Nueva oportunidad para la Armada Argentina con los Buques anfibios clase San Giorgio (LPD)

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En la última década la Marina Militare (Armada Italiana) viene desarrollando un importante programa de renovación de sus unidades navales que se dirige al reemplazo de diversos tipos de buques, unos de ellos son los dos buques anfibios de la Clase San Giorgio.

Estos mismos fueron propuestos a la República Argentina, lo que podría tratarse de una posibilidad para recuperar las diferentes capacidades de la Flota de Mar argentina que en la actualidad se encuentran desequipado.

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Las conversaciones entre los ministros de Defensa de Argentina e Italia se enmarcan en el plan de reequipamiento de las Fuerzas Armadas argentinas y en el acercamiento en materia de defensa entre ambos países.


El Gobierno argentino busca fortalecer los vínculos de defensa con Italia a través de la adquisición de nuevos buques y aeronaves. En esta oportunidad el ministro de Defensa, Luis Petri, ha viajado el 3 de junio a Italia para negociar la compra del buque San Giorgio, un navío con capacidades que la Armada argentina no posee en la actualidad.

Las conversaciones entre los ministros de Defensa de Argentina e Italia se enmarcan en el plan de reequipamiento de las Fuerzas Armadas argentinas y en el acercamiento en materia de defensa entre ambos países. Esto se evidencia en el mantenimiento y reparación del buque escuela Américo Vespucio en el Astillero Río Santiago.

El encuentro entre los ministros Petri y Crosetto tuvo como objetivo principal fortalecer las relaciones bilaterales y la cooperación en defensa. Crosetto, ministro italiano, calificó el encuentro como «excelente» y destacó los vínculos históricos que unen a ambos países, los cuales servirán como base para aumentar la colaboración en áreas como las Fuerzas Armadas, la industria de defensa, la ciberseguridad y la inteligencia artificial.

Por su parte, Petri consideró muy productiva la reunión y señaló que la misma respalda la solicitud de Argentina ante la OTAN

El buque San Giorgio, de tipo «de asalto anfibio», tiene la capacidad de transportar tropas de infantería con todo su equipamiento, incluso el más pesado, y desembarcarlas sin necesidad de un muelle o puerto practicable. Esta es una capacidad que la Flota de Mar de la Armada argentina no posee actualmente, ya que no cuenta con este tipo de navío desde hace décadas.

La adquisición de este buque permitiria fortalecer las capacidades de la Fuerza Naval Argentina y proyectar un mayor alcance operativo, lo cual podría repercutir en su posicionamiento estratégico a nivel regional.

Reunión entre los ministerios de defensa de Argentina e Italia. Ministerio Defensa y Ministero Difesa. @MindefArg

La historia de la clase San Giorgio (LPD)

En el año 1984, la Marina Militare se embarcó en el desarrollo de una nueva clase de buques de guerra anfibios, con el objetivo de reemplazar a los obsoletos navíos de la clase Grado. Este proyecto, conocido como la «clase San Giorgio» o «clase Saints», fue diseñado para constituir el núcleo de la modernizada «Sea Projection Force», el componente anfibio de las Fuerzas Armadas italianas.

Los nuevos buques, clasificados como Muelle de Plataforma de Aterrizaje, en ingles Landing Platform Docks (LPD), combinaban las capacidades de un buque de transporte de carga (AKA) y un buque de desembarco (LSD). Esto les permitía llevar a cabo operaciones de desembarco indirecto en la playa, manteniendo la unidad nodriza a salvo de la línea costera y empleando embarcaciones intermediarias. Además, estos navíos estaban equipados para asumir misiones de asistencia humanitaria y ayuda en casos de desastres naturales, tanto a nivel nacional como internacional.

El diseño del nuevo LPD incluyó también la capacidad de funcionar como buque escuela, albergando a los Oficiales Cadetes de la Academia Naval durante sus cruceros de verano. Para acomodar esta función, se contempló una reconfiguración modular del hangar principal.

Los primeros barcos de la clase San Giorgio, bautizados con los nombres de Santos patronos italianos, fueron encargados al astillero Riva Trigoso de Fincantieri en Sestri Levante, Génova. El primer buque, el San Giorgio, se colocó en gradas el 27 de mayo de 1985, seguido de cerca por su gemelo, el San Marco, el 28 de marzo del mismo año. Posteriormente, se ordenó un tercer buque, el San Giusto, con un diseño ligeramente modificado, en agosto de 1991.

La clase San Giorgio representó un avance significativo en la capacidad anfibía de la Marina Militare, al tiempo que brindaba una plataforma versátil para diversas misiones, desde el desembarco de tropas hasta la asistencia humanitaria. Esta nueva generación de buques anfibios reforzó la proyección de poder y la capacidad de respuesta de las Fuerzas Armadas italianas en el ámbito marítimo.

