Durante un discurso en Arizona y mediante publicaciones en su plataforma Truth Social, Trump catalogó los peajes como «excesivos» y tachó a Panamá de realizar cobros «injustos» que perjudican a la Marina y al comercio estadounidense. Además, sugirió la posibilidad de tomar medidas drásticas, incluida la improbabilidad de recuperar control sobre esta vía estratégica.


Panamá, Panamá – El Canal de Panamá, una pieza clave para el comercio marítimo global, conecta los océanos Atlántico y Pacífico a través de un corredor de 82 kilómetros que reduce significativamente las distancias de navegación. Esta obra monumental, que fue construida a principios del siglo XX bajo la dirección de Estados Unidos, permaneció bajo administración norteamericana hasta que, en 1999, su gestión fue transferida a Panamá como resultado de los Tratados Torrijos-Carter, firmados en 1977.

Acusaciones y tensiones

Durante su intervención, Trump calificó las tarifas del canal como una «estafa internacional» y lanzó críticas hacia la supuesta influencia de China en la región, advirtiendo que ninguna potencia extranjera debería tener injerencia en el funcionamiento del canal. Pese a sus duros señalamientos, reconoció que la soberanía del canal está en manos de Panamá, aunque insinuó que Estados Unidos podría verse forzado a tomar medidas si la situación no cambia.

«Es un abuso continuo contra el comercio estadounidense y una falta de respeto hacia nuestra nación», declaró Trump. Según el expresidente, las tarifas actuales imponen una carga innecesaria a los barcos estadounidenses, algo que considera incompatible con la posición estratégica que históricamente ha ocupado Estados Unidos en la protección y desarrollo de la infraestructura global.

La respuesta panameña

El gobierno de Panamá, encabezado por el presidente José Raúl Mulino, no tardó en responder a las declaraciones del expresidente estadounidense, defendiendo firmemente la soberanía del país sobre el canal. Mulino calificó las afirmaciones de Trump como «infundadas y contrarias a la realidad del comercio internacional» y descartó categóricamente cualquier posibilidad de que Estados Unidos pueda reclamar control sobre la vía interoceánica.

“La soberanía de Panamá sobre el Canal de Panamá no está en discusión. Es un activo estratégico, pero también es nuestro legado histórico, económico y cultural. Los peajes son establecidos bajo estrictos criterios técnicos y financieros para garantizar la operación eficiente de esta vía que beneficia al comercio global”, señaló Mulino en una intervención televisada.

El mandatario también explicó que las tarifas varían según el tamaño y tipo de embarcaciones y están destinadas al mantenimiento y modernización de la infraestructura, que requiere inversiones constantes para cumplir con las demandas del comercio marítimo en pleno siglo XXI. De hecho, los ingresos generados por el canal representan una parte significativa del PIB panameño, con un aporte de casi 5 mil millones de dólares el último año fiscal.

Un pilar del comercio marítimo mundial

El Canal de Panamá es mucho más que una simple vía marítima; es una arteria vital para el comercio global. Cerca del 5% del tráfico marítimo mundial utiliza esta ruta para transportar bienes esenciales como productos de consumo, automóviles y gas natural. El uso del canal permite a los barcos evitar la compleja y costosa ruta alrededor de América del Sur, que incluye el Estrecho de Magallanes o el dificultoso Pasaje de Drake.

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP), encargada de su administración, subraya que los gastos operativos y las inversiones en infraestructura son esenciales para mantener la competitividad de esta vía, considerada uno de los mayores logros de la ingeniería mundial. Entre las recientes mejoras se incluyen la Expansión del Canal, concluida en 2016, que agregó un nuevo juego de esclusas para permitir el paso de embarcaciones más grandes.

En ese sentido, expertos destacan que los costos de los peajes no son impuestos de manera arbitraria, sino que responden a un equilibrio entre la necesidad de cubrir los costos operativos y la importancia de mantener la viabilidad del comercio. “Cualquier insinuación de interferencia externa amenaza con poner en riesgo no solo la estabilidad de Panamá, sino también la confianza de los mercados internacionales”, advirtió un consultor experto en logística marítima.

Polémica persistente

Las declaraciones de Trump han generado una amplia variedad de opiniones en la comunidad internacional. Por un lado, hay quienes ven en sus palabras un intento de fortalecer la posición de Estados Unidos en la región. Por otro lado, también hay críticas hacia el tono beligerante empleado, que podría generar tensiones innecesarias con un aliado estratégico como Panamá.

El profesor Michael Andrews, experto en relaciones internacionales de la Universidad de Harvard, advierte que reclamar un posible control sobre el canal sería un asunto delicado tanto en el ámbito diplomático como en el económico. “El Canal de Panamá es, sin duda, un activo esencial para el comercio global, pero intentar volver al statu quo de control estadounidense sería incompatible con los principios del derecho internacional contemporáneo”, explicó.

Entretanto, las autoridades panameñas reiteran que cualquier insinuación que contradiga la soberanía de Panamá es una falta de respeto a los tratados internacionales vigentes. La posición del gobierno panameño refleja la firme determinación de mantener el canal como un símbolo de su autonomía y fuente de desarrollo económico.

Una vía crucial bajo el escrutinio global

La importancia del Canal de Panamá trasciende las fronteras de América, pues su funcionamiento afecta directamente a las cadenas globales de suministro. Con cada día que pasa, miles de toneladas de mercancías, desde productos perecederos hasta maquinaria pesada, atraviesan sus esclusas, consolidando su lugar como un eslabón vital en la economía mundial.

En este contexto, cualquier disputa o amenaza que involucre al canal tiene un impacto desproporcionado, no solo para Panamá y Estados Unidos, sino también para los miles de empresas y gobiernos que dependen de esta ruta. Por ello, el Canal de Panamá no es simplemente un tema de estratégica relevancia, sino también un reflejo de cómo los acuerdos internacionales pueden consolidar la prosperidad global cuando se respetan las reglas y los principios fundamentales.

La controversia que ahora se cierne sobre esta vía histórica subraya las crecientes tensiones en un mundo cada vez más conectado, donde el comercio, la diplomacia y la economía siguen siendo protagonistas en un escenario de constantes cambios.

Referencias:  Reuters, The Washington post