Los recientes enfrentamientos en el Mar Rojo han puesto de manifiesto un desafío logístico significativo para la Armada de Estados Unidos, debido a la urgencia de recargar misiles mientras sus buques están involucrados en combate, contra los huties de Yemen.
Washington, Estados Unidos – En el contexto de una región marcada por tensiones crecientes y enfrentamientos constantes, la Armada de Estados Unidos se encuentra ante un desafío estratégico crucial: mantener la operatividad de sus buques en combate sin interrupciones prolongadas. Mientras sus fuerzas enfrentan a los hutíes, respaldados por Irán, en el Mar Rojo, la necesidad de soluciones logísticas innovadoras se ha convertido en una prioridad para las operaciones militares estadounidenses.
La amenaza hutí en el Mar Rojo
Desde octubre de 2023, los hutíes han intensificado los ataques con misiles balísticos, drones armados y otras formas de armamento avanzadas en la región del Mar Rojo, un área estratégica que conecta Europa, Asia y África a través de rutas marítimas vitales para el comercio global. En respuesta, la Armada de Estados Unidos ha desplegado una variedad de recursos —incluidos cruceros, destructores, aviones y submarinos— con el objetivo de proteger tanto sus intereses como los de sus aliados. Durante los últimos 15 meses, las fuerzas estadounidenses han interceptado más de 400 amenazas hostiles, un esfuerzo que, según los registros, ha requerido el uso de al menos 380 costosos misiles y cientos de proyectiles de artillería.
Sin embargo, este esfuerzo ha planteado un obstáculo significativo: los buques de guerra se ven obligados a retirarse temporalmente del teatro de operaciones para reabastecerse de municiones. Este problema no solo interrumpe la capacidad de respuesta inmediata, sino que también deja un vacío estratégico que podría ser aprovechado por las fuerzas hostiles.

TRAM: La posible solución en alta mar
En un esfuerzo por resolver esta limitación, la Armada está explorando la implementación de un innovador sistema de reabastecimiento de municiones conocido como «método de recarga transferible en el mar» (TRAM, por sus siglas en inglés). Esta tecnología permitiría a los buques rearmarse mientras se mantienen en operaciones en alta mar, eliminando la necesidad de regresar a puertos distantes o instalaciones de apoyo, como las ubicadas en Bahréin o Grecia.
El concepto TRAM se sometió a una prueba exitosa en octubre de 2023, cuando el buque de apoyo logístico USNS Washington Chambers transfirió un misil al crucero USS Chosin. La operación, realizada mediante un sofisticado sistema de cables y poleas, demostró que el reabastecimiento en alta mar es técnicamente posible. Sin embargo, este método aún se encuentra en la fase de prueba y perfeccionamiento antes de su implementación generalizada.
«Este desarrollo cambiaría las reglas del juego en el ámbito marítimo, especialmente en áreas donde las condiciones geográficas y la distancia de las bases aliadas complican el acceso logístico», afirmó el secretario de Marina, Carlos Del Toro, subrayando la importancia de acelerar la implementación de tecnologías como TRAM.
Costos crecientes y lecciones aprendidas
La intensificación de los combates en el Mar Rojo no solo ha planteado retos operativos sino también económicos para el Pentágono. Cada misil disparado contra una amenaza representa una inversión significativa, con costos que oscilan entre los 2 y los 28 millones de dólares cada uno, dependiendo del modelo empleado. Además, los sistemas avanzados de misiles, como los SM-2 y SM-6, están diseñados para neutralizar amenazas aéreas y marítimas de alta tecnología, lo que los convierte en recursos limitados y extremadamente valiosos.
Según cifras compartidas por el vicealmirante Brendan McLane en la Conferencia de la Surface Navy Association, la Armada estadounidense ya ha utilizado municiones por un valor sustancial en los últimos meses, incluyendo más de 120 misiles SM-2, 80 misiles SM-6, 20 Evolved Sea Sparrow (ESSM), entre otros. Este ritmo de consumo ha llevado a líderes militares a instar al Congreso a asignar nuevos fondos para restablecer las reservas y garantizar la sostenibilidad de las operaciones.
Pese a estos gastos considerables, los comandantes se mantienen enfocados en su misión principal. «Nuestra prioridad es proteger a nuestras fuerzas y a la región, sin importar los costos asociados», señaló McLane, en un claro mensaje de compromiso con la seguridad y estabilidad en el Mar Rojo.

Un incidente que reaviva las preocupaciones
Aunque la Armada avanza con determinación en su lucha contra las amenazas hutíes, los riesgos inherentes a las operaciones militares quedaron en evidencia tras un incidente de fuego amigo ocurrido en diciembre de 2023. Durante una confusión en el combate, el crucero USS Gettysburg derribó accidentalmente un caza F/A-18 Super Hornet estadounidense. Este episodio, actualmente bajo investigación, expone los desafíos de coordinación y precisión en un entorno donde las decisiones deben tomarse en fracciones de segundo.
El secretario Del Toro destacó que el incidente es un recordatorio de los peligros de operar en zonas de alta tensión y reiteró que se están revisando todas las investigaciones y protocolos para minimizar el riesgo de futuras tragedias.
Una estrategia global en evolución
Más allá del Mar Rojo, las aspiraciones para el sistema TRAM y otras innovaciones logísticas cobran una mayor importancia en un escenario mundial donde la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico también representa un desafío estratégico para Estados Unidos. «Esta tecnología no es solo una herramienta táctica para el Mar Rojo; será crítica en cualquier entorno donde no tengamos acceso inmediato a puertos o bases seguras», añadió McLane.
Además del desarrollo del TRAM, la Armada estadounidense está reforzando su arsenal con otras medidas tecnológicas, como el uso de láseres de alta energía para la intercepción de drones, una herramienta más económica en comparación con los misiles. De este modo, las fuerzas buscan no solo ser efectivas operativamente, sino también eficientes económicamente, evitando un desgaste financiero inabarcable.

El futuro de las operaciones marítimas
Frente a un panorama complejo de desafíos logísticos, económicos y estratégicos, la Armada de Estados Unidos está replanteándose la forma en que opera en el contexto de conflictos prolongados. Con aliados internacionales observando de cerca, la capacidad de las fuerzas estadounidenses para adaptarse, innovar y sostener su despliegue en zonas clave como el Mar Rojo será decisiva no solo para las operaciones actuales, sino también para definir el futuro de la guerra naval en el siglo XXI.
Referencias: The War Zone, The Washington Post