LPD San Giorgio, mostrando sus capacidades para brindar apoyo a la población civil en catástrofes naturales durante el terremoto en Turquia de principios de 2023. @AviaciónArgentina.net

El componente anfibio de los despliegues de las Clases San Giorgio han tenido una importante presencia en cuanto a operaciones de esa índole y se han realizado varias actividades avanzadas en Francia, España, Turquía y Albania.


Capacidades y fichas tecnicas de la clase San Giorgio

La Armada Italiana (Marina Militare) cuenta con una clase de transportes de asalto anfibio conocida como San Giorgio, que cuenta con tres navios de esta clase, el San Giorgio (L 9892), el San Marcos (L 9893) y el más moderno el San Giusto (L 9894) que se caracteriza por su considerable capacidad de carga y despliegue.

Estos imponentes buques tienen una potencia nominal de 8.000 toneladas métricas cuando están completamente cargados, lo que les permite transportar una gran variedad de vehículos y personal. Disponen una longitud de 133 metros y una manga de 20,5 metros, los buques de la clase San Giorgio poseen un diseño optimizado para facilitar las operaciones de carga y descarga. La sección central de popa está diseñada como un catamarán, lo que permite albergar varias lanchas de desembarco en la cubierta principal. Además, cuentan con un muelle inundado en la popa, lo que facilita la entrada y salida de las embarcaciones.

En cuanto al armamento, estos buques cuentan con un cañón antiaéreo OTO-Melara de 76/62 mm, dos ametralladoras Oerlikon de 20 mm, dos lanzacohetes y un proyector de humo Simmel. Además, están equipados con una avanzada suite de sensores y sistemas de procesamiento, incluyendo radares de búsqueda, navegación y control de fuego, así como un sistema de guerra electrónica.

La capacidad de carga de la clase San Giorgio es impresionante, con espacio para acomodar hasta 350 infantes equipados, 30 vehículos blindados y otros vehículos de transporte. Además, cuentan con instalaciones médicas completas, incluyendo quirófano, clínica médica, consultorio odontológico y sala de rayos X.

Impulsados por una planta de energía diésel, los buques de la clase San Giorgio pueden alcanzar una velocidad máxima de 21 nudos y tienen un alcance de aproximadamente 4.500 millas náuticas a una velocidad de crucero de 16 nudos. Esta eficiente propulsión, combinada con el diseño optimizado del casco, les confiere una excelente autonomía y capacidad de despliegue. Sin dudas la clase San Giorgio representa una plataforma versátil y poderosa para las operaciones de asalto anfibio, con una impresionante capacidad de carga, armamento y sensores avanzados que les permiten cumplir una amplia gama de misiones.

Infografia del LPD Clase San Giorgio. Elaboración propia (@SonarAustral).
Ejercicio de desembarco del LPD San Giorgio. @marina.difesa.it

Importancia de los buques anfibios del tipo LPD

Los navíos anfibios del tipo LPD están diseñados para transportar tropas y vehículos, así como para operar con embarcaciones anfibias en su dique y con helicópteros en su cubierta de vuelo. Su objetivo primordial es llevar a cabo operaciones anfibias.

El papel del buque de asalto anfibio se diferencia del de un portaaviones, en cuanto sus instalaciones e instrumentación para operaciones aéreas tienen la función principal de albergar helicópteros para apoyar a las fuerzas en tierra, en lugar de dar soporte a los aviones de ataque.

Algunos diseños pueden desempeñar el rol de control marítimo, teniendo en dotación aeronaves para patrullas aéreas de combate y helicópteros para la guerra antisubmarina, u operando como una base segura para un gran número de aparatos de Despegue Corto y Aterrizaje Vertical (STOVL) que realicen apoyo aéreo a una unidad expedicionaria en tierra. La mayoría de estos barcos también pueden transportar o apoyar embarcaciones de desembarco, como lanchas de desembarco acolchadas por aire (aerodeslizadores) o Unidad de lanchas de desembarco (LCU).

Asimismo, sus misiones incluyen operaciones de mantenimiento de la paz y de asistencia humanitaria, mediante apoyo médico y quirúrgico en catástrofes naturales, ya que cuentan con un hospital a bordo de grandes prestaciones. Están capacitados para actuar como buque de mando alternativo de un Mando de Componente Marítimo, o tener capacidad de Mando y Control para servir como alternativa del Cuartel General del Mando.

