Corea del Sur ha iniciado una ambiciosa campaña diplomática y comercial para posicionarse como un socio militar alternativo para Canadá, aprovechando las tensiones comerciales entre Ottawa y Washington.
Seúl, Corea del Sur – En un momento en que las tensiones comerciales entre Canadá y Estados Unidos han alcanzado un punto crítico, Corea del Sur ha emergido como un aliado estratégico para Ottawa, ofreciendo una amplia gama de sistemas de defensa avanzados y propuestas de colaboración industrial que podrían transformar el panorama militar canadiense. La semana pasada, una delegación de doce representantes gubernamentales y de la industria de defensa surcoreana visitó Canadá para presentar una oferta integral que incluye submarinos de última generación, aviones de entrenamiento, obuses y sistemas lanzacohetes, todos desarrollados localmente en Corea del Sur.
La iniciativa no solo busca proveer equipamiento militar, sino también establecer una colaboración tecnológica profunda con Canadá. Corea del Sur ha ofrecido acceso completo a la tecnología de a bordo y la creación de instalaciones de mantenimiento locales, una propuesta que contrasta con las limitaciones habituales impuestas por los proveedores estadounidenses. Este enfoque podría permitir a Canadá no solo modernizar su arsenal, sino también desarrollar su propia capacidad industrial en el sector de defensa.
Uno de los productos estrella presentados por la delegación surcoreana es el submarino KSS-III, desarrollado por Hanwha Ocean, una de las empresas líderes en construcción naval y defensa. Este submarino, que ya ha sido propuesto a la Armada polaca en 2023, representa un salto tecnológico significativo. Equipado con un sistema de propulsión independiente del aire (AIP), el KSS-III puede operar de manera silenciosa y prolongada bajo el agua, lo que lo convierte en una herramienta estratégica para misiones de vigilancia y disuasión.
Además, el submarino está armado con seis tubos de 533,4 mm capaces de lanzar torpedos, misiles y minas de fondo, lo que lo posiciona como una plataforma versátil y letal. Steve Jeong, vicepresidente de Hanwha, destacó que el KSS-III «satisface todas las necesidades operativas de Canadá» y que podría ser entregado en un plazo de tan solo seis años desde la firma del contrato, un tiempo récord para un proyecto de esta envergadura.

La oferta surcoreana llega en un momento crucial para Canadá, que enfrenta una creciente tensión comercial con Estados Unidos, su principal proveedor de armas. Los aranceles impuestos por Washington sobre productos clave han exacerbado las relaciones económicas entre ambos países, llevando a algunos analistas a sugerir la cancelación de adquisiciones estratégicas, como la compra de 88 aviones de combate F-35 por un valor de 19.000 millones de dólares canadienses (14.200 millones de dólares). El temor a depender excesivamente de Estados Unidos para futuras actualizaciones y mantenimiento ha impulsado a Ottawa a buscar alternativas.
Steve Jeong, en una declaración reveladora, comparó la situación actual de Canadá con la que enfrentó Corea del Sur en el pasado. “Tuvimos los mismos problemas con los estadounidenses. Para nuestra armada, todo dependía de ellos, pero Estados Unidos seguía subiendo el precio. Así que nos enfadamos y nos desarrollamos por nuestra cuenta”, explicó. Este proceso llevó al desarrollo de una “poderosa industria de defensa” en Corea del Sur, que ahora le permite ofrecer soluciones avanzadas y competitivas a nivel global.

La propuesta surcoreana va más allá de una simple transacción comercial. Al ofrecer transferencia de tecnología y la creación de instalaciones de mantenimiento locales, Corea del Sur busca establecer una relación de largo plazo con Canadá. Este enfoque no solo fortalecería la capacidad de defensa canadiense, sino que también impulsaría su autonomía industrial en el sector militar, reduciendo su dependencia de proveedores externos.
Para Corea del Sur, esta colaboración representa una oportunidad para consolidar su posición como un exportador líder de tecnología de defensa, mientras que para Canadá, podría ser el inicio de una nueva era en su política de seguridad nacional. En un mundo cada vez más inestable, la diversificación de fuentes de defensa y la inversión en tecnología propia se han convertido en prioridades estratégicas.
La visita de la delegación surcoreana marca un hito en las relaciones de defensa entre ambos países. Con su oferta de submarinos KSS-III, acceso a tecnología avanzada y colaboración industrial, Corea del Sur no solo ofrece soluciones inmediatas a las necesidades de Canadá, sino también una visión a largo plazo para fortalecer su autonomía en materia de defensa. En un contexto global marcado por tensiones comerciales y geopolíticas, esta alianza podría ser un ejemplo de cómo la cooperación estratégica puede transformar el panorama de la seguridad nacional.
Referencias: Joongang IIbo, Reuters