de vuelo con capacidad para helicópteros antisubmarinos MH-60R Seahawk, estaciones de armas remotas, cañones automáticos, y lanzadores de misiles antibuque Tipo 17, lo que le brinda versatilidad para operaciones de escolta, vigilancia marítima o combate en escenarios litorales y oceánicos.

El lanzador vertical Mk 41 (VLS) de 32 celdas es compatible con misiles ESSM (Evolved Sea Sparrow Missile) y A-SAM (Advanced Surface to Air Missile). Este sistema permite el lanzamiento rápido de misiles desde buques de guerra, y es un componente clave en la defensa aérea de muchas armadas modernas.
Geopolítica, proyección naval y alianzas estratégicas

La elección del diseño japonés no solo responde a consideraciones técnicas. La región enfrenta crecientes tensiones marítimas, particularmente en el Mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán, donde la presión naval de China ha llevado a aliados como Estados Unidos, Japón y Australia a reforzar su interoperabilidad militar.

En este contexto, el acuerdo consolida a Tokio como un socio estratégico clave para Canberra, y proyecta a Japón como un actor emergente en el mercado internacional de defensa, un terreno en el que hasta hace pocos años se mostraba reticente por restricciones constitucionales.

“La selección de esta fragata simboliza una nueva era en la cooperación entre nuestras naciones”, expresó Marles, quien destacó que este paso refuerza la capacidad de disuasión colectiva y la estabilidad en el Indo-Pacífico.

Repercusiones futuras para Japón y Australia

El acuerdo con Australia podría abrir nuevas puertas a Japón como exportador de armamento naval. La clase Mogami ya se perfila como una opción potencial para otras marinas, incluso como alternativa a las problemáticas fragatas clase Constellation en EE.UU.

Por su parte, Australia sigue avanzando en una transformación integral de sus fuerzas navales, que incluye la adquisición de submarinos nucleares en el marco del pacto AUKUS, y el desarrollo de capacidad naval no tripulada, reflejo de su intención de desempeñar un papel protagónico en la seguridad regional.

En suma, la fragata Mogami no solo se incorpora a una flota, sino que se convierte en símbolo de una arquitectura naval aliada en expansión, destinada a enfrentar desafíos compartidos en un entorno estratégico cada vez más volátil.

Fuentes: Nikkei Asia, The War Zone