En un suceso de alto interés geopolítico, el gobierno de China ha otorgado permiso para realizar una inspección dirigida al granelero Yi Peng 3, sospechoso de estar involucrado en el corte deliberado de cables submarinos situados en el mar Báltico.
Estocolmo, Suecia – Esta decisión llega semanas después de que las autoridades suecas solicitaran autorización para investigar al carguero, bajo la acusación de haber anclado intencionadamente en áreas críticas, afectando infraestructuras clave de telecomunicaciones en la región.
El incidente, que tuvo lugar en noviembre, provocó la rotura de al menos dos cables submarinos en la Zona Económica Exclusiva de Suecia y generó preocupaciones tanto en el ámbito económico como en el estratégico, dado que estas infraestructuras subacuáticas son fundamentales para garantizar el flujo de datos a nivel global y regional. A pesar de las sospechas, las regulaciones internacionales complicaron las acciones inmediatas para someter al granelero a un abordaje, ya que este se encontraba inicialmente en aguas internacionales.
Investigación bajo estrictos límites legales
La investigación ha encallado en cuestiones de soberanía y jurisdicción. Aunque el supuesto sabotaje tuvo lugar en aguas bajo la jurisdicción económica de Suecia, el Yi Peng 3 enarbola bandera china, un factor que implica la necesidad de la autorización del país asiático para encarar cualquier intervención a bordo. Tras largas negociaciones, China finalmente ha dado el visto bueno, pero con condiciones restrictivas: el abordaje estará liderado por las autoridades chinas, mientras que los equipos suecos solo podrán actuar como observadores y no tendrán la posibilidad de interrogar directamente a la tripulación.
El carguero, que permanecía anclado en las aguas internacionales de la zona del Kattegat desde noviembre, ha sido objeto de vigilancia por parte de embarcaciones policiales suecas, danesas y alemanas. No obstante, tanto Dinamarca como Alemania han señalado que no tienen bases legales para intervenir de manera unilateral, dado que el buque no había sido sorprendido en flagrante violación de las normativas en su territorio jurisdiccional.

Un caso que despierta sospechas geopolíticas
La evidencia recopilada hasta ahora ha intensificado la controversia. Según un informe de la cadena de noticias danesa TV2, imágenes subacuáticas obtenidas mediante drones operados remotamente (ROV) habrían identificado rastros de un ancla moviéndose a lo largo de la ruta cubierta por el Yi Peng 3, con marcas visibles justamente en la zona donde el barco redujo su velocidad cerca de cables submarinos estratégicos. Este hallazgo resulta consistente con la teoría de que el carguero podría haber maniobrado deliberadamente para dañar estas infraestructuras.
Aún más preocupante es la hipótesis barajada por los investigadores suecos, quienes sugieren que este acto pudo haber sido llevado a cabo en colaboración con los servicios de inteligencia rusos. Las tensiones en la región del Báltico han escalado en los últimos años, con el telón de fondo de una creciente actividad militar y diplomática, factores que hacen plausible la posibilidad de que un acto de sabotaje de esta índole se inscriba en un contexto de guerra híbrida.
Los cables afectados son esenciales no solo para las telecomunicaciones regionales, sino también para el flujo de información financiera y estratégica desde y hacia Europa. Ante esta situación, expertos en seguridad advierten sobre el peligro de que acciones similares sigan ocurriendo, señalando la vulnerabilidad inherente de las infraestructuras submarinas.
Cooperación internacional en un contexto tenso
Pese a las reservas del gobierno chino y la complejidad diplomática que rodea el caso, las autoridades de Suecia, Dinamarca y Alemania han reiterado la necesidad de actuar dentro del marco del derecho internacional. La cooperación en este sentido, aunque limitada, sienta un precedente sobre cómo los países pueden tratar casos transfronterizos relacionados con daños a infraestructuras críticas de naturaleza sensible.
Sin embargo, analistas internacionales cuestionan la transparencia y efectividad del abordaje. Que la inspección esté liderada exclusivamente por equipos chinos podría limitar la obtención de pruebas determinantes, dificultando así cualquier acción legal futura por parte de Suecia o sus aliados europeos.

Consecuencias a la vista
El desarrollo de este caso marcará un punto de inflexión en cómo se gestionan las tensiones relacionadas con la infraestructura estratégica en regiones como el Báltico, donde confluyen intereses económicos y geopolíticos de diversas naciones. Además, pone de relieve la urgencia de mejorar las medidas de vigilancia y protección en torno a estas infraestructuras críticas.
Por ahora, el mundo observa con atención los resultados de este abordaje, ya que más allá del debate técnico o legal, lo ocurrido con el Yi Peng 3 podría tener implicaciones duraderas en la relación entre China, Europa y otros actores claves en el tablero internacional. La pregunta no es solo si el granelero cortó deliberadamente los cables, sino qué mensajes o consecuencias se derivarán de este delicado incidente.
Referencias: SRN News, Edición CNN