El nuevo avión de alerta temprana KJ-600, el «ojo en el cielo» de la armada china, se acerca a su despliegue operativo. Esta aeronave, inspirada en el E-2D Hawkeye estadounidense, potenciará drásticamente la capacidad de combate de sus portaaviones.
PEKÍN, CHINA – En el complejo tablero de ajedrez geoestratégico del Indo-Pacífico, Pekín está a punto de poner en juego una pieza que podría alterar significativamente el equilibrio de poder naval. Imágenes de alta resolución que circulan por las redes sociales chinas han confirmado lo que los analistas militares llevaban tiempo anticipando: el avión de alerta temprana y control aéreo (AEW&C) Xi’an KJ-600 se encuentra en la fase final de su desarrollo.
Las fotografías, que muestran al KJ-600 volando en formación con cazas embarcados J-15, no son meras instantáneas de un programa de pruebas. Representan la culminación de un esfuerzo titánico por parte de China para cerrar una brecha crítica en sus capacidades aeronavales y mirar de tú a tú a la Armada de los Estados Unidos. Este avión, un biturbohélice cuyo diseño evoca inconfundiblemente al E-2D Advanced Hawkeye norteamericano, es mucho más que una copia; es la llave que abrirá una nueva era para la proyección de poder de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN).

Diseñado específicamente para operar desde las cubiertas del portaaviones de nueva generación Fujian (Tipo 003), el KJ-600 depende de las catapultas electromagnéticas de este buque para poder despegar.
Esta tecnología le permite lanzar al aire aeronaves más pesadas y complejas, un lujo que sus anteriores portaaviones no podían permitirse. Sobre el fuselaje del KJ-600 descansa su elemento más definitorio: una imponente cúpula de radar giratoria (rotodomo) que alberga un avanzado sistema de barrido electrónico activo (AESA).
Este «ojo» omnisciente le otorga una cobertura de 360 grados, permitiéndole detectar, rastrear y gestionar amenazas aéreas y de superficie a cientos de kilómetros de distancia, mucho más allá del horizonte visible para la flota.
Su misión es clara: convertirse en el cerebro y los ojos del grupo de ataque del portaaviones, ampliando el alcance y la letalidad de la fuerza naval china y sirviendo como un multiplicador de fuerza indispensable.
Hasta ahora, la PLAN operaba con una desventaja considerable. La falta de un avión de alerta temprana de ala fija embarcado la obligaba a depender de helicópteros de alcance limitado, como el Z-18J, o de sistemas basados en tierra. Esto restringía severamente el perímetro de seguridad de sus flotas y su capacidad para reaccionar ante amenazas lejanas. El KJ-600 llega para solucionar precisamente eso, proporcionando una capacidad de alerta temprana contra aeronaves furtivas y misiles enemigos y permitiendo una coordinación sin precedentes en operaciones multidominio.

Desde la perspectiva de Washington, la inminente entrada en servicio del KJ-600 introduce una nueva capa de complejidad en el teatro de operaciones del Indo-Pacífico.
Durante décadas, el E-2D Advanced Hawkeye ha otorgado a la US Navy una supremacía incontestable en la vigilancia y el mando aéreo.
Equipado con el formidable radar AN/APY-9 y plenamente integrado en la red de Capacidad de Interacción Cooperativa (CEC), el Hawkeye puede compartir datos en tiempo real con destructores Aegis, cazas F-35 y otros activos, creando una imagen operativa letalmente precisa.
El KJ-600, aunque estructuralmente similar, se enfrenta al reto de replicar no solo el hardware, sino también el ecosistema de red que hace tan efectivo al E-2D.
Si bien fuentes chinas sugieren que su radar AESA puede rastrear objetivos de baja observabilidad, su verdadera prueba de fuego será la fusión de datos y la interoperabilidad con el resto de la flota. Este es un campo donde la madurez y la experiencia probada en combate del sistema estadounidense todavía marcan la diferencia.
Tácticamente, el KJ-600 reforzará las capacidades chinas de antiacceso y denegación de área (A2/AD), complicando la planificación de cualquier incursión de fuerzas navales estadounidenses o aliadas en zonas en disputa como el Mar de China Meridional.
Si bien el E-2D Hawkeye sigue siendo el estándar de oro en la guerra aeronaval, el KJ-600 es, sin duda, el desafío más creíble que China ha presentado hasta la fecha. A medida que Pekín perfecciona su doctrina de combate desde portaaviones, este avión será un actor fundamental en la definición del futuro equilibrio marítimo en una de las regiones más volátiles del planeta.
Referencias: CCTV, Xinhua