Estados Unidos ha acusado a una empresa china de satélites de ayudar directamente a los hutíes respaldados por Irán en Yemen, proporcionándoles imágenes satelitales para atacar buques militares y comerciales estadounidenses en el Mar Rojo.

PEKÍN, CHINA – Estados Unidos ha lanzado una acusación directa y severa contra una empresa tecnológica china, señalándola de proporcionar soporte vital a los rebeldes hutíes de Yemen, un grupo respaldado por Irán. Este respaldo estratégico, según Washington, se materializa a través del suministro de imágenes satelitales críticas, una ayuda que, de confirmarse, habilita y potencia los persistentes ataques contra la navegación comercial y militar en esta estratégica vía marítima.

La empresa en el centro de esta controversia es Chang Guang Satellite Technology Company Limited (CGSTL), una entidad sobre la que pesan fuertes sospechas de mantener vínculos estrechos con el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China. La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Tammy Bruce, no escatimó en palabras, confirmando el papel de apoyo de CGSTL en los ataques implacables que los hutíes han perpetrado desde finales de 2023.

Desde el recrudecimiento del conflicto en Gaza, que los hutíes esgrimen como justificación para sus acciones, se han registrado más de 100 ataques dirigidos a buques comerciales utilizando una combinación letal de drones, misiles e incluso intentos de secuestro.

Bruce fue contundente al contrastar la proyección global de China como pacificador con sus acciones. «Está claro que las empresas con sede en Beijing y China brindan soporte económico y técnico clave a regímenes como Rusia, Corea del Norte e Irán y sus representantes», afirmó, calificando las actividades de CGSTL de «inaceptables». Subrayó que Estados Unidos no tolerará el apoyo a grupos terroristas extranjeros como los hutíes.

Reportes previos, como el publicado por el Financial Times, ya habían apuntado a Chang Guang Satellite Technology como proveedora de datos a los hutíes. Funcionarios estadounidenses citados por el medio detallaron que la compañía, conocida por su afiliación militar china, podría haber suministrado tanto imágenes satelitales sin procesar como inteligencia procesada, información crucial utilizada para la selección de objetivos entre los buques estadounidenses e internacionales.

La capacidad operativa de CGSTL es significativa. Se reveló que la compañía contaba con alrededor de 100 minisatélites en órbita para 2024, con ambiciosos planes de expandir esa cifra a 300 para finales de 2025. Este despliegue permitiría actualizaciones de imágenes cada 10 minutos sobre cualquier área determinada, una capacidad de monitoreo casi en tiempo real de incalculable valor militar y de inteligencia.

La evidencia física parece reforzar las sospechas. Hay indicios de que se han encontrado equipos de comunicaciones de uso militar chino, potencialmente capaces de transmitir dichos datos satelitales, en envíos de armas interceptados por las fuerzas navales de la coalición liderada por Estados Unidos. Estos cargamentos, destinados a los hutíes, fueron enviados por la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán.

Si bien se especula que el CGRI ha replegado recientemente a algunos de sus operativos de Yemen debido a los ataques aéreos selectivos de Estados Unidos, los enlaces de datos satelitales emergen como una forma de continuar el soporte a distancia a los hutíes, eludiendo la presencia física.

Funcionarios estadounidenses también contemplan otra posible faceta de este soporte satelital chino: podría otorgar a Beijing la capacidad de advertir a los hutíes para que no ataquen a los barcos chinos, que sorprendentemente continúan utilizando la peligrosa ruta del Mar Rojo. Esto proporciona a la flota china una ventaja comercial estratégica, ya que numerosos buques de otras banderas se han visto forzados a desviarse por la ruta mucho más larga y costosa del Cabo de Buena Esperanza para evitar los ataques.

Este contexto de guerra híbrida y soporte tecnológico se desarrolla en paralelo a las operaciones militares directas. El ejército estadounidense llevó a cabo un ataque significativo el 18 de abril contra el puerto petrolero de Ras Isa, controlado por los hutíes en el noroeste de Yemen. Según los hutíes, el ataque aéreo causó 74 muertos y 171 heridos, cifras que no pudieron ser verificadas de forma independiente.

El Comando Central de Estados Unidos (USCENTCOM) confirmó el ataque, explicando que su objetivo era cortar una importante fuente de ingresos que financia las operaciones militares de los hutíes. El CENTCOM enfatizó en un comunicado que el ataque «no tenía como objetivo dañar al pueblo de Yemen, que con razón quiere liberarse del yugo de la subyugación hutí y vivir en paz». El bombardeo a Ras Isa marcó la primera vez que las fuerzas estadounidenses atacaron infraestructura petrolera vital en Yemen y constituyó el 34.º día consecutivo de ataques contra objetivos hutíes.

Imágenes satelitales analizadas por Planet Labs PBC revelaron la escala de la destrucción en el puerto de Ras Isa, mostrando tanques de almacenamiento y vehículos destruidos. También se observaron indicios de un derrame de petróleo en las aguas del Mar Rojo tras el ataque.

Curiosamente, ese mismo día de intensos combates, los hutíes lanzaron un misil de largo alcance hacia Israel, el cual fue interceptado por las fuerzas de defensa israelíes, provocando la activación de sirenas en Tel Aviv y otras ciudades, demostrando la amplia proyección de sus ataques.

Ante la pregunta sobre la supuesta implicación de CGSTL, el portavoz de la embajada china, Liu Pengyu, declaró no estar al tanto del asunto. La empresa Chang Guang Satellite Technology, por su parte, no respondió a las solicitudes de comentarios de los medios, dejando las graves acusaciones estadounidenses en el aire y profundizando el misterio sobre el alcance real del soporte tecnológico que alimenta uno de los conflictos marítimos más volátiles de la actualidad.

Referencias: Reuters, Fox News