La flota más numerosa de este tipo es operada por la Armada de los Estados Unidos, con los buques de la clase América, que entraron en servicio en 2014. Los buques de asalto anfibio también son operados por la Marina Real Australiana, la Armada de la Republica China Popular, la Armada de Egipto, la Armada de Rusia, la Armada de Francia, la Armada de España, la Marina de Brasil, la Armada de la República de Corea del Sur.

Ejercicio de desembarco del LPD San Giorgio. @marina.difesa.it

“Es caro crear y mantener una Armada, pero el no tenerla cuando se necesita puede resultar mucho más caro” – Ken Booth


¿Oportinidad o más de lo mismo para la Armada Argentina?

La Armada Argentina, como fuerza naval responsable de la defensa y seguridad marítima de nuestro país, enfrenta diversos desafíos geográficos, climáticos, militares y civiles que demandan la adquisición de un buque anfibio de la clase Landing Platform Docks (LPD). Estos buques versátiles y de gran capacidad de carga y transporte pueden desempeñar un papel crucial en el fortalecimiento de las capacidades de la Armada para responder eficazmente a las diversas situaciones que enfrentan.

Desde el punto de vista geográfico, la República Argentina se extiende a lo largo de una vasta región con más de 4.000 kilómetros de costa marítima y la presencia de numerosas islas, algunas de ellas remotas y de difícil acceso. Desde las cálidas aguas del Litoral Argentino hasta las gélidas condiciones de la Patagonia, nuestro país enfrenta desafíos logísticos y operacionales significativos, la adquisición de un LPD permitiría a la Armada proyectar su presencia y brindar apoyo logístico en estas áreas alejadas, facilitando el transporte de personal, equipo y suministros. Esto sería particularmente relevante en operaciones de rescate, evacuación y asistencia humanitaria en zonas insulares o de difícil acceso.

Además, las condiciones climáticas que prevalecen en gran parte del territorio argentino, caracterizadas por la presencia de vientos fuertes, oleaje intenso y variaciones de temperatura, representan desafíos significativos para la navegación. Un LPD, con su diseño robusto y su capacidad de operar en condiciones adversas, sería una herramienta invaluable para la Armada, permitiéndole mantener su presencia y operatividad incluso en situaciones climáticas extremas.

Desde una perspectiva militar y estrategica, la adquisición de un LPD fortalecería las capacidades de proyección de fuerza y despliegue de tropas de la Armada Argentina. Estos buques pueden transportar y desembarcar unidades anfibias, vehículos y equipos pesados, lo que los convierte en una plataforma crucial para operaciones de defensa y seguridad en todo el territorio nacional, incluidas las Islas Malvinas y otras áreas de soberanía. Además, la incorporación de este buque reforzaría el liderazgo regional de Argentina en materia de capacidades militares y de respuesta ante emergencias, posicionando a la Armada como un actor clave en el mantenimiento de la paz, la seguridad y la asistencia humanitaria.

Asimismo, en el ámbito civil, un LPD podría desempeñar un papel vital en la respuesta a desastres naturales y situaciones de emergencia. Estos buques cuentan con amplios espacios de carga, hospitales y facilidades médicas a bordo, lo que les permite transportar y proporcionar asistencia humanitaria de manera eficaz. En momentos de crisis, esta capacidad sería invaluable para la Armada Argentina, permitiéndole brindar un apoyo crucial a la población y las autoridades civiles.

Es claro de este modo, comprender que la adquisición de un buque anfibio de la clase LPD, como el San Giorgio o el San Jorge de la Marine , sería una inversión estratégica y valiosa para la Armada Argentina. A pesar de su antigüedad de 37 años, este tipo de buque, con su versatilidad y capacidades únicas, le permitiría a la Armada Argentina hacer frente a los desafíos geográficos, climáticos, militares y civiles que enfrenta el país. Sin embargo, adquirirlo debe ser considerado como un «medio» para un fin, y no como un «fin» en sí mismo.

Al fortalecer su presencia, proyección de fuerza y capacidad de respuesta, la Armada Argentina estaría mejor preparada para cumplir con su misión de defender la soberanía nacional, brindar asistencia humanitaria y garantizar la seguridad de los ciudadanos en todo el territorio. Pero, a su vez, la Armada debe seguir desarrollando un proyecto firme y continuo en el tiempo de una completa Estrategia Marítima y Naval, y junto con la conformación de una Fuerza Naval digna de los intereses y reclamos argentinos sobre la soberanía marítima, las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, así como sobre la Antártida.

REFERENCIAS

  • Zona Militar.
  • Minstero della Difensa, Marina Militare.
  • Naval Technology.
  • Blog de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina.
  • Seaforces.org.
  • El Perfil.

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