El gobierno de Nueva Zelanda ha presentado un ambicioso Plan de Capacidad de Defensa (DCP), que busca modernizar y expandir las capacidades de su Fuerza de Defensa (NZDF), con un enfoque especial en la Armada Real de Nueva Zelanda (RNZN). El plan, lanzado el 7 de abril, contempla una inversión histórica de 6650 millones de dólares durante los próximos cuatro años.

WELLINGTON, NUEVA ZELANDA – En un movimiento sin precedentes para adaptarse a las crecientes tensiones globales, el gobierno de Nueva Zelanda ha revelado un meticuloso plan estratégico para fortalecer sus capacidades militares y, en particular, su Armada. Publicado el pasado 7 de abril, el Plan de Capacidad de Defensa (DCP) marca un hito clave en la planificación operativa de largo plazo del país, con una inversión sin precedentes y una hoja de ruta clara para modernizar la Fuerza de Defensa de Nueva Zelanda (NZDF) hasta 2039.

La elevada inversión, que asciende a 12.000 millones de dólares neozelandeses (equivalente a 6.650 millones de dólares estadounidenses) en los próximos cuatro años, contempla un enfoque integral para garantizar que la NZDF se convierta en una fuerza de clase mundial. Según anunció el primer ministro Chris Luxon, el plan también busca duplicar el gasto en defensa en relación con el PIB, pasando del actual 1% a más del 2% en los próximos ocho años.

«Nuestro gasto actual en defensa es sencillamente demasiado bajo, y este esfuerzo de inversión es el mínimo indispensable para garantizar la seguridad y la soberanía de Nueva Zelanda», aseguró Luxon durante el lanzamiento oficial del DCP.

Fragata Clase Anzac Te Kaha F77, de la Marina Real de Nueva Zelanda.

El DCP describe tres objetivos fundamentales para la reestructuración militar. En primer lugar, la NZDF debe aumentar su capacidad de combate, letalidad y fuerza disuasoria. En segundo lugar, se priorizará la interoperabilidad con Australia y otros socios, a través de una mayor alineación de recursos y estrategias conjuntas. Finalmente, el documento subraya la necesidad de una NZDF innovadora y tecnológicamente avanzada, con capacidades diseñadas para un entorno dinámico y para enfrentar los desafíos del futuro.

Esta nueva estrategia no solo es una respuesta a las necesidades internas, sino también un reflejo del cambio en el panorama geopolítico global, donde las tensiones aumentan en numerosos frentes. En este sentido, el plan sitúa a la Real Armada de Nueva Zelanda (RNZN) en el centro del esfuerzo de modernización, presentando un conjunto ambicioso de proyectos que redefinirán su capacidad operativa en los próximos años.

Revolución naval: los puntos clave para la modernización de la RNZN
  1. Sistema de ataque ampliado y mejoras en armamento:
    La RNZN tiene como prioridad reforzar su capacidad ofensiva para enfrentar amenazas marítimas con mayor eficacia. Entre las propuestas más relevantes se encuentra la instalación de nuevos sistemas de misiles para los P-8A Poseidon de la Fuerza Aérea y las fragatas Clase Anzac. Actualmente, estas fragatas adolecen de una limitada capacidad de ataque antibuque, ya que dependen exclusivamente de los helicópteros Super Seasprite que transportan un reducido número de misiles Penguin.El DCP busca cerrar esta brecha mediante la adquisición de tecnologías avanzadas, como el misil AGM-158C LRASM o el misil naval de ataque (NSM), ambos en proceso de implementación en Australia. Este enfoque no solo mejorará la disuasión sino que fortalecerá la interoperabilidad con su vecino.Para esta capacidad se ha asignado un presupuesto inicial de entre 100 y 300 millones de dólares neozelandeses, con una visión a largo plazo para ampliar aún más estas capacidades entre 2029 y 2039.
  2. Mantenimiento y modernización de las fragatas Clase Anzac:
    Aunque Australia ya ha iniciado el retiro de sus fragatas Anzac, Nueva Zelanda optará por extender la vida útil de sus dos buques hasta la próxima década. Esto requerirá actualizaciones técnicas periódicas y un programa estratégico de mantenimiento que permita mantenerlas operativas sin largos periodos fuera de servicio.Entre 300 y 600 millones de dólares neozelandeses han sido destinados a este proyecto que prolongará la utilidad de estas embarcaciones hasta su inevitable sustitución.
  3. Avance en sistemas no tripulados y vehículos autónomos:
    La creciente actividad naval en sus áreas de influencia, especialmente por parte de actores estatales emergentes, como China, ha motivado la necesidad de una vigilancia más eficaz a través de sistemas autónomos no tripulados. El DCP establece planes para una adopción masiva de vehículos aéreos y submarinos no tripulados que ayudarán a monitorear la vasta Zona Económica Exclusiva de Nueva Zelanda, desde el ecuador hasta la Antártida.Durante el período 2025-2028, se destinarán entre 50 y 100 millones de dólares neozelandeses a estos proyectos. A largo plazo, entre 2029 y 2039, se espera expandir el uso de tecnologías submarinas avanzadas.
  4. Reemplazo crítico de helicópteros marítimos:
    Ante el envejecimiento de sus helicópteros Super Seasprite, que enfrentan problemas de mantenimiento, Nueva Zelanda ha incorporado en el DCP una partida de al menos 2.000 millones de dólares neozelandeses para su sustitución. El MH-60R Seahawk, utilizado ampliamente por Australia, surge como un fuerte candidato, complementado potencialmente por drones especializados que amplíen las operaciones navales.»Los helicópteros marítimos son esenciales no solo para operaciones de combate, sino también para misiones humanitarias y de rescate», señaló un portavoz del Ministerio de Defensa.

La renovación de la flota de la RNZN ocupa un lugar destacado en la visión a largo plazo. En el próximo período de gestión (2029-2039), se contemplan proyectos trascendentales que incluyen el reemplazo de las fragatas Anzac y los buques patrulleros de alta mar. Además, se investiga la posibilidad de unificar diseños para optimizar costos de operación y formación del personal, mejorando simultáneamente la flexibilidad de uso.

Otra prioridad será el fortalecimiento de capacidades específicas para la región antártica y el Océano Austral, una zona de creciente interés estratégico para Wellington. Se incluirá un enfoque en buques con tecnologías híbridas o autónomas, especialmente diseñados para operar en zonas de difícil acceso.

La Base Naval de Devonport, situada en Auckland, se encuentra en el centro logístico y operativo de la RNZN. El DCP contempla hasta 50 millones de dólares neozelandeses para renovar esta instalación, mejorando áreas clave como los muelles y el astillero, así como invirtiendo en tecnología avanzada para la formación del personal.

El DCP no solo simboliza un compromiso renovado con la defensa nacional, sino también un mensaje claro sobre el papel de Nueva Zelanda como actor relevante en el Pacífico Sur. Según el documento, la sólida alianza con Australia resulta crucial para salvaguardar sus intereses compartidos en una región cada vez más disputada.

Con inversiones escalonadas, tecnologías innovadoras y un enfoque visionario hacia la interoperabilidad, Nueva Zelanda está decidida a sentar las bases de una fuerza naval modernizada, resiliente y preparada para los desafíos del siglo XXI.

Referencias: Armada Real de Nueva Zelanda, The New Zealand Herald