Japón bota la undécima fragata clase Mogami, la Tatsuta, consolidando un programa naval acelerado para reforzar su presencia en el Indopacífico. Este despliegue responde a las crecientes tensiones con China y Rusia y busca asegurar las estratégicas islas Nansei.
TOKIO, JAPÓN – En los astilleros de Nagasaki, donde el eco de la historia naval japonesa resuena con fuerza, un nuevo buque de guerra se ha deslizado hacia el mar. No es una ceremonia más. El pasado 2 de julio, Mitsubishi Heavy Industries (MHI) celebró la botadura de la fragata JS Tatsuta (FFM-11), la penúltima unidad de la innovadora clase Mogami. Este acto simboliza la determinación de Tokio de responder con celeridad y contundencia al complejo tablero geoestratégico del Indopacífico.
Bajo la atenta mirada de la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón (JMSDF), la Tatsuta inició su fase final de equipamiento, un proceso que la prepara para su entrada en servicio, prevista para finales del año fiscal 2026. Con sus 133 metros de eslora y un desplazamiento de 3.900 toneladas, esta fragata no es solo un navío; es la materialización de una estrategia de disuasión activa frente a la expansiva presencia naval de China y las provocadoras maniobras de la flota rusa en la región.
El nombre del buque, heredado del río Tatsuta, mantiene viva la tradición de bautizar a estas fragatas con los nombres de los ríos más emblemáticos de Japón. Sin embargo, su misión es puramente contemporánea y de una urgencia palpable: salvaguardar la cadena de islas Nansei. Este archipiélago, que se extiende como una barrera natural desde Kagoshima hasta las cercanías de Taiwán, incluye las disputadas islas Senkaku (Diaoyu para Pekín) y se ha convertido en el principal foco de tensión y vigilancia para las fuerzas japonesas.
La clase Mogami fue concebida precisamente para este escenario. Son buques compactos, altamente automatizados —requieren una tripulación de solo 90 marinos— y densamente armados. Su diseño responde a una necesidad crítica: operar de manera ágil y letal en aguas litorales, manteniendo una capacidad oceánica robusta. La Tatsuta, con un coste aproximado de 406 millones de dólares, está equipada para una guerra multidominio. Su arsenal incluye el imponente cañón naval Mk 45 de 127 mm, lanzadores verticales Mk.41 para misiles de defensa aérea, y los temibles misiles antibuque Tipo 17. A esto se suma un sofisticado paquete de sensores, incluyendo el radar OPY-2 y sistemas de guerra antisubmarina y contraminas, que la convierten en un adversario formidable.
Impulsada por un sistema de propulsión combinado diésel y gas (CODAG), que le otorga una velocidad superior a los 30 nudos, la clase Mogami representa un salto cualitativo para la JMSDF, siendo la primera en incorporar esta tecnología.
Pero el alcance de este proyecto trasciende las fronteras japonesas. El diseño de la clase Mogami es la base de la oferta que Japón ha presentado a Australia para su programa de fragatas de propósito general (SEA3000). Canberra se encuentra en una encrucijada estratégica: elegir el diseño japonés, lo que sellaría una alianza industrial y militar sin precedentes entre ambas naciones frente a la amenaza china, o decantarse por la propuesta alemana de TKMS, una opción tecnológicamente familiar para su armada.
Para Tokio, esta licitación no es un mero «acuerdo comercial», sino un «esfuerzo estratégico fundamental». Un fracaso, como el ocurrido con el programa de submarinos que Australia finalmente canceló para unirse al pacto AUKUS, sería un golpe significativo. La decisión de Canberra, esperada para finales de este año, definirá no solo el futuro de su flota, sino también la arquitectura de seguridad de toda la región.
Mientras tanto, Japón no se detiene. El Ministerio de Defensa ya ha planificado la construcción de una versión mejorada de estas fragatas, asegurando que la flota de superficie japonesa siga evolucionando a un ritmo que sus rivales no puedan ignorar. La botadura de la Tatsuta no es el final de un programa, sino la confirmación de que la era de la pasividad ha terminado. En las aguas del Pacífico, el acero japonés se está afilando.
Referencias: Ministerio de Defensa de Japón, NHK